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jueves, 26 de septiembre de 2013

EL OLVIDO




Después, antes de todo, está el olvido,
su invisible inmanencia, su silencio;
un desierto sin nadie, repartido
entre el tropiezo gris que reverencio.
Hay sucesión de cosas y sonido,
ese tren que no viene o que se ha ido,
cayéndose del mundo y me aquerencio
a lo inmediato laxo y conocido;
pánico de caer al torbellino.
Hay mujeres de espaldas y no vuelven,
frentes ya ralentadas, manos, ojos,
sin caricias, miradas y despojos,
fotografías, útiles, ensambles,
deseos que han perdido miel y sables.
Porque ante todo está lo que se ha ido
paradójicamente y sobreviene
sin saberse de dónde. Hay un camino
y trae alud de forma y de sentido
y transparencia en ciernes y un ejido
de sombras e inquietantes parabienes
¿Será el olvido el mar del que proviene
tanta ternura atroz, tanta penumbra,
porque nos deja ser y nos sostiene;
luego de ensombrecernos nos alumbra?

Amílcar Luis Blanco  ("Desnudo de mujer" por Joaquín Sorolla)

martes, 24 de septiembre de 2013

LA SOLEDAD



Vengo de las tendencias ultrajadas
de pretender comunicarme.
Pero tú, soledad, que ardes
por todas partes,
incendiada por todos tus costados,
desmesuradamente.
Tú, soledad urente,
quemante,
atrevida fémina sin deleites,
ni afeites,
con piernas de largos muslos lucientes;
cara prostituta,
máxima desoladora sádica.
Tú, soledad, vienes a decirme ahora,
¿qué engaño?
Si hasta en tu comparencia insólita o mañida
no se te soporta y, desesperado,
cualquier mortal busca lanzarse a lo desconocido
antes que experimentarte
y sufrir tu desoladora compañía
amalgamada en la ansiedad y la ausencia.

Vengo de las intenciones violadas
de pretender decir y que me escuchen
y querer escuchar lo que me digan.
Soledad que sacudes, hieres, vejas,
tangenciales tus filos de acero,
quebrando la tibieza, el equilibrio,
para dejar un aire y gravedad vencidos,
fingidos, desangelados y vacíos.
Quién pudiera olvidarte,
disentirte,
dejarte pasar como a las nubes no miradas,
apostado
sobre el rellano de la indiferencia más solemne
y la quietud más fría
en una distancia infinita sin retorno.



Amílcar Luis Blanco.  ("Pintura figurativa de mujer" Oleo sobre lienzo por Soledad Fernández)

viernes, 20 de septiembre de 2013

CACHO TIRAO - DELICADO (WALDIR AZEVEDO) - CAVAQUINHO - 1990

El misterio






El misterio se aguanta en todas partes.
Un tango dentro de otros.
Una esperanza dentro de otras.
Zarpa de los rincones hechos puertos
lerdas embarcaciones invisibles.

El misterio se acoda y se levanta.
Acompaña al borracho en sus maneras.
Se refugia en los ojos de los gatos
y pule el corazón de las cigarras
desde la primavera y el estiércol.

El misterio en los versos de Neruda,
en los versos de Elliot y las grutas
propuestas al azul en las miradas
de una mujer esquiva y silenciosa
que atiende en sueños todas mis vigilias.

Abunda y lo ignoramos porque tiene
una ilación profunda con los sueños,
un entretenimiento de dioses y panteras
en adioses salvajes o fronteras de encuentros
lábiles, imposibles, más allá del modesto simulacro,

de la puesta en escena cotidiana,
la percudida puesta de los otros nosotros
de la que participamos anodinos,
sorprendidos de no desmoronarnos
cuando la desazón y la tristeza roen el corazón.

Y cada tarde y cada vez y cada noche y cada
la pulsación del tiempo nos golpea.
Segundero, milímetro, avanzada;
sol y luna, planetas, asteroides,
ruedan en los espacios siderales,
se abisman y evaporan en la nada.

Amilcar Luis Blanco ("Retrato del doctor Gachet" por Vincent Van Gogh)

jueves, 19 de septiembre de 2013

Anduve entre tus ojos y tus manos


























Anduve entre tus ojos y tus manos,
criatura del infierno que creabas,
ese centro de fuego, siendo el agua
o la materia insomne, incombustible,
resistente a tu voz y tus maneras.

No te bastó tratarme y destratarme
para que mi estructura agilizara
el intento de ser que soy, la sombra
o la escuadra de luz hecha momento;
una extrema y extraña singladura.

Escapando de ti, mitad fantasma,
mitad hombre de absurdo embarazado,
quede mudo, desnudo, en amor claro.
Fui la espera, un sendero de la nada,
una paciencia azul que se deslíe.

Anduve entre tus ojos y tu alma,
entre tu cuerpo y mar y telarañas,
en el ámbar tejido en tus pupilas,
la red radial silente de tu sangre,
en racimos de albas y de ocasos.

Extranjero y difícil, no bastaba
tratar de contenerme y olvidarme,
preciso era tejerme y destejerme,
ovillarme sin paz, desovillarme
y convertirme en duelo y en patraña.

Amílcar Luis Blanco (Alma Tadema "El traje favorito")

miércoles, 18 de septiembre de 2013

KEOPS



















Ya no estaban allí, ya se habían ido
los duros dromedarios del silencio,
los alfiles del sol piramidales,
los absurdos tallados en las sombras.

Ya no estaban allí, sólo la esfinge
resistía el embate sin fronteras
de las arenas sueltas del desierto
y sus vuelos ardientes en el viento.

Sobraban las astucias y los gatos,
en la pregunta infiel de Shopenhauer,
su mismidad exhibían sin recatos.
La piedra respiraba sólo tiempo.

Amílcar Luis Blanco

sábado, 14 de septiembre de 2013

LLEGA LA PRIMAVERA



















Llega la primavera, tañen campanas en el viento.
Las hojas reverdecen y los días, ánimos y colores
nos traen y nos despojan de a poco de estertores
que nos dejó el invierno y su gélido aliento.

Vislumbramos de nuevo el aguerrido acento
de cada instante.  Porque  desde las  flores
vendrán frutos y pulpas, aromas y sabores,
desnudez, carnavales, sensualidad en aumento.

La primavera nace igual al sentimiento
de un prurito, un deseo, una sed; esplendores
plenificándonos desde lo exento.

Las sangres se hacen viñas, viñadores
nosotros de sus uvas,  del áspero sarmiento
poroso de un sudor, sus leñadores.

Amilcar Luis Blanco  ("La primavera" por Sandro Boticelli)


jueves, 12 de septiembre de 2013

Ella


























Ella atraviesa el río del silencio,
viene desde la espuma y la paciencia,
se dibuja de pronto sobre el blanco
y exhibe en líneas su sencillo porte.

Ella tiene de luna las maneras
pero crece y es brío y espesura,
compone médanos y abre 
agua y cielo en lo áspero.

En la noche extiende su lascivia
y su celo de loba taciturna
y lastima el dolor con esperanza
desde que fuera puber y hasta nunca.

Ella sólo conspira si la advierto
si reparo en su paso sigiloso
y en la luz de sus ojos de pantera;
su vecindad anula las distancias.


Amílcar Luis Blanco

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Los cuerpos como leños



























Los cuerpos como leños, como espigas.
Nos sentíamos arder en las madrugadas,
cubiertos entre sábanas de sombras.
A prudente distancia los espejos
nos miraban hacer, lujosos ciegos
devolviendo la luz y los colores y las líneas
desde lo atroz, la ciénaga, su azogue.
Los cuerpos como leños crepitantes.
Contra el negror bruñido de luna y de silencio.

Llamas frías recuerdan las cenizas.
El alba huyó y evaporó las risas
Una procesión de sombras sale,
pasea por el parque, henchida de nosotros,
se desenvuelve sin cesar en noches.
Es lo turbio de todos, fantasmático,
insomne, decaído. En el mecerse de las copas
entregadas al viento flamean las vigilias.

Estoy solo en la noche, mi corazón recuerda,
mi víscera latiente aún oye sus pasos.
Los dos nos retorcíamos dentro del mismo fuego.
Los cuerpos como leños, las horas como llamas.
En el cielo la hondura del anchuroso espacio.
La soledad sin tino, la extensión sin fronteras
cayéndose en el río del tiempo que nos lleva.

Amilcar Luis Blanco ("Homenaje a Egon Schiele" por Carmen Luna)

Nadie que diga sombra





















"Si pudiera me iría de aquí a mil años"
César Vallejo


Nadie que diga sombra quiere sombra.
Nadie que diga miedo quiere miedo.
Pero, quien dice nada, ¿quiere nada?

El primero la luz, el sol, la magia.
Y el segundo esa ensoñación radar
rodeándolo entre las cosas,
impidiéndole choques y desórdenes.

Solamente el tercero se tropieza en sí mismo,
en su duda cerval y desconfía
y consiente en partir sin despedirse.

Amílcar Luis Blanco  (Obra plástica: "Melancolía"  por Bergen Munch)

viernes, 6 de septiembre de 2013

SONETO DE MANERA DESDICHADA
























Viniste a mi con trozos de tristezas
y puertas y maneras destrozadas,
violaciones y círculos y endechas
caídas en espesas marejadas.

Y transparente casi y blanco y de oro,
mirándome en espejos de silencio
junte astillas de lunas en mis manos
para darte mis noches hechas playas

Quebré rumbos de estrellas y de flechas
y me poblé de ausencias y astrolabios
y hasta tu exilio me interne en la noche

Esperaba tu luz, que florecieras
porque te amé, porque te había amado.
Tu ausencia me estalló por todo el cuerpo.






Amilcar Luis Blanco