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martes, 31 de diciembre de 2013

EN EL SILENCIO DEL BOSQUE.











Luce la asignatura del silencio
en el cielo salvaje,
a cuyo borde abierto me aquerencio
en un liviano viaje.

Desde la altura la raíz del cielo
hace crecer su árbol invertido
y en su copa de azul me dilapido
y se hace mar y abismo tanto suelo.

Hay gotas de rocío o lluvia,
tal vez notas de frío y hay la rubia
constelación de un sol, un horizonte
que padece de ocaso y arduo monte.

Estoy como les dije sin palabras
en el callado ahondar. Abracadabras,
sésamos, contraseñas, blandas claves,
silentes parpadeos son mis llaves.

Desde la honda fronda me responde
la aquiescencia tardía
y el latido del bosque más se esconde
vuela y bate su luz y la extravía
cual luciérnaga fría.-

Amílcar Luis Blanco  ("Alma del bosque" por Tomi Caballero)

jueves, 26 de diciembre de 2013

Cada día cayéndose sin falta . . .




Cada día cayéndose sin falta
desde el bolsillo de la esperanza
Y toda una magnolia derramándose
para darnos verano en las narices.

Sueños de sementera y árboles
todavía en barbecho pueblan el horizonte.
Mirándome en el espejo de mi soledad,
en el ojo repartido y fugitivo de la tarde,
no escarmentándome jamás de tanta vida.

Vivir es una sensación de encadenadas sensaciones.
Una película que pasa sin miramientos
y nos incluye como actores estupefactos.
Nos vestimos y desvestimos, comemos, corremos, amamos;
vivimos dentro de esos fotogramas.

Amilcar Luis Blanco


jueves, 12 de diciembre de 2013

Pensando en Don Quijote

























Pensando en fin,
sepulto,
exasperado
o exento de temblor,
seguro y calmo,
trato siempre de dar
lo interior al afuera,
incorporar
lo exterior al adentro,
sacándome lo visceral,
entrándome lo triste en el encuentro
Y ese driblear así a cuchillos inversos
es un duelo cotidiano,
lento;
un caminar de sombras
que hienden mis oídos
con un tropel de pasos que me avanzan,
una huida
de lánguidas heridas
que hunden su horizonte hacia lo incierto.

Cotidiano pelear,
duelo con lo doméstico o mundano.
Nada queda que ostente
sólo
el revés de la mano, el dorso oscuro;
el peto, el espaldar, la adarga en punta
y de yelmo, bacía de barbero,
igual que Don Quijote,
ese lucido loco lúcido,
todo lo que se miente que se menta.

Amílcar Luis Blanco ("Don Quijote" por Pablo Picasso)

jueves, 5 de diciembre de 2013

ALGO SOBRE EL ESPEJO

"Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,
veíase el arpa ..."

Gustavo Adolfo Becquer.

También, desde  un rincón de sombra ese ojo
olvidándonos a todos,
mirándonos a todos,
recibiéndonos,
se deja ver en toda su impudicia.

Y no es un instrumento,
y no nos deja penetrarlo en pulsos,
en trémulos temblores.
En cambio activa nuestras cuerdas tensas
nuestras cuerdas cordiales
en impertérrita magnificencia.

¿El espejo o el arpa?
¿Narciso o la largueza del corazón?
En el envés de plata del azogue
se extravía el Narciso para siempre,
en cambio, sin alardes,
el arpa que olvidamos nos expresa.

Amílcar Luis Blanco  (Salón de baile del Museo del romanticismo de Madrid)

viernes, 29 de noviembre de 2013

UN CANDOR DE PUPILAS




A veces, a menudo, con frecuencia, un candor de pupilas me delata; cola de pavo real y me arrebata y me enamoro así de una apariencia.
Entonces, sin dudar, la real presencia promete dicha eterna y desbarata miedos, prejuicios; me desnuda y ata al alocado amor y a la inconsciencia.
Pero después el tiempo muestra y mata con su revés de sombra, antes latencia, la simulada luz meliflua y grata,
y torna en decepción y en virulencia esa guerra que el odio fiel desata al defender su amor y su inocencia.
Amilcar Luis Blanco

martes, 26 de noviembre de 2013

Duros de soledad ...



"Dichoso el árbol que es apenas sensitivo
y más la piedra dura, porque esa ya no siente.
No hay dolor más tremendo que el dolor de estar vivo
ni agonía más grande que la vida consciente"
                                             Rubén Darío





Duros de soledad, como los leños,
como las mismas piedras, ateridos,
envueltos en silencios y sonidos,
huyendo a la quietud hasta en los sueños.

Fluyendo sin cesar; ambiguos dueños
de un mundo que nos debe sus sentidos
y que se cifra sólo en los latidos
trémulos del vivir en nuestros ceños.

Siendo gozar, sufrir, tristes, caídos,
levantados, augustos, halagüeños,
vencedores triunfantes y vencidos.

En el sernos del ser; y siendo empeños
de abandonar lo inerte, los ya sidos,
somos la nada viva  y sus diseños.

Amilcar Luis Blanco  (Pintura de Rob Gonsalves)

lunes, 25 de noviembre de 2013

La voz de Diana







Huele sin duda a cielo la mañana.
Guío mis pasos hacia el horizonte.
El viento, los gorjeos, desde el monte,
estallan como sílabas de Diana.

Hablan en una lengua sobrehumana
Y soy el instrumento, la rompiente,
de un sentido sensual y trascendente,
sumido en calma y  olas de nirvana.

Respiro sal y sombra, soy la fuente
Surjo desde mi ser, vibro en la gana
del aire, todo brisa transparente.

Mi sentir se hace tiempo, se desgrana.
Transcurre, se desliza y, envolvente,
me engasta en lo fugaz y me devana.

Amilcar Luis Blanco  (Diana. Autor: Simon Vouet. 1637. Óleo sobre lienzo, 102 x 141 cm. Royal Collection. London. Estilo: Barroco Francés)


Nana Mouskouri - Siboney

domingo, 24 de noviembre de 2013

Iguales a los ríos




















He soñado contigo de modo galopante,
de modo galopante e invisible
y en el sueño vestías de transparentes sedas
y era verano y sol,  sequedad y madera.

Pero soplaba el viento desde el mar y se abría
a partir de nosotros,  a lomos de un silencio de ebriedad ya furioso.
Nuestros cuerpos mojaban sus sitios de ardua prisa
en su carrera insigne al borde de las olas.

Y tu cuerpo y el mío latían y chocaban
contra el raudo torrente del aire y avanzaban
en la cabalgadura común, corcel airado
llevándonos a un tiempo huérfano de sentido.

Solamente las aguas nos daban el anclaje
íntimo de sabernos corrientes y vitales
iguales a los ríos que recorren los bosques
y vienen de las rocas que recogen las lluvias.

Cual Baco enardecido por el amor de Ariadna
siguiéndola en los reinos volubles de Neptuno
así se precipitan nuestros cuerpos de agua
henchidos de un transcurso de pasión y de nada.

Amilcar Luis Blanco  ("Baco y Ariadna" por Guido Reni)

viernes, 15 de noviembre de 2013

LA SOLEDAD



Nada me dice:- "Estás solo".
Aunque la casa esté vacía
o bien con mucha gente.
Aunque el alma esté vacía
o poblada de todas sus memorias.

La soledad no es un vacío
sino el total acompañamiento
de todas las cosas y los seres
con excepción de uno mismo.

La soledad acontece
cuando es uno el que se ha ido
de sí mismo.
Pero no del lugar,
ni siquiera del sólido cuerpo que es uno
y que sigue estando
y palpitante,
sino ¿cómo decirlo?
de la atención del serse,
de no tener oídos ya para oírse,
ojos para verse,
ni siquiera palabras desde las que decirse,
aunque todo funcione como siempre,
quiero decir los ojos, los oídos y las cuerdas vocales.

Estar solo es no estar con uno mismo
aunque se siga siendo
y no poder volver de nuestra ausencia,
estar presente en ella y extrañándonos.

Amilcar Luis Blanco

martes, 12 de noviembre de 2013

MUJER POETA



¿Cómo puedes tú, mujer poeta,
ser tan precisa en todo y enamorarme tanto?
Leo tus versos como si los bebiera
y me llenan de luz y sentido y de letra.
Siento latir tu vida adentro de tu canto
y tu voz me conmueve y tu manera.

Siento latir tu vida entre mi vida,
y me acuesto en dos aguas crecederas,
unísonas corriendo y en sus líquidos ejes
hay dos escalofríos que sin brida
se tocan y desbocan en dos enredaderas
y cubren la intemperie como elásticos flejes.

Rojo de tu pasión y de tus labios rojo
y de tu corazón y nuda tumescencia
allí donde en tensión tus humedades
vibran en lo recóndito me acojo
y te abrazo sin verte, cuerpo de transparencia,
te beso en un encuentro de púrpura y saudades.

Hay tal potencia en ti, tanta madera
que acostada sin fin en el crepúsculo,
en la ilusión de ser en que me aquietas,
dejé que la corriente de tu ser me corriera
haciéndome de arena ese corpúsculo
mezclándome en tu vida hasta que muera


Amílcar Luis Blanco  ("Otahi" oleo de Paul Gauguin)

lunes, 11 de noviembre de 2013

METEJÓN III




Ando llevándote por todos lados
y no me gratifica en absoluto.
Que estés debajo de las horas,
muda, sin expresión incluso,
con tus ojos de brillo de laguna
consultándome.

Amo tu cabellera contagiada de noche,
el recuerdo de tus yemas y tus uñas
acariciando mi paciencia a punto de estallar
y ese cuerpo que se encabrita y amarillea
sobre mis costillas inflamadas de ocasos.

Ando siempre buscándote
porque tu ausencia me embriaga,
jamás me deja en paz y así la siento
como si me necesitara.
La ilusión de tu cuerpo contra el mío golpea
igual a una marea
y después se evapora dejándome la espuma de tu risa.

Acaso mi ternura se ha convertido en piedra
sin que yo lo advirtiera
y te hayas ido dejándome tu ausencia
porque sea más vasta, mas completa,
que tu fugaz presencia
y ahora seas de agua, de sales y de vientos.

Amilcar Luis Blanco  ("Mujer bonita pintada al oleo" por Omar Ortiz)




sábado, 9 de noviembre de 2013

EL DESDÉN



































Tal como Dafne a Apolo lo rechaza,
en enhiesto y soberbio narcisismo
el de aquél que se burla con cinismo
y en el brocal de mi se posa y pasa.

cielos de amor y sol y vasta plaza
me hace perder en sordo paroxismo
de indiferencias quietas, de quietismo,
por rehuir la caricia y el donarla sin tasa.

El absurdo desprecio es alma escasa,
es no saber vivir. El ostracismo
ante el que abre a nosotros su coraza

nos arroja al abismo.
Sólo el sabio entregarnos nos enlaza
unos a otros y abre el egoísmo.

Amilcar Luis Blanco ("Apolo y Dafne" pintura de Antonio del Pollaiolo)

viernes, 8 de noviembre de 2013

TIEMPO III

Desde camas elévanse los niños,
ascienden a potencias de ciclones,
saltan y se convierten en aviones,
contemplan volumétricos aliños.

Desenvuelven sin límites sus vuelos
en las vastas praderas celestiales
y ejercen libertades a raudales
sobre ciudades, bosques, ríos, suelos.

Los vibrátiles vientos en sus pelos
les dan un tiempo de incesantes sales
nutrientes de sus álgidos anhelos

Ellos viven transcursos sin iguales
yerguen fulgentes de los desconsuelos,
surcan eternidades augurales.

Amilcar Luis Blanco (Pintura de realismo mágico de Rob Gonsalves)


TIEMPO II















De pronto el cielo azul, las nubes tizas,
entran por los magníficos portales;
de arcos de piedra y luna en los vitrales
y hablan desde ellos tres sacerdotisas.

Un transcurso de voces y de prisas
salen de las crisálidas vestales
susurran y se inclinan en cordiales
ademanes en largas sombras lisas.

Una mujer las mira en sus cabales,
pero absorta de ver sobre cornisas
entre columnas, en sus pedestales,

nubes vueltas en hábitos talares
como si desde pálidas cenizas
regresaran las voces insumisas.

Amílcar Luis Blanco  (Pintura de realismo mágico de Rob Gonsalves) 



TIEMPO







Después y antes de todo está el olvido,
entrambos lo perenne del instante
proyectándose siempre hacia delante
y recordando a tramos lo vivido.

Un selectivo adiós vive transido
del viaje al porvenir; un tren constante
sobre rieles diversos, visitante
de lábiles paradas,plurales en sentido.

Un convoy en la noche y un latido
atraviesa durmientes y piafante
en los sueños nos filtra su sonido.

Una aguda sirena sibilante
suena en la espesa sombra su silbido;
tiempo fugaz en pérdida incesante.

Amilcar Luis Blanco  (Pintura de realismo mágico de Rob Gonsalves)


martes, 5 de noviembre de 2013

METEJÓN 2.-






















Amo tus manos, tus mejillas de arena,
vale decir tu sed y tus deseos.
Pero también tus ojos, oscuros camafeos
donde la aciaga muerte pondrá el punto y la pena.

Amo tus soledades que forman la cadena
de lutos, desencuentros y menudos arreos
de un enjambre de gozos, dulzores y floreos
ahondando una tristeza de pálida condena.

Amo tu boca abriéndose, azucena
de tu risa vertiente de trinos y gorjeos,
tu vientre que a mis besos les hace una patena.

y esa frente pequeña envuelta en los pareos
de luces y colores, enfática y morena,
y que seas la base cordial de mis mareos.-


Amilcar Luis Blanco (Pintura de Paul Gauguin)





domingo, 3 de noviembre de 2013

AJEDREZ



Aburrimiento alfil, aburrimiento,
tedio, rutina, tedio,
cruza oblicuo su recta, su charada.
Salta el caballo de briosa grupa,
cabalga hacia las torres almenadas,
sabiéndose ser riesgo de caer contra peón
o herido mortalmente por dama o recio alfil
o en cruel postura,
por el trote largo y vengativo de otra cabalgadura.

Batalla del moverse entre tanta quietud amenazante;
la del damero, el suelo que se explaya,
repetido, en idénticos rectángulos y en actitud rampante;
la de la decrepitud y el cálculo del día estrechado por ritos de medalla,
caminos que otros pensaron para tumbar coronas sin metralla.
Pero la dama llama, alta en ser, poderosa,
su belleza reclama, su promesa reposa.

Vagas triangulaciones comienzan en las frentes,
en las efigies vivas que ordenarán las filas
y lanzarán, preñados de estrategia, las tácticas, los puentes
y los ojos sus fuegos, sus estrellas, brillantes o tranquilas.
Y las manos precisas, arañas colectoras, en fatigosa calma
recogerán las piezas donde la espera ensalma
cautelosas estancias;
que en los labios dibujan los tiempos y las ansias.
El ajedrez se juega, se sufre desde el alma.

Amílcar Luis Blanco

viernes, 1 de noviembre de 2013

METEJÓN




He querido tenerte calentándome contigo hasta el delirio
y la luna sin conseguirlo y también te he tenido sobre mí
cabalgando como walkyria amazona y jineta sin miramientos.
He pasado días desesperados teniéndote
con esos ojos negros profundos que enmarcan tu cara
dentro de mi desde mis ojos hasta mi corazón toda entera padeciéndote
porque estabas sin estar es decir que tu ausencia me carcomía sin piedad.
Me he poblado de sequedades desérticas esperando las aguas
de tus jugosas entrepiernas para jugar entre sus cataratas.
He soñado contigo y caminado a tu lado y estrechado tu cuerpo y tu vientre
en un baile de oscuridades y relentes de modo patente como en la vigilia
porque me has hecho promesas agudamente gozosas para mí que nunca cumplirías
según supe al despertar de tantos deleites.

En las calesitas y los cines y los parques nocturnos donde el viento preña las copas de los árboles
y después transcurre y silba despreocupado como un proxeneta satisfecho que cobró
su dinero de las minas sinuosas y ampulosas que se le regalan sin escatimarse
y cubren sus miedos gigantescos con caricias y calculadas felaciones
mientras los gatos y las gatas fornican en la más absoluta intemperie
he pensado en tus dotes corporales como quien imagina estar ante la torre Eiffel o bajo el arco de triunfo
en la noche parisina sin que se me note.

Estoy hecho entonces de tribulaciones por culpa de tu garganta y sus tragos que me engullen todavía.
Vengo siempre de verte de tenerte y tocarte y estrecharte y cojerte en todas las silábicas posiciones
que mi ansiedad y mi respiración me permiten.
Aún entonces te sufro y aspiro todos tus aromas y me postro y acuesto entre tus muslos y pantorrillas
y me dejo transportar cuando te chupo y te beso y te lamo y tomo con mis manos ávidas tus glúteos
y tomo con mis manos ávidas tus carnes o tus propias manos que aprieto al ritmo de mis latidos
tensos y desenfrenados en este metejón que me lleva y trae hecho ansiedad puro deseo bajo el océano de tu densidad de tus atmósferas.-

Amílcar Luis Blanco   (Artemisia Gentileschi "Susana y los viejos")

martes, 29 de octubre de 2013

En el cielo total de la inocencia



















Cuando estaba contigo ya no estaba.
Posiblemente el hijo, su horizonte,
el cielo que se cierne en la mirada.
Quiero decir la espera ya hecha ausencia.

En el cielo total de la inocencia
cuando estaba contigo seguramente
ya me había ido.
Solamente los ojos de los ángeles
pudieron haberme visto  cruzando la frontera.

Antes había permanecido
en el horizonte de la rutina,
donde la noria de la paciencia
gira hasta el fastidio insomne,
pero cuando te encontré me había ido.

Eso porque la espera deshace
y cuando por fin arriba lo esperado
el cansancio nos ha fulgurado tanto
que nos evaporamos desde todos los geíseres
abiertos en las rocas del abandono.

Quiero decir lo que se va de uno
es uno mismo en el sentido
de quien queremos ser para alguien,
en este caso para vos, en este caso
y perdonáme, así acentuado en a,
argentinamente
.

Amílcar Luis Blanco ("Natchez" por Eugene Delacroix)

sábado, 26 de octubre de 2013

Lentamente amarramos nuestros cuerpos



Lentamente amarramos nuestros cuerpos,
nuestros huesos y músculos sonrientes
y racimos de sangre y sus vertientes
y nervios centelleantes y de latidos tercos.

En la laguna urente de la tarde y la sombra,
donde untuosos y tibios y aromados
sacudimos pudores y ejercemos los hados
de ternura creciente sobre ferviente alfombra.

Y abres el cofre suave de tus cálidas valvas
y lo enhiesto de mi penetra y quiere
hundirse en la escollera de tus nalgas

Mi deseo te suelta y te requiere
en un tardo vaivén y flotan algas
y a nuestro alrededor la luz se muere.

Amilcar Luis Blanco  (Watteau "Júpiter y Antíope - detalle")

jueves, 24 de octubre de 2013

HOMENAJE AL GRAN NÉSTOR CARLOS KIRCHNER

A tres años de su muerte, ocurrida el 27 de octubre de 2010 vuelvo a publicar el poema que le dedicara, el 30 de octubre de 2010:



Elegía a Néstor Carlos Kirchner (In memorian)



Nada sacude y quita tanta muerte
como pensar, ¡Gran flaco!, en tu candor,
una inocencia que ha llegado lejos
revestida con recias armaduras,
hoy púas y dolor,
a protegernos de óxidos añejos
de nuestra advenediza condición.
Quiero sufrir frugal y tercamente
por la partida de tu corazón,
por el irse fugaz de tu alta vida,
de tu titánica pasión.
Hoy ha llegado un viento patagónico
y sacude tu adiós.
Más no se trata de un suspiro agónico
Quizá el amor produzca tanto Dios
o tu ausencia gigante lo gestione,
o sólo llore un raudo bandoneón
o la tristeza misma se emocione

¿Qué se yo?

Pero quedó una estela de ternura,
en páramos de agraz desilusión.
Ya nadie sigue igual, nadie se cura
de tu ausencia por siempre y su funéreo son
Queremos mejorarnos bebiéndonos el vino
de los hipócritas que a nada llevan
y trataron de alzarse tu destino
como aves de rapiña que se ceban
no sólo en tus destellos
también en el escaso pan del pobre,
en su menudo amor,
el que pródigos cambian entre ellos,
como menudo cobre,
para suplir lo huérfanos que son,
y así paliar la sucia indiferencia
de los que mercan mas con su dolor.

Adiós flaco, adiós Lupo, adiós candor.
Nos dejaste un temblor en cada mano.
Por cada rictus de odio, un sonreír mundano,
un ancho de baraja y una espada de flor,
en el vicioso juego cultivada,
para ganarle en trucos al mismísimo horror.


Jamás, las risotadas, las manazas,
olvidaremos. ¡Tanto Sur en vos,
tanta luz emanada de tu encanto
y de tu desprolija proporción!
Humanidad, altivez y señorío
en desgarbados pasos y disfónica voz.

Queremos para siempre prometerte
no abandonar jamás tu corazón,
su legendario pulso, aquilatado,
por tu limpia, solar, revelación,
la de que un día una argentina nueva
pueda erigirse dueña y compañera
de lo mejor que puede dar lo humano

de lo posible sólo por amor.-

Amílcar Luis Blanco

miércoles, 23 de octubre de 2013

ESE



















Aquél que sufre, cae y se desvive,
ese, el de la siniestra milagrosa,
el que lleva su cuerda gruesa y sobre la nuca.

Que cuando da su espalda lo dio todo
y entonces deja sin cesar su nada,
su ausencia solamente en la mirada.

Ese, cuya cerviz y cuyas manos
son entregados al latir sin tregua
de la angurrienta máquina del día.

Su sésamo, un bostezo, le abre
el portón interior para que duerma
acogido en la sombra, recia amante.

Ese soy, ese eres, ese nunca,
ese jamás; la transparente ingesta
del vientre melancólico del tiempo.

Ese que llueve incluso y se decanta
aún desde la ausencia de sí mismo
desde el temblor azul del universo.

Amilcar Luis Blanco (Copia de Magritte)


El olvido


















A ver, yo te quería
¿Qué ha pasado después?
Algo suena en el aire del recuerdo,
un fingir de las manos, de los labios,
un estallido turbio parecido a tu beso.

A ver, yo te quería.
Hubo  largos silencios como nidos o sombras
o brazos cayéndose sin cesar
en una lluvia material y densa,
dura, de sal, cuchillos y carámbanos.

Hubo una sal, un cielo, una esperanza,
un encuentro sutil de transparencias,
algunas remembranzas;
barrios de dos memorias que se trenzan.
Ahora quedan pasos y se alejan.
El olvido los barre con su escoba de nunca.

Amílcar Luis Blanco  (Salvador Dalí "Playa encantada con tres gracias ...")


lunes, 21 de octubre de 2013

CHICO NOVARRO, UN GRANDE

Chico Novarro, nombre artístico de Bernardo Mitnik Lerman (nacido el 4 de septiembre de 1933 en la ciudad de Santa Feprovincia de Santa Fe) es un conocido compositor y cantante argentino en estilos variados, especialmente bolerobalada romántica y tango, pero con destacadas actuaciones en el jazz, el rock and roll, la cumbia y el pop.
En el campo de la música pop integró el elenco del Club del Clan (1962-1964). Escribió casi seiscientas canciones, obras de teatro y música para shows y películas.
Recibió una importante influencia de parte de su hermano mayor, quien tocaba la batería en la agrupación Jazz Don Peralta. A los 14 años, Mitnik ya tocaba profesionalmente la batería en orquestas de jazz y cantaba el tango en orquestas típicas. También tocaba el bongó y el contrabajo.
Formó con Raúl Boné un dúo de música tropical al que llamaron Los Novarro. Cuando se separaron en 1962, Boné, que era muy alto, adoptó para sí el nombre artístico de Largo Novarro. Casi como un chiste, y a sugerencia del productor de RCA Ricardo Mejía, Mitnik adoptó el nombre artístico de Chico Novarro. Su primer álbum, en 1961, fue realizado por el dúo con el nombre de Los Novarro (Largo y Chico).
Chico Novarro se caracterizó por abordar con solvencia estilos muy variados, especialmente bolero y tango, pero con destacadas actuaciones en el jazz, el rock, la cumbia y el pop. Él mismo ha definido esta característica diciendo: «Yo llevo la dispersión en la sangre».
En 1960 se instaló en Buenos Aires y dos años después fue contratado por la discográfica RCA Victor para integrar el Club del Clan, un programa de televisión que se volvería famoso por difundir música rock & pop en español, de donde salieron otros exitosos artistas, como Palito OrtegaVioleta RivasRaúl LaviéJohnny Tedesco, etc.
Fue allí donde el ecuatoriano Ricardo Mejía, gerente de RCA y creador del ciclo, le puso el nombre artístico de Chico Novarro, con el que sería conocido desde entonces. En el Club del Clan, Chico Novarro comenzó a componer y cantar canciones propias. Las primeras de ellas fueron El orangutánEl camaleón y la cumbia Un sombrero de paja, canciones que se han vuelto melodías populares transmitidas de generación en generación, como si se tratara de folclore anónimo.
En 1965 escribió su primer tangoNuestro balance (convertido luego también en un clásico), con el que ganó en el Festival del Parque del Plata en Uruguay. En 1970 compuso el segundo de sus escasos pero notables tangos, Cantata a Buenos Aires («¿Cómo no hablar de Buenos Aires, si es una forma de saber quién soy?»), realizado originalmente para una publicidad del vino Peñaflor que no llegó a concretarse.3 En 1971 compusoCordón, un bellísimo tango dedicado al cordón de la vereda («mientras nadie habla de vos»), como metáfora de la vida del hombre común, que integra el repertorio de los grandes tangos de la historia argentina.
En 1980 grabó el álbum Por fin al tango, único dedicado totalmente al tango. En los años ochenta su tema Carta de un león a otro fue interpretado por Baglietto que lo convirtió en un éxito del rock nacional argentino. Compuso canciones con otros importantes letristas y músicos, como Eladia Blázquez (ConvencernosPazzía), Héctor Stamponi (Minas de Buenos Aires)Rubén Juárez (Se juega),Federico Silva (Se te hace tarde, Amor de juguete, Por ejemplo)Amanda Velazco (Salón para familias, que fuera interpretado porMaría Elena Walsh).
Chico Novarro se ha destacado también en la composición y canto de boleros, donde se lo reconoce por haber introducido el habla cotidiana al bolero.2 Entre sus boleros se destaca Algo contigo, un clásico del género, Un sábado más y Cuenta conmigo, tema que ganó en 1979 el festival de la OTI, interpretado por Daniel Riolobos.Otro de los cantantes que interpretó su música fue el mexicanoJosé José.
En 2003 el cantante de rock Vicentico grabó Algo contigo, con una considerable aceptación. La versión produjo un conflicto entre ambos músicos, debido a que Vicentico le cambió la letra. Chico Novarro demandó entonces a la compañía discográfica de Vicentico, a la vez que éste lo criticó en público.LO QUE ANTECEDE SON DATOS EXTRACTADOS DE LA WIKIPEDIA DE GOOGLE.-
Personalmente considero que Chico Novarro es uno de los grandes poetas populares y he puesto más abajo "Carta de un león a otro" ejecutado en piano y cantado por él mismo, porque lo considero un poema mayor que, además, tiene un significado profundo,  fue concebido en un medio político dictatorial y de mordaza a la disidencia en una época en que todo lo que desafiara a las dictaduras y las formas autoritarias podía ser castigado con sanciones muy duras.Recomiendo la versión también muy buena de Juan Carlos Baglieto, que la pueden encontrar en el mismo video clicando sobre el cuadrito que la informa, luego de terminada la versión de su autor que, en esta oportunidad, no la canta completa.-
Cordón (tango, fragmento)

Duro, como el alma de un frontón
sos un penal, de curdas y mosquitos,
largo y pisoteado cinturón
de una ciudad, que va creciendo a gritos.
Si te habrás mamado de alquitrán,
de pucho y celofán, de correntadas,
panteón de rata enamorada
que cruza sin mirar, el callejón.

Chico Novarro - Carta de un león a otro

Hombre crepuscular


En un sentido aciago, inquisitivo,
es roja mi pasión, mi llanto imanta
ansiedad y dolor y mi garganta
traga hecho fuego y sol el filo vivo.

Hombre crepuscular, en lo nocivo,
indigesto y audaz,  se me decanta
la pura hiel, el frío y amamanta
mi desgraciado sino; lo hace activo.

En un sentido triste que suplanta
mi sustrato feliz; el tierno abrigo
de  erotizada y amorosa manta

que mi libre pasión lleva consigo,
por seguir al ocaso cuando espanta
hecha sombra mi luz y lo recibo.

Amilcar Luis Blanco (Vincent Van Gogh "Hombre crepuscular")

domingo, 20 de octubre de 2013

Estoy hecho de sombras






Estoy hecho de sombras y de sueños.
Me atraviesan los días y las cosas,
las palabras, los seres y las rosas.
Son otros siempre mis constantes dueños.

Ajenidad de lo interior; empeños,
esfuerzos y quehaceres, impiadosas
y escuálidas tareas, duras lozas
sobre ansias,  brasas y encendidos leños.

Esfumándome voy entre curiosas
inquisiciones de arrugados ceños,
culpándome de faltas imperiosas.

Soy  verdugo de instantes halagüeños
y en  muelas desveladas e injuriosas
trituro mis espléndidos diseños.

Amilcar Luis Blanco ("Mirando figuras y rostros" por Miguel Larrarte)

jueves, 17 de octubre de 2013

MI CORAZÓN




“Un albañil de sangre, muerto y rojo,
llueve y cuelga su blusa cada día
en los alrededores de mi ojo,
y cada noche con el alma mía,
y hasta con las pestañas lo recojo”.

Miguel Hernández, de su poema “Sino sangriento”





Más allá del esfuerzo, la impotencia, la duda,
mi corazón sostiene la andanada del mundo
Y él es sí lo cordial, la cuerda tensa
sostenida en el pulso,
en el vibrante paso de la sangre que tiembla.

Es el ausente paso de la sangre que pasa
y atraviesa la niebla, el descontento,
la espesa pesadumbre;
lo que oxida y desgasta
y lleva a la quietud absorta de la piedra.

Mi corazón, la frágil maravilla
del latido viviente
y su fiel asistencia, sosteniendo mis actos,
mis emociones turbias o claras, mis deseos,
me mantiene en vigilia sobre el potro del día.

“Albañil de mi sangre”, como dijera Hernández,
el obrero que tira de la noria del tiempo,
y me hermana en destino con otros corazones
y destila su insignia de roja reciedumbre
en el cruel alambique del azar y la nada.

Amílcar Luis Blanco



lunes, 14 de octubre de 2013

Paso a paso


"Ven a escuchar mi voz como si fuera
un murmullo de piedras en el río..."
Luis Giménez Rebollo



Paso a paso, despacio, lentamente,
piso el suave tapiz de verde hierba,
y la suave colina roja pasión enerva
de la que  tu cuerpo es agua y fuente.

Vasta mujer y vega de simiente
eres a mi andariega, asaz proterva
ilusión de vivir, asaz acerba
en duelo y en dolor aún fluyente.

Vida y tierra desnuda y elocuente,
me nutre tu verdor, me habla la verba
de rumorosa piedra en tu vertiente

Y te siento en un cielo que me observa,
solar en su retina transparente,
siendo el toro que pace en tu reserva.

 II

Esos toros de lidia que se miran,
cerreros y bruñidos y rojizos,
pisan sobre los pastos y pajizos,
espigados, enhiestos, luego viran.

Sueñan en graderías y suspiran
tranquilos, bajo cielos, bajo frisos
de nubes, copas, horizontes, rizos,
burbujas de volúmenes y giran.

Levantan ojos grandes en macizos
de latientes aludes, luego tiran
dentro de sus yeyunos los erizos

cardos, pastos, alfalfas y se estiran
y  en pezuñas rampantes trazan lisos
redondeles de furia cuando aspiran.


Amílcar Luis Blanco  ("Toros de lidia" por Miguel Angel Caballero)

Carlos Gardel - Amurado

viernes, 11 de octubre de 2013

TORO





























Me he extendido desnudo en la explanada,
en la región ingente del mutismo,
hecho de arena y de sensual abismo
y furia y luz absurda y desatada.

He llegado a las lindes de la nada,
extraviando las señas de mi mismo,
donde se desdibuja mi ostracismo
y  del olvido espera la estocada.

Un vacío cayéndose de un sismo
de conmoción; la pálida celada
de saberse mortal y el estoicismo

de sucumbir de corazón a espada
igual al toro que en su paroxismo
carga contra el acero en la rodada.

Amílcar Luis Blanco ("Cógida en la arena" por Fernando Botero)

martes, 8 de octubre de 2013

Ella





















A ella le ríe el alma en todo el cuerpo,
hasta en el ansia,
la riega de razón y de estremecimiento
y la pone de cobre y ruboriza
y le hace hablar innúmeras palabras.

Sus manos me recorren y sostienen,
atrapan mi unidad y la gestionan
y le exprimen las horas más aciagas
para que al fin sus muslos se apresuren
a ingresarla en lo enhiesto de mi sangre.

A ella todo le canta y la festejo
en el aroma a espliego de su carne,
en sus ojos oscuros acerados
y en la cantera misma de sus dientes
cuando se abre el humor en su áurea risa.

A ella la amo sin saber el cómo,
ignorando lo feo, lo vetusto,
que suele arder al fondo de los brillos
de las gemas quemantes de sus ojos.
La amo solamente en medio de la nada.

Amílcar Luis Blanco  ("Desnudo" por Amedeo Modigliani)

sábado, 5 de octubre de 2013

Todavía metido

























Todavía metido, desde toda la ausencia,
en el alcohol sediento de tus ojos,
en sus brillos de acero, hasta de hinojos,
me bañaría en  la luz de tu presencia.

Que mojaras desnuda en tu inmanencia
mi cuerpo, mi memoria y  los despojos
ruinosos de mis álgidos antojos,
y dejaras  tu alma en mi conciencia.

Enamorado estoy de tus arrojos,
de tu audacia de ser y me aquerencia
a tu cuerpo, a tus manos, en abrojos

de caricias y besos. Tu apariencia
me provoca esperanzas y sonrojos
y pervierte el glamour y la inocencia.

Amilcar Luis Blanco

Dante inferno canto v .

martes, 1 de octubre de 2013

LA PARTIDA



No se parece a nada la mañana,
no se parece a nada.
Porque debí sentir que te alejabas,
propagada en un viento gris, de ausencia,
repartida sin sones o campanas
que anunciaran tu adiós hacia el silencio.

Una sábana suelta, distendida,
colgada en una sórdida azotea,
me anunció tu partida sin que viera
todo el clamor del tiempo y de su proa
hundiéndose en las olas solitarias
de un horizonte sin cesar creciente.

Un gentío de otros se desliza,
se deslíe de todos los colores
y en las yemas, las palmas y los labios
cae desde cada instante al infinito
y así te fuiste muda, toda espalda,
de mi pasión, mis tardes y mis sueños.

Amílcar Luis Blanco

jueves, 26 de septiembre de 2013

EL OLVIDO




Después, antes de todo, está el olvido,
su invisible inmanencia, su silencio;
un desierto sin nadie, repartido
entre el tropiezo gris que reverencio.
Hay sucesión de cosas y sonido,
ese tren que no viene o que se ha ido,
cayéndose del mundo y me aquerencio
a lo inmediato laxo y conocido;
pánico de caer al torbellino.
Hay mujeres de espaldas y no vuelven,
frentes ya ralentadas, manos, ojos,
sin caricias, miradas y despojos,
fotografías, útiles, ensambles,
deseos que han perdido miel y sables.
Porque ante todo está lo que se ha ido
paradójicamente y sobreviene
sin saberse de dónde. Hay un camino
y trae alud de forma y de sentido
y transparencia en ciernes y un ejido
de sombras e inquietantes parabienes
¿Será el olvido el mar del que proviene
tanta ternura atroz, tanta penumbra,
porque nos deja ser y nos sostiene;
luego de ensombrecernos nos alumbra?

Amílcar Luis Blanco  ("Desnudo de mujer" por Joaquín Sorolla)

martes, 24 de septiembre de 2013

LA SOLEDAD



Vengo de las tendencias ultrajadas
de pretender comunicarme.
Pero tú, soledad, que ardes
por todas partes,
incendiada por todos tus costados,
desmesuradamente.
Tú, soledad urente,
quemante,
atrevida fémina sin deleites,
ni afeites,
con piernas de largos muslos lucientes;
cara prostituta,
máxima desoladora sádica.
Tú, soledad, vienes a decirme ahora,
¿qué engaño?
Si hasta en tu comparencia insólita o mañida
no se te soporta y, desesperado,
cualquier mortal busca lanzarse a lo desconocido
antes que experimentarte
y sufrir tu desoladora compañía
amalgamada en la ansiedad y la ausencia.

Vengo de las intenciones violadas
de pretender decir y que me escuchen
y querer escuchar lo que me digan.
Soledad que sacudes, hieres, vejas,
tangenciales tus filos de acero,
quebrando la tibieza, el equilibrio,
para dejar un aire y gravedad vencidos,
fingidos, desangelados y vacíos.
Quién pudiera olvidarte,
disentirte,
dejarte pasar como a las nubes no miradas,
apostado
sobre el rellano de la indiferencia más solemne
y la quietud más fría
en una distancia infinita sin retorno.



Amílcar Luis Blanco.  ("Pintura figurativa de mujer" Oleo sobre lienzo por Soledad Fernández)

viernes, 20 de septiembre de 2013

CACHO TIRAO - DELICADO (WALDIR AZEVEDO) - CAVAQUINHO - 1990

El misterio






El misterio se aguanta en todas partes.
Un tango dentro de otros.
Una esperanza dentro de otras.
Zarpa de los rincones hechos puertos
lerdas embarcaciones invisibles.

El misterio se acoda y se levanta.
Acompaña al borracho en sus maneras.
Se refugia en los ojos de los gatos
y pule el corazón de las cigarras
desde la primavera y el estiércol.

El misterio en los versos de Neruda,
en los versos de Elliot y las grutas
propuestas al azul en las miradas
de una mujer esquiva y silenciosa
que atiende en sueños todas mis vigilias.

Abunda y lo ignoramos porque tiene
una ilación profunda con los sueños,
un entretenimiento de dioses y panteras
en adioses salvajes o fronteras de encuentros
lábiles, imposibles, más allá del modesto simulacro,

de la puesta en escena cotidiana,
la percudida puesta de los otros nosotros
de la que participamos anodinos,
sorprendidos de no desmoronarnos
cuando la desazón y la tristeza roen el corazón.

Y cada tarde y cada vez y cada noche y cada
la pulsación del tiempo nos golpea.
Segundero, milímetro, avanzada;
sol y luna, planetas, asteroides,
ruedan en los espacios siderales,
se abisman y evaporan en la nada.

Amilcar Luis Blanco ("Retrato del doctor Gachet" por Vincent Van Gogh)

jueves, 19 de septiembre de 2013

Anduve entre tus ojos y tus manos


























Anduve entre tus ojos y tus manos,
criatura del infierno que creabas,
ese centro de fuego, siendo el agua
o la materia insomne, incombustible,
resistente a tu voz y tus maneras.

No te bastó tratarme y destratarme
para que mi estructura agilizara
el intento de ser que soy, la sombra
o la escuadra de luz hecha momento;
una extrema y extraña singladura.

Escapando de ti, mitad fantasma,
mitad hombre de absurdo embarazado,
quede mudo, desnudo, en amor claro.
Fui la espera, un sendero de la nada,
una paciencia azul que se deslíe.

Anduve entre tus ojos y tu alma,
entre tu cuerpo y mar y telarañas,
en el ámbar tejido en tus pupilas,
la red radial silente de tu sangre,
en racimos de albas y de ocasos.

Extranjero y difícil, no bastaba
tratar de contenerme y olvidarme,
preciso era tejerme y destejerme,
ovillarme sin paz, desovillarme
y convertirme en duelo y en patraña.

Amílcar Luis Blanco (Alma Tadema "El traje favorito")

miércoles, 18 de septiembre de 2013

KEOPS



















Ya no estaban allí, ya se habían ido
los duros dromedarios del silencio,
los alfiles del sol piramidales,
los absurdos tallados en las sombras.

Ya no estaban allí, sólo la esfinge
resistía el embate sin fronteras
de las arenas sueltas del desierto
y sus vuelos ardientes en el viento.

Sobraban las astucias y los gatos,
en la pregunta infiel de Shopenhauer,
su mismidad exhibían sin recatos.
La piedra respiraba sólo tiempo.

Amílcar Luis Blanco

sábado, 14 de septiembre de 2013

LLEGA LA PRIMAVERA



















Llega la primavera, tañen campanas en el viento.
Las hojas reverdecen y los días, ánimos y colores
nos traen y nos despojan de a poco de estertores
que nos dejó el invierno y su gélido aliento.

Vislumbramos de nuevo el aguerrido acento
de cada instante.  Porque  desde las  flores
vendrán frutos y pulpas, aromas y sabores,
desnudez, carnavales, sensualidad en aumento.

La primavera nace igual al sentimiento
de un prurito, un deseo, una sed; esplendores
plenificándonos desde lo exento.

Las sangres se hacen viñas, viñadores
nosotros de sus uvas,  del áspero sarmiento
poroso de un sudor, sus leñadores.

Amilcar Luis Blanco  ("La primavera" por Sandro Boticelli)


jueves, 12 de septiembre de 2013

Ella


























Ella atraviesa el río del silencio,
viene desde la espuma y la paciencia,
se dibuja de pronto sobre el blanco
y exhibe en líneas su sencillo porte.

Ella tiene de luna las maneras
pero crece y es brío y espesura,
compone médanos y abre 
agua y cielo en lo áspero.

En la noche extiende su lascivia
y su celo de loba taciturna
y lastima el dolor con esperanza
desde que fuera puber y hasta nunca.

Ella sólo conspira si la advierto
si reparo en su paso sigiloso
y en la luz de sus ojos de pantera;
su vecindad anula las distancias.


Amílcar Luis Blanco