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viernes, 27 de marzo de 2020

Extrañarte




Henri De Braekeleer (Belgian, 1840-1888), “De Teniersplaats”

Manejando en las calles, caminando en  veredas,
atravieso tu rostro en  todos lados.
Atravieso tu frente, tus ojos y tus años
y por momentos siento ser vos. Los sitios turbios,
los claros parques,  todos mis costados,
se pueblan con tus sienes y tus cabellos rubios.

Siento ser vos, te extraño. Mis manos cada instante
dirigen la pasión de estar contigo
mientras recorro la ciudad y te evoco.
Estás en cada esquina equidistante
de mi fiel corazón y de mi abrigo
y te siento y te sigo como un loco.

Estoy enamorado y en esta gris distancia,
en esta ausencia de acendrados ritos
el destino nos cruza y exilia sin coartada,
y al no poder reunirnos, me asalta tu elegancia.
Mi corazón te llama con silenciosos gritos.
Me convierte en tu cuerpo y me anonada.

Extraño tus extremos de angustia y  alegría.
Hundirme para siempre en tus evocaciones,
que me contaste a corazón abierto
y con eso bastarme para sentirte mía.
El sol de tu sonrisa me pone en descubierto
Y te construyo entonces con vanas ilusiones.

Fingir ser vos 
y, sin saberlo, 
nunca saber quién sos.
Me devuelven mis ojos tus rostros transparentes.
y llevo tu sonrisa igual a una bandera,
con la creencia ciega de llevarla los dos 
Un absurdo gestado por signos elocuentes
de sentir en mi vida que tu vida me espera.

Amílcar Luis Blanco





domingo, 22 de marzo de 2020

IMPOTENCIA



10 obras de Picasso que muestran el sufrimiento de las mujeres durante la guerra 1

Ese ser yo que quiere ser nosotros,
pero no sabe, pero no se anima,
porque el miedo pervierte,
porque el día
tan sólo nos permite esta poesía.

Ese volver de lágrimas desierto
hacia una soledad en compañía,
a pensar, a dolerme,
en el segundo,
en el que nos iremos de este mundo.

Ese querer amarnos sin medida.
Amar nuestra belleza, nuestra fuerza
para vivir, para sentir,
y en lo inminente
ser sólo un grito más entre la gente.

¡Cuánta impotencia en nuestros cuerpos hiede!
Cabalgamos urgidos por la nada.
Queremos ayudarnos y la parca y su espada;
detiene nuestras vidas porque puede.

Quisiéramos ser dueños de las fechas
del tiempo y la razón de nuestras vidas.
Pero el ímprobo intento, las estrechas
sendas sin trascendencias ni salidas
de nuestro ser gregario
no puede diseñar el calendario.

Amílcar Luis Blanco (Pintura de Pablo Picasso) 

LA PESTE






Resultado de imagen de pinturas de pestes

Hay un dolor de lágrima encendida.
Es la huella del agua de una fuente
de  llantos y de lutos sin medida
vueltos de modo impar a este presente.

Hoy como ayer la muerte nos convida.
Vivamos sin mezclarnos como gente
pero comunicados porque anida
su hoz en lo  gregario y contingente.

Vino en guerras mundiales su redada
y también en hambrunas. Vino en pestes
a cosecharnos con sus raudas huestes.

Hoy viene como siempre solapada,
global, envuelta, bien disimulada,
en hábitos ingenuos y terrestres. 

Amílcar Luis Blanco (Pintura de Rodolfo Abularach - "La peste negra"- Museo de arte moderno en Guatemala)

viernes, 20 de marzo de 2020

PARA VER.


más gentes

Tengo que ver cómo serán las tardes
cuando por todas partes llueve la tristeza,
cuando vuelvo de todos los rincones
cómo será tu amor.
Tengo que ver delirios en las calles,
en los  cafés,
en los menudos grupos,
de las gentes en colas de transportes
esperando vidrieras,
esperando la luz en las contiendas del silencio.
Tengo que ver porque me siento ciego,
porque me siento sólo y desalmado
y porque el alma ha extraviado el cuerpo
y lo busca sin alas y sin manos.
Tengo que ver porque de ver se trata.
Porque los ojos, porque las miradas
encienden las esquinas de la nada
y sorprenden las sombras y los vientos
Tengo que ver dónde cundió el aliento.

Tengo que ver ¡Por Dios! no me detengan.
No extrapolen mis ganas
cansadas de mentiras,
hartas de los malditos noticieros,
las imágenes rotas, fragmentadas,
por las consignas ebrias de banderas
y borrachas de ritos funerarios.
Para ver hoy me limpio del columpio del miedo;
esta hamaca de sombras incendiarias.
Tengo que ver el corazón del fuego
porque al fin me  atraviesan las distancias.

Para ver hoy me salgo de esta vida,
del carrousel poblado de carretas
que transportan sus agrias soledades,
sus  digestiones de ácidos misterios,
sus digresiones de  extraviados bueyes,
sus falencias oscuras,
óxidos decadentes y líquidas espadas.
Para ver digo
Para ver
Y sólo para ver.

Amílcar Luis Blanco (Pintura de Diego Castellón)

LA LUZ DE TU SONRISA




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Espléndida, la luz de tu sonrisa
pone un cielo de amor sobre mi vida
y al cisne de la aciaga despedida
lo hace fenix triunfal en la ceniza.

Radiante, a todo sol, lustra la brisa
tu blanca dentadura, tu aterida
nieve de niña tímida encendida,
tus pómulos, tus ojos y tu prisa.

Suspendido del alma palpitante
que transparenta tu fotografía
miro tu sonreír y tu alegría.

Pero en tus ojos siento lo distante
de una oculta tristeza vigilante
y de una soledad que no confía.

Amilcar Luis Blanco ( Fotografía de Marilyn Monroe) 

jueves, 12 de marzo de 2020

CASTO y TRÁGICO AMOR



El amor trágico

Hoy dejemos de hablar para mirarnos,
para dejar caer en nuestros ojos
esa silente sucesión de antojos
que Dios puso en nosotros por amarnos.

Hoy entremos al hoy, a preguntarnos
por qué entre lánguidos latidos rojos
anudamos espinas en manojos,
en deseos sin fin, sin entregarnos.

Al casto amor rendimos pleitesía
Trágica luz de luna lo adelanta,
virginal y asexual y allí lo imanta

como duelo sin cuerpos, como vana alegría
de darle a nuestras almas  la muerte y la poesía
de un casto amor latiendo en la garganta.

Amilcar Luis Blanco (Pintura de John Everett Millais, "El amor trágico", oleo sobre lienzo)