no se parece a nada.
Porque debí sentir que te alejabas,
propagada en un viento gris, de ausencia,
repartida sin sones o campanas
que anunciaran tu adiós hacia el silencio.
Una sábana suelta, distendida,
colgada en una sórdida azotea,
me anunció tu partida sin que viera
todo el clamor del tiempo y de su proa
hundiéndose en las olas solitarias
de un horizonte sin cesar creciente.
Un gentío de otros se desliza,
se deslíe de todos los colores
y en las yemas, las palmas y los labios
cae desde cada instante al infinito
y así te fuiste muda, toda espalda,
de mi pasión, mis tardes y mis sueños.
Amílcar Luis Blanco
"Y así te fuiste muda, toda espalda,
ResponderBorrarde mi pasión, mis tardes y mis sueños"
Versos maravillosos que, en todo el poema, derrochan imágenes metafóricas, Amilcar.
Mi aplauso y besos. María
Eso de "toda espalda" es muy gráfico y carga a tope las emociones que producen la marcha del ser querido.
ResponderBorrarPrecioso poema, Amilcar.
Un abrazo.
Hermosa entrada amigo mío, ahora que termine mi vacaciones, te diré que a veces al leerte allí junto al mar, no solamente te leía, también escuchaba tu voz junto al susurro de las olas, que más de una vez dejaron mis palabras sin sonido, y mi mentó volando junto a las gaviotas. Ahora ya me pondré al día con todos vosotros. Un abrazo enorme.
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