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lunes, 31 de enero de 2011

Necesidad (Soneto)

Necesidad ¡Qué difícil emplazar tu engranaje
y ejercitar mi amor ilusionado!
Surges como descubrimiento recordado.
Tus lenguas anfibias tañen a gusto mi cordaje.

Mi sueño como el vuelo de un pájaro salvaje
contempla las rastreras miserias encumbrado.
Pero está tu apetito voraz, agazapado,
como un tigre que acecha su presa entre el ramaje.

Forzando el yugo absurdo de fiero vasallaje
que impones logro a veces, salaz y enamorado,
clavar sobre tu bestia con pasión y coraje

alguna banderilla de celeste visaje.
Pero necio y urgente, con mirar colorado,
tu toro no abandona ni el ruedo ni mi traje.

sábado, 29 de enero de 2011

Necesito la sal que hay en tu risa (Soneto)

Necesito la sal que hay en tu risa
y ese loco clavel de tu alegría,
brotando de tus labios, como el día
cuando proyecta sol en la ceniza.

Ansío respirarte, hacerme brisa
en tu sabroso aliento y la osadía
de que tu sangre tiemble con la mía;
beberme en besos tu ángel de nodriza.

Entrar por un recodo en la bahía
de tu cuerpo en tu sexo cuando eriza
el placer en tu piel mi compañía.

Sentirme tierno como la hortaliza
que al cielo y a la tierra se confía.
Ser la sed que en tu carne me precisa.

Ella.-

Se fue de mí como se van a veces
los días y los sueños y las tardes
sin despedirse nunca, repitiéndose,
hacia un olvido raudo como un río.
Dejando sólo pálidas imágenes
figuras bajo soles o entre nieblas
o precisas y austeras situaciones,
momentos en las plazas o los lechos.
La música de un tango todavía la lleva,
amilongada en la tiniebla.
Y mi cuerpo la lleva
sintiendo su cintura ceñida por mi palma
cimbreando más abajo en sus caderas.
Nuestros pasos se internan,
juegos inacabables de muslos y de piernas,
dibujando baldosas de un lento imaginario
en un barrio poblado de vaivenes sedientos
derramado en suburbios superpuestos,
prisioneros de un tango,
engolfados de adentro.
Adoquines, faroles, caferatas,
ojos negros y serios,
mirando como aceros o diademas o encuentros,
sin piedad cuchicheando en la memoria,
chismes maledicentes, celos, barros,
cáscaras embadurnadas de recuerdos.
Ojos negros que miran desde el cielo.
Cuerpo de amor que ciño hasta en mi ceño.-

miércoles, 26 de enero de 2011

Llegamos a este beso

Llegamos a este beso
construyéndolo
cada mañana.
También a este abandono
de abismo horizontal
en el que nos encontramos
recíprocamente huérfanos.
Y hay un sabor
a lágrimas, salobre,
resbalando en tu piel
y nos confunde.

Esta agua que se amarga
salida de nosotros
de leve transparencia
parece preguntarnos
y siento el abandono
y también la mañana
y la voracidad del horizonte
bebiéndonos
como si nos escanciara
la interminable
botella del tiempo.

lunes, 24 de enero de 2011

MI IMPOSIBLE DORIAN GRAY

La cara que veo es ya la que memoro o traspaso;
no la cara exterior únicamente,
ella es la momentánea referente,
y relata, protesta, enfurece o demuda
sólo para otros ojos que continúan deshaciéndola
o recomponiéndola, según sus apetencias
de silencio o de grito o dolor o placeres;
esmeriles
o puntas de vacío que la ahuecan,
meten y sacan tiempo de mejillas o sienes.

La cara que yo veo la trabajo
con todo lo que tengo o lo que puedo,
vale decir mis muertes o cenizas,
mis pudores o vicios;
libertades que encierro cada día
días que me desgajan de máscaras y sombras,
auroras que me queman los pómulos, la frente
en hogueras de nieve
como rojos rencores, como brasas,
y que huyen incesantes del espejo,
como si evaporaran su reflejo.

No hay una cara mía que se quede
pues todo la deforma y la interviene
Su risa se levanta y se desflora llevada por el viento.
Su llanto es un deshielo de gélida tristeza
y cada vez que se abre su torrente
mi mercurio desciende
y mi azogue se raspa y hace vuelo
y nadie me contesta ni aparece
más allá del cristal.-

sábado, 22 de enero de 2011

Para la Dalia Negra (Poema dedicado a Mayte Dalianegra, excelente y refinada poeta)

A mi me gustaría por el lujo de disfrutar tus dones
visitarte en los sitios de luz por los que pasas
de mil y muchas más habitaciones.
Andar sus galerías y terrazas,
sus hondos, comodísimos salones
y sus cosmogónicos balcones
Oír las lentas cuerdas de guitarras,
las tripas gemidoras de chelos y violines
Y ver cuerpos y talles y viñadoras parras,
paisajes cincelados y eglógicos confines,
hombros ebúrneos, muslos agresivos,
brazos, senos y sombras, soportales
de alcobas con rubíes ojos vivos
y mordazas sanguíneas y labiales,
trenzadas en abrazos y besos obsesivos

¡Qué lujo! ver el tiempo clarear en sus rincones,
ver sillas con estambres, espejos y almohadones,
Los cuadros que pintaste, con manos enchastradas
de colores y pastas, sueños y pinceladas.
Y un lujo que tus ojos marrón verde, melados,
golpéen mis miradas con sus luces cordiales,
quiebren líneas y círculos, perdones y pecados
batiendo en mil colores sus sombras espectrales.
Después en el ocaso tiñéndonos rosáceos
Sentar bajo glorietas nuestros tibios espacios
Y hablar como si fuéramos Armando y Margarita
Reviviendo por siempre su Traviata y su cita

martes, 18 de enero de 2011

Romeo y Julieta

El amor desnudándose a miradas,
batiéndose a suspiros,
como piernas en paso de tango entrelazadas,
tocándose los cuerpos en los giros
y hundiéndose en los besos como en llagas,
escorados, heridos, navegando,
respirando la sal de sus sonrisas
más allá de venenos y de dagas.

Vida en perfiles, piedras y maderas,
en Cezanne o Kandinsky glamorosos,
en fin en otros plásticos, en gozos
y en esperas.
El amor escindido,
lastimado en su altura o absoluto
como antes no se viera,
como nunca se viera,
entre espadas, escorias y lamentos.

Después del acertar de cada ojiva:
la nuclear, la del hambre,
la endemia o el desprecio,
el apartheid famoso.
¡Peor que Capuletos y Montescos!
La herradura de dolor en el gesto
del negro postergado
y el llanto de la boca contraida
de la mujer preñada
con el crío famélico en sus brazos
esa impotencia mierda como una fiebre loca.

Después del glaucoma de lo mediatico,
la ampolla digital de la ceguera,
más tenebrosa, dura y descarnada que el Guernica-Picasso,
más tenebrosa, dura y descarnada que lo esperpéntico de Goya
o los seres de risas, obscenidad y espanto de Brueghel.
En esta soledad en que hemos quedado,
sin visitas, exentos de oropeles,
en este delirio de silencios y galpones vacíos
y norias artríticas de ritos en incólumes catedrales
y corruptos en palacios sin fines y sin tiempos,
Romeo y Julieta seguirán suicidándose en la críptica bóveda
y lo harán por amor, sólo por amor.

lunes, 17 de enero de 2011

LA SOCIEDAD CONSUMÍSTICA Y LOS MONOPOLIOS.-

Los monopolios en todos y cualesquiera de los rubros de la producción de bienes y servicios tienden a generar y mantener una sociedad consumística avalorativa y anómica. Esto es, amoral y ajurídica. Es decir, sin valores morales o éticos y sin principios jurídicos basales que orienten la legitimidad de sus acciones.-Esto último, la conculcación y avasallamiento de las declaraciones, derechos y garantías constitucionales que hacen al Estado de Derecho y al ejercicio de una Democracia republicana y de contenido social por parte del poder monopólico reaccionario y regresivo nos pone en el peligrosísimo camino de retroceder hacia las formas mas abyectas de la tiranía y la autocracia, ya que éstas son cada vez más disimuladas y disfrazadas, habiendo sido forzadas y violadas por la colonización de conciencias desde el aparataje generador de una realidad virtual que desoye, desatiende e invisibiliza la realidad “real”, y hasta derroca y crea gobiernos títeres para mantener esas apariencias y seguir colonizando la subjetividad de quienes tienen el mero papel de ser sólo consumidores.-
Ello sucede porque el máximo valor perseguido por los monopolios, cárteles y oligopolios es el crematístico o lucrativo. Esto es la rentabilidad. Todas las estrategias y tácticas están dirigidas a ese único objetivo. El liberalismo burgués nacido en el siglo XVIII después de postularse a partir de los principios de libertad, igualdad y fraternidad, terminó degenerándose en un capitalismo de obvia turbiedad cuyas consecuencias padecemos todos en estas sociedades postindustriales y tecnológicas en las que los seres humanos como tales hemos pasado a un segundo plano. Hemos sido relegados en holocausto al nuevo Patrón y Dios, al nuevo “axis mundi” que es la rentabilidad de las empresas, cuyos destinatarios finales son sus accionistas. No quiero decir que este fenómeno no existiera antes sino que ahora, en las últimas décadas, se ha propagado y ha cundido como consecuencia de la globalización de las comunicaciones. El fenómeno de la acumulación de riquezas enormes en pocas manos y el mantenimiento de la masa de desclasados, desheredados y parias, disciplinados por la colonización de subjetividades llevada a cabo por los medios gráficos y audiovisuales hegemónicos que denostan, por ejemplo, en este país, desde el ángulo de adjudicación de avisos, propagandas y publicidades, al Estado por dedicarlas a financiar sus propios medios y no dárselas a dichos monopolios privados es una muestra de la voracidad, la insolencia, el cinismo con que se manejan estos medios que, además, se llevan puestos o pasan por encima todos los controles administrativos o judiciales con que el Gobierno quiere en vano disciplinarlos o encuadrarlos dentro de la ley. Sus directorios o gerenciadores desoyen y desacatan todo tipo de medidas o sanciones administrativas o judiciales: despiden personal y delegados gremiales, no acatan las decisiones de las autoridades administrativas o judiciales y, además, tergiversan, mienten, siguen esclavizando y actúan en la más obscena de las impunidades.
Valga como prueba de lo aseverado que del total de la pauta publicitaria que se maneja y exhibe en los medios, sólo el 4 % corresponde a la publicidad oficial o estatal, el 96 % restante la suministran los avisadores privados entre los que mayoritariamente revistan los monopolios. De manera que la sociedad consumística está cada vez más sometida a la acción monopólica de estos grandes consorcios concentradores de la riqueza y el poder, los cuales, por supuesto, tratarán de vender e imponer sus productos a como de lugar, es decir inescrupulosamente, sin sujetarse a valores o principios éticos o jurídicos de ninguna índole o aceptándolos únicamente cuando les resultan funcionales a sus intereses.-
Otra buena prueba de ello es el silencio que guardan los medios hegemónicos acerca de situaciones que conspiran contra las rentabilidades o “pseudo-prestigios” de sus avisadores y anunciantes monopólicos.
Por ejemplo, acerca de las condiciones infrahumanas de explotación y esclavitud en que mantienen a sus trabajadores ciertas empresas, como Nidera, denunciadas por Horacio Verbitzky desde “Página 12”..-
Los ejemplos pueden multiplicarse y muestran una sociedad en retroceso, en muchos casos hipnotizada, engañada, en otros hasta acobardada o deprimida, pero siempre tendiendo a la anomia y a la indiferencia u olvido de los valores, ya se trate de los tan meneados de libertad, igualdad y fraternidad que aluden al sueño o la utopía de una sociedad más equitativa, justa y solidaria, que juegan, han jugado o pretendido ejercitarse, como principios colectivos que orientaran la misma organización de la comunidad histórica, como de los valores individuales que construyen e informan la personalidad de cada uno: verdad, dignidad, honestidad, altruismo, desinterés, generosidad, decoro, pudor, etcétera.- De este modo la legitimidad moral y jurídica que funciona como la mielina que recubre la dendrita o axón de las neuronas, permitiendo que estas se relacionen entre sí e interactúen hacia funciones de afirmación de la vida, en el caso de los individuos se manifiesta como la fortaleza ética y moral que nos proyecte a horizontes de ilusión y esperanza que permitan una verdadera evolución, ésta legitimidad se va deteriorando y descomponiendo cada vez más y generando peligrosamente esta nueva sociedad avalorativa y anómica, en realidad inhumana, a raíz de la toxicidad o nocividad generada por las organizaciones monopólicas que funcionan como proliferación de células cancerígenas y destructivas de los tejidos sociales al defender sus intereses de grupo sin confesarlos como tales y disfrazándolos, hipocritamente, de valores, principios o normas que ellos no respetan con lo cual confunden, canonizan, catequizan y colonizan las subjetividades de quienes consumen sus mensajes.
Sólo la práctica y el ejercicio pleno de los valores repúblicanos y democráticos defendidos desde las conciencias críticas de cada uno y del conjunto de las organizaciones sociales y las denuncias constantes de sus violaciones permitirá revertir este proceso degenerativo y nos devolverá valores y principios.Ya que si como se dijo "sólo la verdad nos hará libres" hay que desnudar y señalar los ocultamientos, disimulos e hipocresías que la opacan y la sumerjen constantemente en la impostura.-

viernes, 14 de enero de 2011

Andando, según veo...

Andando, según veo, según siento,
nos vamos achicando, deshaciendo.
Abismos se nos abren en el medio del cuerpo,
hondos en la soledad del tiempo que nos queda,
dolorosos en la tensión de la cuerda que tira
hacia el abismo del recuerdo.

Andando, según veo, cada día
nos vamos destruyendo,
ahitos de un ayuno sin retorno
de los buenos momentos.

El transcurrir se para en cada aguja
con vocación de encuentro;
cual si un reloj con ojos y cerebro
nos mirara el adentro
y acompañara nuestras lentitudes
ancladas para siempre y para nunca
en una ayer que viviré mañana;
nueva fabricación del universo
desde su lánguido comienzo.
Como si uvas y pájaros y flores
y aljibe y almohadón y música y zaguán
me transportaran
al sur de mí, sentado sobre el viento,
y a mi desbaratado sentimiento.

Andando, siempre andando.
El sempiterno cuento.
La memoria maldita.
El juego fatuo suelto.
Cada delirio duele.
Cada alegría envejece
si no se la proyecta y la contiene
en su estricto milímetro de sombra.

Degusto otro palacio;
caja de cristal con sueños.
Penetro largamente en cada silencio,
en cada soledad y en cada encuentro.

Duele vivir.
Nos vamos estrechando,
enjutos como torres,
anchos sin fin nuestros despoblamientos.
A paladas de adioses cultivamos
efímeros encuentros
y esa nada que habrá de sucedernos.

jueves, 13 de enero de 2011

LUJURIA (Soneto)

Tus besos y caricias, en amoroso oleaje,
encienden en mi cuerpo una mortal lujuria,
y en mi pecho y mi cuello un latido salvaje,
genital se propaga, alza fálica injuria.

Rendida y entregada, en su lábil encaje,
las valvas de tu carne, como una boca espuria,
se anillan a mi sexo y en elástico traje,
lo ciñen y lo aceitan y empalagan su furia.

Y mi lengua, mis labios, en voluptuoso viaje
visitan tus rincones y la vibrante anuria
dique de convulsiones del gozoso homenaje,

doliente como el crimen que augurara Calpurnia,
quiebra al fin en espasmos y orina su penuria
como un geiser el agua tibia de su drenaje.

miércoles, 12 de enero de 2011

Uno se saca objeto.

Uno se saca objeto a cada instante,
se va descomponiendo,
y le salen manijas, picaportes,
bacinicas, repisas y orgasmos de madera,
aunque siempre nos quede una cuestión restante,
que funciona sin nadie
y nos deje perplejos, sin empleo,
sin uso, ni control, inmanejables.

Uno se saca objeto a cada instante
y le sale hasta un puente o avenida,
algo para llegar a cada otro
y así seguir con luces, encendido,
como tren, transatlántico o e-mail,
que entre noches, océanos, borrascas,
sin cesar se desplaza y se festeja.

Abre el día en nosotros su múltiple contacto
y a cada cable que se tiende
el anterior queda olvidado,
destruido para siempre,
igual que un expediente en cuyo número
hasta los barbitúricos se duermen.

Uno se saca objeto, pero no todo entero;
un estancado resto se detiene,
anclado, subrepticio y va pesando
y forma una montaña de silencio,
magnética y latiente,
cuya espesura y hasta ensordecernos,
nos hará todo objeto para siempre.-

lunes, 10 de enero de 2011

Izquierdo (De mi libro: "Tangopoemas")

Desnudo junto a vos,
recién despierto,
acaricio la aurora que es tu cuerpo,
donde la sangre tiembla,
parpadea,
como una mariposa contra el viento.

Aquí estamos de nuevo cada día,
ofreciéndonos
al holocausto de lo siniestro;
a lo izquierdo que golpea los labios,
los ojos,
y nuestros corazones como brazos
tullidos por el látigo del tiempo.

A lo izquierdo.

Lo izquierdo paquidérmico
y también agustiante,
de luto y adoquines y cementerio.

¡Qué fiesta que hace Dios al desnudarnos,
al ofrecernos!
¿Seremos para él una precea?
¿Un corazón de fuego
que implanta su volcán contra el invierno?

Ciudad interior

Aquello de lo que dudo
suele ser lo evidente;
me lleva por delante
y rebalsa presencia.
Nunca se coincide con lo íntimo
de ninguna cosa.
Nuestro sentir, ausente,
se derrama como agua caida
sobre una pendiente impermeable
y jamás penetrada,
sedicente
y en actitud suicida.

Suelo sentir que caigo como lluvia
sobre empedrados, plazas y fachadas.
En realidad el agua de afán concupiscente,
chismosa, audaz, procaz y hasta excitada,
cae sobre mi como mujer lasciva
por frontal impotencia exacerbada.
Y su voracidad busca mi boca,
exterior como un vuelo de paloma
hacia cualquier recoba de cornisa o ventana.
Siempre hacia mi hermetismo de frontispicio,
espejo de un cielo que mezcla la ciudad,
la ensucia y la endurece
con este cavilar que expiro
hecho humo de cigarrillo o aliento,
absorto, solitario, desprendido

En la playa

Un cielo azul cayendo luminoso
por todos los costados
y la arena y la línea de las olas
y mi cuerpo palpitante como un pájaro
bajo el peso del tiempo detenido.
Libertades de oxígeno en el viento,
en el aire yodado,
y espumas como encajes
y mareos y rumbos de motores
y el silencio batiendo sus dos alas
y mis ojos cerrados, entreabiertos,
parpadeantes en el sigilo de la luz.
La mañana se abre, fresca,
después de haber dormido en el medio del mar.

domingo, 9 de enero de 2011

Quisiera

Quisiera bajo esta lluvia gris
con gotas como penas
o trompadas de agua,
rompiéndose, mojando la intemperie
de nuestras soledades,
hartas de tanto espacio sin tocarnos,
que ese otro yo mío que sos vos
y ese otro yo tuyo que soy yo,
se abrazaran, es decir, nos abrazáramos.
Para reconocernos sobre todo.
Para sentir lo frágiles que somos
y darnos, no obstante, la bienvenida mutua,
y palparnos a besos, a caricias,
si es preciso llorándonos de gozo,
mojándonos los cuerpos con palabras y lágrimas
que expresen la alegría de ser y conocernos.
Porque de una manera inexplicable,
a través de quehaceres y distancias
y trabajos y llantos que nos van despoblando,
seguimos como siempre el uno frente al otro,
el uno junto al otro, mirándonos perplejos.
En éxtasis total, maravillados,
de este amarnos así, como si entráramos,
tomados de la mano al paraíso.-

viernes, 7 de enero de 2011

La danza de las doce princesas.-

Siendo niño, después que me dormía,
desde un cuento entraban a mi sueño,
iluminándolo bajo mi ceño,
de a veinticuatro ojos,
como horas había tenido el día
doce rostros de huríes veladas con antojos
de unirse a una lejana melodía.

Entonces se juntaban
sus cuerpos deliciosos
en deslumbrantes gozos
y daban gusto en mi durmiente boca
a evanescente luz que se desliza,
a luz de blanca luna creciente como copa
a punto de volcarse entre la brisa.

Había un lago con doce príncipes en canoas
que llevaban a doce princesas en sus sillas
y envolvían sus cuellos en las fastuosas boas
y ocupaban sus noches, pasos y maravillas
para dejar exhaustos sus pequeños zapatos
en apolíneo baile de valses y boatos.

Atravesaban antes tres bosques de manzanos
y tomaban las frutas en sus ardientes manos.
Al pie de las mañanas quedaban los calzados
no sólo destrozados
porque a la vez,
intrigando las dudas de su paterno juez
cual si fueran doncellas,
incólumes y vírgenes como ellas,
quedaban los minutos azules y gozados
como si fueran retos
surtos a paraísos posibles y secretos
que el padre recelaba.
Entonces, cuando su ira se encrespaba
como un rayo cayendo sobre un árbol
la vigilia a sus hijas las callaba
como a estatuas de mármol.

“Los días son para los galanes”
- decían las lenguas mozas –
Y los noches, ocultas, misteriosas,
para las muchachas principales,
licenciosas.
Para nosotras nada”

“Para ustedes será la bofetada
si no callan” – decía el padre rey.
“Al que descubra ese misterio de los zapatos rotos
yo le daré una hija bien amada
y habrá nutridos cotos
de haciendas y de cazas para él”

Se sucedieron pretendientes
Sin cesar fracasaron.
Hubo uno
que no bebió del vino que obedientes
los demás aceptaron
y siguió, solapado y oportuno,
los pies de las princesas bajo el cielo estrellado
y descubrió el misterio más guardado:
el calzado se ajaba
porque el baile sin tregua lo gastaba.

Hoy día ya no salen las princesas
hacia el bosque encantado
y aquél creciente niño que tras las sobremesas
de las siestas leía ese cuento extractado
de aquél “Tesoro de la juventud”
Mantiene la ilusión de lo soñado
absurdamente y en la senectud.

¿Habrá un baile encantado después de cada vida?
¿Bosques que lo precedan hasta el estigio lago?
¿Una princesa de azahar vestida
únicamente para nuestro halago?
No sabemos,
en cambio, suponemos,
que los cuerpos dejados después de cada muerte,
que han bailado sin duda bien despiertos
y habido de pareja maltratadora suerte
merecen goce eterno bajo cielos abiertos
y bailes con princesas de infinita fortuna
bajo una inextinguible luz de luna

lunes, 3 de enero de 2011

TANGUEAR CON VOS.- (SONETO)

Tanguear con vos, ceñirme a tu regazo
de mujer y aferrarme a tu cintura
como si fuera una cabalgadura
de pasos inspirados en tu abrazo.

Quererte así, mientras dibujo el trazo
compadrón de una lánguida figura,
pisada por los dos como diablura
robada a la locura del acaso.

El tango y vos, sanguínea calentura,
metejón de los cuerpos, cimbronazo
de corazón y música; ternura

de sentirme abrazado paso a paso
y no soltarme nunca; singladura
que nos amarra con el mismo lazo.

Universófagos.-

Yo sueño con tu amor
y a cada rato
me voy quedando muerto.
Abandono sedientos horizontes
sin dejarme beber y quedo listo
como para deglutir un cementerio.
Lo que se da de mi
lo que se niega
viene siendo lo mismo.
Aunque discurra el agua del verano
o aunque la hilaridad de las hormigas
penetre en el cemento
mi frente nunca accede
a voltear en mareo lo que adentro
hecho hambruna de tallos y universo
no cede, ni bisquea, ni contiene.

Es duro malambear,
tajear cajones,
abrir lo polvoriento.
Dirigirse al destino y atusarlo
como a un bigote enhiesto,
sabiendo que es de tiempo
y se nos vuela
nuestro seso al hacerlo.
Llevar el vino al vaso o a la boca
y pretender que su hontanar no es llanto,
cenagoso, salobre.
Creer no mar lo instante,
lo segundáneo,
lo sabor, lo resto.
Mar hundido en el ser desde uno mismo.

El pan en que abundamos
¿Es pan nuestro?
El que nos lleva tristes o triunfantes
las tripas de los miedos a los sueños
¿Es pan o piedra
o miga o canto o bloque de silencio?
¿Qué comemos entonces sino viento
o tiempo?
Soledad masticamos
y en el filo del pan hasta la estrella
para saciar nuestra languidez de infinito
se desmaya sin luz hasta perderse.
Somos universófagos sin cuento,
sin cura, sin talento, sin remedio.

La sierra agonizante

La sierra agónica
sonaba a la distancia en la madera
como el jadeo de un perro.
Dicho sea esto para la ciudad sin horas
sólo hecha de sonidos.
Dicho sea esto para los cuerpos solitarios
entregados a sus gregarios quehaceres,
cuando las sirenas contrahoméricas,
las bocinas,
el raspar y los jadeos de los motores,
las gargantas pantagruélicas de las chimeneas
centellean
y entran
en las infinitas distancias de las imaginaciones que sueñan,
las voces que cantan,
las manos de las peluqueras,
los recuerdos de los ancianos
que desviven presentes que los excluyen a cada instante.
La sierra agónica lloraba,
gemía a la distancia,
rugiente como las gatas al fornicar
como los perros ladrando en los suburbios.-

Ajedrez con la tristeza (Este poema me lo publicaron en la revista "Buenos Aires tango y lo demás" en el año 1978, lo publico ahora en el blog) .-

La tristeza nos gana
su ajedrez de silencios.
Sentada aquí en el fondo
de la mirada mía
cumple acabadamente
su costumbre sombría.
Echa su resto de humo
caviloso, de plumas,
que vacilan hundiéndose
entre hamacas de sombras.

Una piedra de lágrimas
que la garganta aprieta
como si fuera un puño
de vez en cuando agita
su pañuelo de llanto
al fondo de mis ojos,
después se va cerrando
horizontes adentro.

Mi mano, el corazón
activo del deseo,
inquietamente busca
en qué ocupar su desasosiego
y toma un cigarrillo
otra pieza del juego.

domingo, 2 de enero de 2011

El paso del tiempo

En realidad lo que sucede ocurre a mares
y a segundos y a cópulas sin cuento
con una mujer que nunca conocimos
y que jamás conoceremos.
En realidad lo que sucede pasa
como si no ocurriera nada,
oculto en el sigilo de las sábanas
y las fantasías inconfesables
que se sueñan y olvidan.
Los tramos de segundos sucesivos
se apuran como tragos
que nos acodan sobre las barras de los bares,
nos encuentran en los cines o plazas,
contemplando las ciudades que desfilan
sin ofrecer albergue,
absortos frente a los televisores,
sin casi nada o poco que decirnos.
Se nos mezclan las caras y los gestos
y las palabras con los objetos
los paladares y los sentimientos
no sabemos de quienes.
Y hay angustias postizas
y deseos metidos en un vaso
y hay un beso olvidado que ruge soledades.
Contra el alrededor de la tormenta se caen los edificios
como altos y tiernos vegetales
para que lo sucedáneo sucesivo
siga ocurriendo a mares.-