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lunes, 30 de noviembre de 2020

El amor imposible






Pienso en ella sentada y en su belleza rubia.

En su mirar eterno a través de una puerta.

Ella encerrada y tibia, tras la menuda lluvia,

cautiva en su deseo de amar y mar abierta.


Estoy viendo sus ojos, copiosos de distancias,

pero de frente adentro, copiosos de tristezas

Y la veo ocupada en menudas destrezas

que no colman las cumbres ardientes de sus ansias.


Pienso en la soledad  que  nos abarca, como si nos hablara

y nos dijera nunca con firme voz de viento,

en esa soledad antigua y clara, de  diáfano escarmiento,


que nos da el espejismo de un amor imposible y en la rara

sensación de estar vivo y a la vez de haber muerto,

y pese a no haber sido, en la ilusión de verlo  cara a cara.


Amilcar Luis Blanco (Fotografía de Michelle Pfeiffer)



sábado, 14 de noviembre de 2020

SONIDOS Y SILENCIOS



 Hoy estuve saliendo como de una campana.

 En realidad  desde una orilla de campana.

 De su abierto sonido,  su tañer y su eco.

 Y comencé a rebotar en raudas lejanías y contra paredes,

contra cantos, contra articulaciones de ciudad. 

Y rebotaba y me caía cuando golpeaba en los silencios.

Los silencios dibujan los días y  las noches.

Limitan los sonidos y golpean los ruidos

o los dejan entrar en sus densidades hasta donde les parece. 

Es hermoso rebotar en silencios.

Hamacarse en silencios hasta morir de nuncas. 

Hasta sentir suaves dolores en la nuca y el pulso en las sienes.

Sólo en las sienes, sólo en la nuca, sólo en los nuncas.


Amílcar Luis Blanco ("El sonido del silencio", Oleo sobre lienzo de Yury Fomichev)

AMOR Y DOLOR




 ¡Qué cerca estás, qué cerca, pero también qué lejos!

Ya no puedo aunque quiera quitarte de mi vida

porque tus ojos pardos me observan sin medida

y los veo mirarme en multitud de espejos.


¡Qué vidas nuestras vidas, vertidas en reflejos!

Viajando hacia las sombras y hacia la despedida

amándose y doliéndose al correr de una herida

abierta tras los muros de nuestros entrecejos.


El amor nos mantiene. Su salario es de luces,

de voces y de ruidos y pájaros y cruces

despierta nuestros días, rutinas y trabajos.


Es el motor que zumba y mueve nuestros brazos,

El corazón nutriente hasta el caer de bruces

en la materna sombra que librará los lazos.


Amílcar Luis Blanco ("Amor y dolor", oleo sobre tela de Edward Munch)