Me he extendido desnudo en la explanada,
en la región ingente del mutismo,
hecho de arena y de sensual abismo
y furia y luz absurda y desatada.
He llegado a las lindes de la nada,
extraviando las señas de mi mismo,
donde se desdibuja mi ostracismo
y del olvido espera la estocada.
Un vacío cayéndose de un sismo
de conmoción; la pálida celada
de saberse mortal y el estoicismo
de sucumbir de corazón a espada
igual al toro que en su paroxismo
carga contra el acero en la rodada.
Amílcar Luis Blanco ("Cógida en la arena" por Fernando Botero)
Qué magistral soneto, Amilcar. Es una preciosidad. Disfruto leyéndote, amigo.
ResponderBorrarAquí, al igual que (no en muchos blogs) puede leerse buena y auténtica poesía.
Mi admiración y aplauso para ti
Bellísimo soneto, querido Amílcar. El corazón sucumbe al acero del estoque del desamor, como sucumbe el toro al destino que le espera y para el cual ha nacido.
ResponderBorrarMis felicitaciones, Poeta. Buena semana.