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miércoles, 31 de diciembre de 2014

LA BELLEZA






"La belleza es el nombre de algo que no existe, que yo doy a 
las cosas a cambio del placer que me producen."
Fernando Pessoa

Lo que hay en realidad son torbellinos de silencio,
columnas de irrealidad abiertas hacia lo imposible
y esa manera tuya de llamarme con tus ojos
a la que no puedo resistirme.

Lo que hay en realidad son olvidos, sucesivos, arracimados,
para que pueda sentirme exento de mundo y sufrimientos y despedidas.
Sólo así puedo sentarme a considerar los primores del horizonte
y apoyar mi cabeza en las dunas de tus pechos inacabables sin pensar en nada.

La belleza es producto  del extremado alambique en el que el pudor y la inocencia,
  hirviendo juntos, apartan los venenos 
y destilan una transparencia de buenos humores;
un vino añejo bebido en algunos segundos cuyo fulgor embriaga de esperanza para siempre.

Amilcar Luis Blanco (Pintura de Juan Carlos Boveri)

sábado, 27 de diciembre de 2014

Asalto a la colina de Wireless Ridge




Quién estaba en su sitio aquél infausto día
cuando la carne ardía
y el horizonte se inflamaba de preguntas.

La primera bala silbando en el espacio de los pájaros.
Las trincheras abiertas
mostrando ultrajes viscerales.

El día en franca retirada
pero permaneciendo entre humos de misiles
entre gritos y ayes y estremecimientos.

La intemperie de las llagas
erizándose de mundo omnipresente
y el alma pájaro tiritando.

Quién estuvo en su sitio en lo arduo del viento,
los ojos como cicatrices oteando el alrededor
mientras todas las sombras clamaban por las orillas.

Amilcar Luis Blanco ("Malvinas, asalto a la colina de Wireless Ridge")

lunes, 22 de diciembre de 2014

EL INFINITO



Nadie tiene por qué saber dónde descansa el infinito,
si es que descansa, digo.
Quizá en el horizonte, en cualquiera.
En la juntura del mar con el cielo,
de la ciudad con el cielo,
de la llanura con el cielo.
En la noche estrellada de Van Gogh.
Pero en todos los casos siempre más allá,
como para que no le podamos echar mano.

Cuando era pibe miraba las frentes altas y despejadas
y pensaba en el infinito sin saberlo,
esas frentes me lo inspiraban y en general casi todo:
las casas despobladas, mis mareos,
el despertarme sin saber dónde estaba,
el recordar el mundo con el que había soñado
y darme cuenta de que no tenía nada que ver
con el mundo en el que vivía.

Es decir, cuando era pibe, el infinito estaba en todas partes,
cundía por todos los rincones como los vientos y las lluvias
pero, hasta cierto punto se escondía, aparecía y desaparecía.
Hoy no, hoy insiste, en cada ausencia, en cada muerte,
como si quisiera ir descomponiendolo todo.
Se ha vuelto obsesivo, soberbio y jactancioso, hasta petulante.

Él sabe que nosotros formamos parte de él.
Por eso se resiente cuando lo ignoramos.
Cuando intentamos desprendernos y adquirir autonomía.
Pero yo se también que soy un infinito sin memoria de serlo.
Por eso me rebelo contra él, lo olvido, lo trato con desdén
y no se si descansa, no lo creo

Amilcar Luis Blanco ("Una noche estrellada", pintura de Vincent Van Gogh)

SU DESNUDEZ



Aunque ella no se ve la ven las otras,
la miran desde innúmeras ventanas.
Su desnudez la viste por entero.

Un rictus de silencio y luz,
sombra y tristeza
le sube al rostro.

Y el empeine y la larga pantorrilla,
los muslos, hombros, brazos y manos
persiguen distraídos el rictus de su rostro.

Ella tiene su tiempo en la mirada
más que quien la retrata;
el que trabaja su imagen en la tela.

Amilcar Luis Blanco ("Laca china", Oleo de Gregorio Lopez Naguil)

domingo, 21 de diciembre de 2014

FUGA Y MISTERIO



Este dolor arranca,
hace fuga salvaje
desde mi costado
a todas partes.

Este dolor es mundo,
es no ser desmembrado
de otro ser hacia instantes.
Sale desde las vísceras.

Huye del cuerpo sí,
porque el cuerpo es memoria,
heridas y caricias
de un fermento de barro.

Además lleva un ritmo;
turbias maneras, manos;
un trozo de tiniebla
y corazón latiente.

Este dolor es mundo
abriéndose al costado.
Hijo infiel de la sombra
y la pasión y el parche.

El percutido parche
dando sones de  vientre,
de interior maltratado
y ausencias y espejismos.

Diciéndonos todo se va,
todo se pierde.
La fe apaga su grito
en el espacio inacabable.

Amilcar Luis Blanco (Reproducción de un fragmento del "Guernica" de Pablo Picasso)

Fuga y misterio

sábado, 20 de diciembre de 2014

SOMOS EL OTRO


“ …si somos la misma cosa, tu, yo,
Por eso soldado yo, no he de malquererte tú …”

         Nicolás Guillén











Somos el otro permanentemente.
El otro sin coherencia, sin guarida.
Y aunque cambie el color, la misma herida
nos duele. Igual amor nos da la vida.

Marchamos juntos hacia igual salida,
Nuestro sufrir, gozar, no es diferente
Sólo nuestro egoísmo hace doliente
el distanciarnos siempre sin medida.

No nos damos la cálida acogida
El abrazo interior y deferente
Somos constelación en despedida,

fragmentada en adioses. Imponente
el desamor nos gana la partida
Nos damos soledad y mutuamente.

Amílcar Luis Blanco (Fotografía del gran poeta cubano Nicolás Guillén)


Nosotros





“ …. Y el hombre, pobre el hombre, vuelve sus ojos como
cuando por sobre el hombro lo llama una palmada,
vuelve sus ojos locos y todo lo sufrido
se empoza como un charco de culpa en la mirada”

Cesar Vallejo “Los heraldos negros”




Los hombres siempre sucios de quietismo,
como usted, como yo, como cualquiera;
nos exhibimos  mansos en la espera
de aguantar el morir, driblear su abismo.

No esquivamos el necio paroxismo
de vernos elegantes, bien por fuera,
aunque dentro nos falte el alma entera,
y aterrados finjamos con  cinismo.

La culpa nos carcome,  la frontera
mortal nos ronda en pálido exorcismo;
no acertamos romperla; su madera

ya nos cerró en su caja de mutismo
La nada que ya somos desespera,
se enmascara en inútil estoicismo.


Amílcar Luis Blanco (Imagen de Cesar Abraham Vallejo Mendoza, tomada de una fotografía del genial poeta peruano en 1929)

miércoles, 17 de diciembre de 2014

TU BOCA


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¡Qué universal tu boca amparadora
de sombras quebrantadas y de auroras,
empalagada por las dulces horas,
empalagada y empalagadora!
¡Cuántos filos de alas a tus dientes
pusieron su mordaza labio a labio
y cuántas, amadora, partió tazas
con otras secas llagas, dulcemente!

Hoy me llegan sus besos transportados en alas,
con deseos, temblores y secretos.
Los recibo en el viento y te espero en las ralas
regiones de las sangres y los retos,
donde la piel se eriza de relentes,
alientos y sudores y lágrimas vivientes
que nos tienen activos y sujetos
a la honda ternura turgente de los lechos,
cogidos en sus sombras como humanas serpientes.

¿Hecha un agua surgente de piedras y de llanos
acaso la lujuria nos mojará las manos,
parirán una estrella lúbrica nuestros cuerpos
y fundirán un puente de luz a nuestras ganas
de quedarnos el uno con el otro en su centro
en un alrededor de auroras y campanas
o serán solamente latidos, pisadas de gentíos,
relojes, caravanas, huecos y desvaríos?


Amilcar Luis Blanco  (Oleo de Kim Sung  Jin)

EL CORAZÓN ME LATE






El corazón me late con desmayados cantos
que son como convoyes sobre rieles, en mis sienes,
resonando en mi pecho de oquedad sin sostenes,
versos y pensamientos de demonios y santos,

Y al corazón lo abruman trepidantes andenes,
lo invitan a esperanzas, miedos, muertes y llantos;
lo empujan a sentirse exento y sin encantos,
expatriado del mundo, subido a raudos trenes.

Vivir es arduo viaje, lo se ¿Lo saben cuántos?
Porque a diario me enredo en pérfidos retenes
de gentes que acumulan avaras en sus mantos

pocas riquezas de alma en ostentosos bienes
y sus vidas se escapan en furtivos quebrantos.
Pero el latido avanza en cantos y en vaivenes.

Amilcar Luis Blanco

domingo, 14 de diciembre de 2014

OJOS NEGROS


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Ojos de negra femenina y moza,
del color de la noche o del café;
llamas del fuego frío de una rosa
que tiene pétalos de sed.
Miradas, como largos ríos de luna,
como rieles de luz sobre las aguas
de membruda laguna
evocan tus enaguas
y la lánguida hambruna
que se precipitaba
después que nuestros cuerpos las cuerpeaban.

Ojos de negra noche substanciada
por sideral negrura de infinito
que de hondura inflamaban mi apetito
y de beberme en vino tu mirada.
Nos mirábamos sucios, mundanales,
hiriéndonos con recias estocadas,
con ojos como lánguidos puñales,
clavándonos los filos de celosas porfías
en mil duelos fatales
cambiando nuestro bien por bruscos males
en que desfallecían,
en absurdas orgías
goces como acosadas fantasías.

Amilcar Luis Blanco (Pintura de Cesar Santos)

sábado, 13 de diciembre de 2014

Si se mide en silencio la alegría...













Si se mide en silencio la alegría
hay que usar el que queda entre los cantos
de los pájaros que auguran la mañana
o el que viaja incesante de origen a horizonte.

Si se mide en callar ese estado de llama
que no quema pero en cambio late y baila
será el callar mientras nos dura el beso
en nuestras bocas hechas sólo para el deseo.

Si se mide en silencio la alegría
le auguro lontananza
de quedarme escuchando hasta que lluevan
sobre la intemperie las palabras
de todos los humores malsanos
de todos los odios que callan
y todos los rencores, rabias e iras que callan.

Y cuando se hayan agotado
seguiré escuchando el silencio resplandeciente
y no tendrá medida la alegría
y la habrá desbordado la esperanza.

Amilcar Luis Blanco (Pintura de Pablo Picasso)

viernes, 12 de diciembre de 2014

CARLOS GARDEL " Mi Buenos Aires Querido " - Color -

ESPERÁNDOTE



Latiendo entre la borra del silencio
desde un café desde una tibia nada
y con varas de niebla en la mirada
hoy finjo una ceguera y vigilo los goznes
de tu voluptuosidad.

Y cuánto  estoy sintiendo tu ventana;
me tengo por ahíto.

Nado en la nave
de tu hospitalidad alta en el cielo.
El absurdo me observa
sigilosamente.

Nadie que me haya visto sabe
que te espero y me duelo en el esperar.
Pero tu ventana se clava en mis ojos
sin misericordia.

Amilcar Luis Blanco ("Esperas al alba", oleo de Sergio Ribeiro)

jueves, 11 de diciembre de 2014

Las navidades y los días (Villancico)


















“Navidad, hoy es navidad
Es un día de alegría
y felicidad…”

Y cuando el pino de germánica saga
apagada por fin la epifanía
huya después hacia la sombra esclava
de otras noches habrá un siguiente día,
común, de calendario,
de sucia y triste necesidad,
que difundido en multimedio diario
entrará por el ojo de aguja que se fía
en la inconquistable realidad

¿Qué más da?

Regresarán los cartoneros
tirando de sus carros botelleros
ataviados con sombras y cordeles
sobre bordes de tachos y toneles
a recoger las sobras y los ceros
Regresarán mendigos harapientos,
en espectrales talles,
deambulando las calles,
estaciones y trenes
pidiendo el pan que alivie sus tormentos,
y se oirán villancicos en túneles y andenes
como en anticonventos.-

¿Quién los escuchará en los melancólicos aires
de las madrugadas de Buenos Aires?

Navidad de solícitas campanas,
gregarias,
legendarias,
y también de anticíclicas sotanas
convocando a los fieles
también a los infieles
de gruesos Santa Clauses,
y de festivas fauces
de shopings cual dragones que consumen
a los consumidores sin cacumen,
devorados por tontas melopeas
que suben densas como las mareas,
a todo volumen.

¿ Se oirá un tango que crezca desde aguas del Plata
y evapore martillos y chirridos y sonidos de lata?

Estridentes y agudos villancicos
gritan y aúllan hasta hacerse añicos.


Y la madre que plancha el desaliño
¡Qué lo parió!
del hijo mal pagado
no podrá ser feliz cual la del niño
que devino hacendado,
después del día
de la alegría,
parido por la absurda lotería
de su sino
en que entró por un ojo de aguja muy abierto
al destino
junto con los camellos y el desierto.

¡Salud para los gratos comensales
de mesas muy servidas,
de abundantes manjares y bebidas,
aún para cautivos menestrales!


Habrán días de playa, legendarios,
para ricas familias de ricos empresarios,
de la pampa argentina,
los del ojo de aguja nómades y falsarios,
de lenta adrenalina.
Ellos darán limosnas y regalos,
para dóciles pobres darán escapularios,
para los hombres malos
y los contestatarios,
sus políticos ¡ Dios! darán los palos.

Así las navidades,
pausas para los días desiguales,
se suceden cubriéndonos a todos,
tapan nuestras falencias y en asfixiantes modos
nos dan días sin culpas celestiales.

Amilcar Luis Blanco ("La navidad de María", pintura de Francesco Trevisani)

miércoles, 10 de diciembre de 2014

MADRES Y ABUELAS DE PLAZA DE MAYO




Las máquinas del dolor en la ciudad,
las palas de las penas y los deseos laborando incesantes,
pero sobre todo los miedos y las cobardías
prorrumpiendo en la vulnerabilidad de las gentes de paz
por quienes llegan a robar y a querer suprimir los sueños, las ideas,
vestidos de uniformes con pistolas y balas y rifles recortados,
los cobardes absurdos, brutos empavesados, zombies, robots,
muñecos pueriles y siniestros y con conciencias muertas.

No golpeen adentro de esas cabezas huecas mandadas por mandados,
porque adentro no hay nadie o solamente un gentío aturdido,
un gentío asustado que responde a un terror irascible y solapado.
Inútil preguntarles, intentar despertarlos, decirles no torturen y no maten,
cualquier vida es sagrada, detener con palabras golpes, picas o balas, de resentidos,
sádicos enfermos, asesinos airados, lastimando, agrediendo
con total impudicia tras un radar de impunidad inmunda.

Enfrentando racimos de nervios y sirenas y urgencias y catástrofes,
asomadas y al borde de su caudal de llanto,
enfrentando a esos miedos trasvestidos
y las indiferencias de las gentes de bien,
de los milicos de rancia aristocracia y olor a cementerio,
como palomas firmes esquivando los buitres
allí estaban las madres, las abuelas, enfrentándose a los destructores
a puro corazón a puro pecho y en la Plaza de Mayo
para darle cordura a cada tarde en los días de pálidas desgracias.

Eran y son sólo mujeres con sus pañuelos blancos
y sus arrugas de años y un sufrimiento orfebre,
trabajando sin tregua sus arduas lozanías
y sin lograr que sus pasiones se enfríen ni un poquito
para pedir por vidas, dignidades de desaparecidos
en la negra amargura de un tiempo con límites de plomo.

Las madres, las abuelas, de ovarios absolutos,
del redondo tamaño de todo el universo,
soberbias en valor,  libertad y  mansedumbre
y sin bajar jamas esa sed de justicia en sus miradas,
circulando en el frío, en la intemperie, en los alrededores de la muerte,
tercamente y en círculos retando a genocidas en sus jetas de hielo.

Sin inclinar jamás la luz irradiada del alma,
el haz de claridad quebrando las tinieblas;
esa luz siempre nutre el sol de la esperanza
de los hijos errantes regresando a las madres.
Las madres absolutas de hijos absolutos
y la Justicia insomne regresando a sus fueros
en un extenso campo de silencio.

Que nadie diga nada, que nadie llame a nadie para mirar el llanto,
para sentir la vida vuelta después de lágrimas y sombras,
vuelta después en paz de tanta guerra y de tanto dolor y tanta pena
y absurdo en letanías de hipócritas palabras de obispos y políticos y vanos.
Hay que inclinarse ante las madres y ante las abuelas
porque son catedrales sus ovarios, catedrales de cuerpos y de almas
y planetas girando en los espacios de un universo de infinita gracia
y si hay un Dios como se dice siempre ellas son sobrehumanas como él mismo.

Amilcar Luis Blanco  (Pintura mural de Guillermo Roura)


lunes, 8 de diciembre de 2014

MIEDO







Huyo desde la luz,
acerbamente,
busco refugio 
audaz
en cada sombra.

La pólvora me hiede
y el sudor me ciñe;
me apuro
en su vestido de humedad.

Calzado absurdamente
en la tiniebla,
engastados en negror
brillan mis ojos.

Soy este que persiguen
desde el fondo del tiempo
lunáticos fusiles,
acerados caprichos.

Este hacia donde apuntan
para golpear 
las grávidas palabras
como puntas de lanzas.

Amílcar Luis Blanco ("El perseguido", fotografía de Antoni Arissa) 

sábado, 6 de diciembre de 2014

BASTA DE OBEDECER A TANTA MUERTE




Van a fusilar
a un hombre que tiene los brazos atados.
Hay cuatro soldados
para disparar.
Son cuatro soldados
callados,
que están amarrados,
lo mismo que el hombre amarrado que van
a matar.


 FUSILAMIENTO - Poema de Nicolás Guillén 

Basta de obedecer a tanta muerte,
¿después de tanto duelo, tanta sombra,
quién podría sentir que no lo nombra
la bala o el puñal; la estigia suerte?

Quiero decir, mezclados con lo inerte,
esa nada total que nos asombra,
¿podemos aún creer el suelo alfombra
o polvo antes humano, vivo y fuerte?

Digo, desde la luz , desde palabras,
dejémonos de ser los inocentes,
de mantener el trote de las cabras,

obedeciendo órdenes lunáticas y urgentes
que arreando nuestros miedos en paradas macabras
nos hacen asesinos y víctimas ingentes.


Amílcar Luis Blanco ("Los fusilamientos de mayo", pintura de Francisco de Goya y Lucientes)

viernes, 5 de diciembre de 2014

LOS QUE PIENSAN EN MICTECACIHUATL



el-dia-de-muertos-y-la-cultura-azteca

Los libre pensadores,
los que en Méjico sienten miedo
y piensan en la diosa del frío Mictecacihuatl.
Los que ahora piensan,
en los setenta mil muertos
y treinta mil desaparecidos,
y saben que pueden ser muertos
o desaparecidos deploran los mitos,
las festividades de Mictecacihuatl.

Los que nunca piensan,
para escapar del miedo y de la muerte,
ponen altares en cada casa
y en conversaciones y saraos hechos de rezos
juegan con la diosa
Mictecacihuatl.

Los que se desloman pensando
cómo acabar con tanto miedo y tanta muerte
incluyen o cuentan con la tradición
de Mictecacihuatl y la deploran.

Los que mueren pensando
que nada han hecho y nada podrán hacer,
y piensan que olvidarán
a los muertos y los desaparecidos
siempre contarán
con Mictecacihuatl.

Los que olvidan qué piensan
y sólo sienten miedo y sólo mueren,
los que piensan que piensan
y en realidad no piensan
y sólo están imaginando
miran mudos la imagen de la diosa  Mictecacihuatl..

A ellos les llegará el momento,
cuando las almas de los muertos
adquieran su abracadabra hacia el mundo de los vivos,
de dejar de pensar en lo que piensan
y nosotros, los muertos, pensaremos en ellos
cuando ellos piensen en nosotros
y Mictecacihuatl haya muerto verdaderamente
y en su rito, en su nicho, de rosa, viaje al reino de Mictlán
y llegue al cielo de Tlalocan
definitivamente.

Amilcar Luis Blanco

martes, 2 de diciembre de 2014

PANDORA



Cuánto camino a ciegas, cuántos males
escapados de un cofre pues quebraste
el mandato de Zeus y vana nos echaste
vicios,  pereza y herrumbrosas sales.

Rudo es vivir en locas bacanales.
Absurdos despertares de quienes atrapaste
en espejos cuyos azogues preparaste
para huecos narcisos espectrales.

Sombra entre sombras en pesado lastre
la luz que dio Atenea a tus umbrales
en lo que huyó del cofre se fue al traste.

Y vos bella, vos hada, hecha por inmortales,
la ilusión, la esperanza, nos dejaste;
última en transparentes manantiales.

Amilcar Luis Blanco (Pandora, pintura de Jules Joseph Lefevre)