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sábado, 28 de mayo de 2022

LOS DIARIOS



 

Los diarios que traen malas, que traen tristes noticias,

de crímenes, desgracias, incendios, violaciones,

deberían imprimirse sobre páginas negras

y con letras bien blancas antes de mudarse a sus destinos.

 

Ellos desencuadernan entre manos multitudinarias

las almas de todos nosotros, las deshojan y también las desojan.

Nos dejan las catástrofes inscritas y también las mentiras

disfrazadas de verdades pendientes de palabras y silencios.

 

Pero aun los que piensan y son independientes

desgranan en sus páginas de óbitos y avisos y horóscopos

rituales de cenizas y ese negror gotea hilvanando los días

y las agendas de un falso pasatiempo.

 

Nos distraen sin embargo de la muerte tenaz y millonésima

que llega a cada puerto de nuestra piel y nuestro miedo

mientras en la mansedumbre de la mesa familiar

componemos las palabras cruzadas.

 

Después se irán a sus destinos de envoltorios

de forros absorbentes de tachos de basura

o de primeras víctimas del fuego antes de los asados

y llevarán mezclándolas entre sus tintas partes de nuestras almas.

  Amílcar Luis Blanco

sábado, 7 de mayo de 2022

FIESTA



Hay sacacorchos, abrelatas, vasos, migas de pan,

y tortas y masitas,  papeles y botellas

sobre las blancas mesas lucen platas de  estrellas

mientras  ojos y  piernas mueven el puro afán.


Y las parejas giran en la pista  y están

admirados de verse entre raras centellas

de una luz cenital. Altas  cejas las bellas,

envueltas entre  risas y vuelos de champagne.


Sobre una silla duermen dos niños fatigados. 

Sus padres los contemplan ahitos y cansados

La música, las luces, las pálidas sonrisas,


las frentes, las mejillas anhelando las brisas,

hartas y acaloradas de alcoholes y bocados

pondrán fin a la fiesta en corredoras prisas.


Amilcar Luis Blanco




martes, 3 de mayo de 2022

 

CASI PARA SIEMPRE

 




Yo sabía que el mar estaba ahí

pero no quería irme

porque esperaba verte.

Esperaba ver tu traje de agua

y tu sonrisa de centella

y tus ojos golpeando la luz

como dos zafiros acurrucados en la niebla.

Esperaba ver el edificio

de tu cuerpo sobre la arena,

pisándola,

fabricando la sombra del triunfo,

con el arco de tus piernas.

Unas leves tinieblas

extendidas sobre la sabana de arena.

PERO A LA VEZ SOÑABA

que estábamos en PARIS,

junto a la torre Eiffel

y respirábamos el glamour

y la irreprimible nostalgia

de su cielo

que después extrañaríamos

casi para siempre.


Amílcar Luis Blanco (Pintura de Marc Parmentier)