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viernes, 29 de noviembre de 2013

UN CANDOR DE PUPILAS




A veces, a menudo, con frecuencia, un candor de pupilas me delata; cola de pavo real y me arrebata y me enamoro así de una apariencia.
Entonces, sin dudar, la real presencia promete dicha eterna y desbarata miedos, prejuicios; me desnuda y ata al alocado amor y a la inconsciencia.
Pero después el tiempo muestra y mata con su revés de sombra, antes latencia, la simulada luz meliflua y grata,
y torna en decepción y en virulencia esa guerra que el odio fiel desata al defender su amor y su inocencia.
Amilcar Luis Blanco

martes, 26 de noviembre de 2013

Duros de soledad ...



"Dichoso el árbol que es apenas sensitivo
y más la piedra dura, porque esa ya no siente.
No hay dolor más tremendo que el dolor de estar vivo
ni agonía más grande que la vida consciente"
                                             Rubén Darío





Duros de soledad, como los leños,
como las mismas piedras, ateridos,
envueltos en silencios y sonidos,
huyendo a la quietud hasta en los sueños.

Fluyendo sin cesar; ambiguos dueños
de un mundo que nos debe sus sentidos
y que se cifra sólo en los latidos
trémulos del vivir en nuestros ceños.

Siendo gozar, sufrir, tristes, caídos,
levantados, augustos, halagüeños,
vencedores triunfantes y vencidos.

En el sernos del ser; y siendo empeños
de abandonar lo inerte, los ya sidos,
somos la nada viva  y sus diseños.

Amilcar Luis Blanco  (Pintura de Rob Gonsalves)

lunes, 25 de noviembre de 2013

La voz de Diana







Huele sin duda a cielo la mañana.
Guío mis pasos hacia el horizonte.
El viento, los gorjeos, desde el monte,
estallan como sílabas de Diana.

Hablan en una lengua sobrehumana
Y soy el instrumento, la rompiente,
de un sentido sensual y trascendente,
sumido en calma y  olas de nirvana.

Respiro sal y sombra, soy la fuente
Surjo desde mi ser, vibro en la gana
del aire, todo brisa transparente.

Mi sentir se hace tiempo, se desgrana.
Transcurre, se desliza y, envolvente,
me engasta en lo fugaz y me devana.

Amilcar Luis Blanco  (Diana. Autor: Simon Vouet. 1637. Óleo sobre lienzo, 102 x 141 cm. Royal Collection. London. Estilo: Barroco Francés)


Nana Mouskouri - Siboney

domingo, 24 de noviembre de 2013

Iguales a los ríos




















He soñado contigo de modo galopante,
de modo galopante e invisible
y en el sueño vestías de transparentes sedas
y era verano y sol,  sequedad y madera.

Pero soplaba el viento desde el mar y se abría
a partir de nosotros,  a lomos de un silencio de ebriedad ya furioso.
Nuestros cuerpos mojaban sus sitios de ardua prisa
en su carrera insigne al borde de las olas.

Y tu cuerpo y el mío latían y chocaban
contra el raudo torrente del aire y avanzaban
en la cabalgadura común, corcel airado
llevándonos a un tiempo huérfano de sentido.

Solamente las aguas nos daban el anclaje
íntimo de sabernos corrientes y vitales
iguales a los ríos que recorren los bosques
y vienen de las rocas que recogen las lluvias.

Cual Baco enardecido por el amor de Ariadna
siguiéndola en los reinos volubles de Neptuno
así se precipitan nuestros cuerpos de agua
henchidos de un transcurso de pasión y de nada.

Amilcar Luis Blanco  ("Baco y Ariadna" por Guido Reni)

viernes, 15 de noviembre de 2013

LA SOLEDAD



Nada me dice:- "Estás solo".
Aunque la casa esté vacía
o bien con mucha gente.
Aunque el alma esté vacía
o poblada de todas sus memorias.

La soledad no es un vacío
sino el total acompañamiento
de todas las cosas y los seres
con excepción de uno mismo.

La soledad acontece
cuando es uno el que se ha ido
de sí mismo.
Pero no del lugar,
ni siquiera del sólido cuerpo que es uno
y que sigue estando
y palpitante,
sino ¿cómo decirlo?
de la atención del serse,
de no tener oídos ya para oírse,
ojos para verse,
ni siquiera palabras desde las que decirse,
aunque todo funcione como siempre,
quiero decir los ojos, los oídos y las cuerdas vocales.

Estar solo es no estar con uno mismo
aunque se siga siendo
y no poder volver de nuestra ausencia,
estar presente en ella y extrañándonos.

Amilcar Luis Blanco

martes, 12 de noviembre de 2013

MUJER POETA



¿Cómo puedes tú, mujer poeta,
ser tan precisa en todo y enamorarme tanto?
Leo tus versos como si los bebiera
y me llenan de luz y sentido y de letra.
Siento latir tu vida adentro de tu canto
y tu voz me conmueve y tu manera.

Siento latir tu vida entre mi vida,
y me acuesto en dos aguas crecederas,
unísonas corriendo y en sus líquidos ejes
hay dos escalofríos que sin brida
se tocan y desbocan en dos enredaderas
y cubren la intemperie como elásticos flejes.

Rojo de tu pasión y de tus labios rojo
y de tu corazón y nuda tumescencia
allí donde en tensión tus humedades
vibran en lo recóndito me acojo
y te abrazo sin verte, cuerpo de transparencia,
te beso en un encuentro de púrpura y saudades.

Hay tal potencia en ti, tanta madera
que acostada sin fin en el crepúsculo,
en la ilusión de ser en que me aquietas,
dejé que la corriente de tu ser me corriera
haciéndome de arena ese corpúsculo
mezclándome en tu vida hasta que muera


Amílcar Luis Blanco  ("Otahi" oleo de Paul Gauguin)

lunes, 11 de noviembre de 2013

METEJÓN III




Ando llevándote por todos lados
y no me gratifica en absoluto.
Que estés debajo de las horas,
muda, sin expresión incluso,
con tus ojos de brillo de laguna
consultándome.

Amo tu cabellera contagiada de noche,
el recuerdo de tus yemas y tus uñas
acariciando mi paciencia a punto de estallar
y ese cuerpo que se encabrita y amarillea
sobre mis costillas inflamadas de ocasos.

Ando siempre buscándote
porque tu ausencia me embriaga,
jamás me deja en paz y así la siento
como si me necesitara.
La ilusión de tu cuerpo contra el mío golpea
igual a una marea
y después se evapora dejándome la espuma de tu risa.

Acaso mi ternura se ha convertido en piedra
sin que yo lo advirtiera
y te hayas ido dejándome tu ausencia
porque sea más vasta, mas completa,
que tu fugaz presencia
y ahora seas de agua, de sales y de vientos.

Amilcar Luis Blanco  ("Mujer bonita pintada al oleo" por Omar Ortiz)




sábado, 9 de noviembre de 2013

EL DESDÉN



































Tal como Dafne a Apolo lo rechaza,
en enhiesto y soberbio narcisismo
el de aquél que se burla con cinismo
y en el brocal de mi se posa y pasa.

cielos de amor y sol y vasta plaza
me hace perder en sordo paroxismo
de indiferencias quietas, de quietismo,
por rehuir la caricia y el donarla sin tasa.

El absurdo desprecio es alma escasa,
es no saber vivir. El ostracismo
ante el que abre a nosotros su coraza

nos arroja al abismo.
Sólo el sabio entregarnos nos enlaza
unos a otros y abre el egoísmo.

Amilcar Luis Blanco ("Apolo y Dafne" pintura de Antonio del Pollaiolo)

viernes, 8 de noviembre de 2013

TIEMPO III

Desde camas elévanse los niños,
ascienden a potencias de ciclones,
saltan y se convierten en aviones,
contemplan volumétricos aliños.

Desenvuelven sin límites sus vuelos
en las vastas praderas celestiales
y ejercen libertades a raudales
sobre ciudades, bosques, ríos, suelos.

Los vibrátiles vientos en sus pelos
les dan un tiempo de incesantes sales
nutrientes de sus álgidos anhelos

Ellos viven transcursos sin iguales
yerguen fulgentes de los desconsuelos,
surcan eternidades augurales.

Amilcar Luis Blanco (Pintura de realismo mágico de Rob Gonsalves)


TIEMPO II















De pronto el cielo azul, las nubes tizas,
entran por los magníficos portales;
de arcos de piedra y luna en los vitrales
y hablan desde ellos tres sacerdotisas.

Un transcurso de voces y de prisas
salen de las crisálidas vestales
susurran y se inclinan en cordiales
ademanes en largas sombras lisas.

Una mujer las mira en sus cabales,
pero absorta de ver sobre cornisas
entre columnas, en sus pedestales,

nubes vueltas en hábitos talares
como si desde pálidas cenizas
regresaran las voces insumisas.

Amílcar Luis Blanco  (Pintura de realismo mágico de Rob Gonsalves) 



TIEMPO







Después y antes de todo está el olvido,
entrambos lo perenne del instante
proyectándose siempre hacia delante
y recordando a tramos lo vivido.

Un selectivo adiós vive transido
del viaje al porvenir; un tren constante
sobre rieles diversos, visitante
de lábiles paradas,plurales en sentido.

Un convoy en la noche y un latido
atraviesa durmientes y piafante
en los sueños nos filtra su sonido.

Una aguda sirena sibilante
suena en la espesa sombra su silbido;
tiempo fugaz en pérdida incesante.

Amilcar Luis Blanco  (Pintura de realismo mágico de Rob Gonsalves)


martes, 5 de noviembre de 2013

METEJÓN 2.-






















Amo tus manos, tus mejillas de arena,
vale decir tu sed y tus deseos.
Pero también tus ojos, oscuros camafeos
donde la aciaga muerte pondrá el punto y la pena.

Amo tus soledades que forman la cadena
de lutos, desencuentros y menudos arreos
de un enjambre de gozos, dulzores y floreos
ahondando una tristeza de pálida condena.

Amo tu boca abriéndose, azucena
de tu risa vertiente de trinos y gorjeos,
tu vientre que a mis besos les hace una patena.

y esa frente pequeña envuelta en los pareos
de luces y colores, enfática y morena,
y que seas la base cordial de mis mareos.-


Amilcar Luis Blanco (Pintura de Paul Gauguin)





domingo, 3 de noviembre de 2013

AJEDREZ



Aburrimiento alfil, aburrimiento,
tedio, rutina, tedio,
cruza oblicuo su recta, su charada.
Salta el caballo de briosa grupa,
cabalga hacia las torres almenadas,
sabiéndose ser riesgo de caer contra peón
o herido mortalmente por dama o recio alfil
o en cruel postura,
por el trote largo y vengativo de otra cabalgadura.

Batalla del moverse entre tanta quietud amenazante;
la del damero, el suelo que se explaya,
repetido, en idénticos rectángulos y en actitud rampante;
la de la decrepitud y el cálculo del día estrechado por ritos de medalla,
caminos que otros pensaron para tumbar coronas sin metralla.
Pero la dama llama, alta en ser, poderosa,
su belleza reclama, su promesa reposa.

Vagas triangulaciones comienzan en las frentes,
en las efigies vivas que ordenarán las filas
y lanzarán, preñados de estrategia, las tácticas, los puentes
y los ojos sus fuegos, sus estrellas, brillantes o tranquilas.
Y las manos precisas, arañas colectoras, en fatigosa calma
recogerán las piezas donde la espera ensalma
cautelosas estancias;
que en los labios dibujan los tiempos y las ansias.
El ajedrez se juega, se sufre desde el alma.

Amílcar Luis Blanco

viernes, 1 de noviembre de 2013

METEJÓN




He querido tenerte calentándome contigo hasta el delirio
y la luna sin conseguirlo y también te he tenido sobre mí
cabalgando como walkyria amazona y jineta sin miramientos.
He pasado días desesperados teniéndote
con esos ojos negros profundos que enmarcan tu cara
dentro de mi desde mis ojos hasta mi corazón toda entera padeciéndote
porque estabas sin estar es decir que tu ausencia me carcomía sin piedad.
Me he poblado de sequedades desérticas esperando las aguas
de tus jugosas entrepiernas para jugar entre sus cataratas.
He soñado contigo y caminado a tu lado y estrechado tu cuerpo y tu vientre
en un baile de oscuridades y relentes de modo patente como en la vigilia
porque me has hecho promesas agudamente gozosas para mí que nunca cumplirías
según supe al despertar de tantos deleites.

En las calesitas y los cines y los parques nocturnos donde el viento preña las copas de los árboles
y después transcurre y silba despreocupado como un proxeneta satisfecho que cobró
su dinero de las minas sinuosas y ampulosas que se le regalan sin escatimarse
y cubren sus miedos gigantescos con caricias y calculadas felaciones
mientras los gatos y las gatas fornican en la más absoluta intemperie
he pensado en tus dotes corporales como quien imagina estar ante la torre Eiffel o bajo el arco de triunfo
en la noche parisina sin que se me note.

Estoy hecho entonces de tribulaciones por culpa de tu garganta y sus tragos que me engullen todavía.
Vengo siempre de verte de tenerte y tocarte y estrecharte y cojerte en todas las silábicas posiciones
que mi ansiedad y mi respiración me permiten.
Aún entonces te sufro y aspiro todos tus aromas y me postro y acuesto entre tus muslos y pantorrillas
y me dejo transportar cuando te chupo y te beso y te lamo y tomo con mis manos ávidas tus glúteos
y tomo con mis manos ávidas tus carnes o tus propias manos que aprieto al ritmo de mis latidos
tensos y desenfrenados en este metejón que me lleva y trae hecho ansiedad puro deseo bajo el océano de tu densidad de tus atmósferas.-

Amílcar Luis Blanco   (Artemisia Gentileschi "Susana y los viejos")