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viernes, 26 de mayo de 2017

CANDIDEZ





La candidez se ahonda en el rostro y espera
y la mirada extiende su sed hacia ilusiones,
les proyecta la fiebre para abrevar pasiones
allí donde los cuerpos labrarán la frontera.

Y será la esperanza, su favor, la que quiera
hacer una mujer de la niña y sus dones,
frutecer en llantinas de alegres corazones
si el amor la rodea y alcanza y prepondera.

Y será la inocencia fecundada, la buena,
transmitiendo los días a los días sin llantos
la feliz nervadura de todos los encantos;

la viña cuyas uvas tras los siglos sin pena
produce el vino añejo en su virtud más plena;
el rubor pudoroso de los amores santos.

Amilcar Luis Blanco ("Alison" , oleo sobre tela de William Sergeant Kendall)     


miércoles, 24 de mayo de 2017

AZARES E ILUSIONES







A todos nos rodea el infinito.
Un abismo de sueño o de locura.
Al borde de una vida está la oscura
sucesión del azar, reacio al rito.

La acerba soledad, el apetito
de lo siniestro audaz, la envergadura
de un Quijote al revés cuya cordura
estriba un Rocinante en paz, contrito.

La chance de perder, desbarrancados,
no nos hace extraviar las ilusiones
y andamos entre cielos y pasiones.

Rojos, plenos los rostros, encarnados.
Y maduramos frutos que son dones,
ilusiones en bosques encantados.

Amílcar Luis Blanco ("El escondite de Orfeo", oleo sobre tela de Robert Gonzalves)

sábado, 20 de mayo de 2017

Intimidades


Volúmenes de viento.
Mariposas y alas.
Lluvia de firmamento.

Mi boca sobre tu boca.
Mi cuerpo sobre tu cuerpo.
Y el cielo temblando dentro.

Parpadeo del verano.
Lágrimas de sol cayendo.
Aguas de angustias y tiempo.

Sola, solo, en la enramada
Sobre el espejo de un cielo
de juncos, algas y anhelos.

Sobre el espejo del cielo.
Estanque de luz poblada.
Mi cuerpo, tu cuerpo, quiero.

Amilcar Luis Blanco (Pintura de John William Waterhouse)




martes, 16 de mayo de 2017

LOS DESEOS




Hay una fiebre de arrabal y lobos,
una fiebre animada de intemperie.
Son los  deseos.
Los fuegos fulgurantes que se instalan
dentro de las entrañas.
Salvajes solitarios y desnudos
recién llegados de la selva,
de esa sed voraz y contenida,
conocida por todos,
de hierbas y de frondas y hojarascas.

Gavilanes de duelos y avaricias
ocultos en los cuerpos.
Desplegando las alas.
Levantado sus vuelos
sobre blandas palomas.
Vuelos de gavilanes sobre aguas.
O galopes tendidos del mar en las arenas
y una montaña azul  evaporándose
en volcánicos fuegos sulfurados.

Manejan nuestros ojos
y los ritmos de nuestras respiraciones,
nuestras sangres,
llevándonos en latidos desbocados,
arrojándonos de nucas y de espaldas
hacia cielos abiertos de trémulas infancias.

¿Quién no comió  los labios tersos de los deseos?
¿Quién no bebió en las fuentes de sus lascivias
y colocó sus sombras a un costado
para gozar mejor de sus delicias?
¿O jugó un ajedrez
hecho de piezas de tinieblas y claridades,
blancas y negras en trebejos
proyectores de diestras y siniestras,
para ganar un trago, una mirada de mujer,
 su sonrisa o sus besos?

Sumergido en el mar de los deseos.
En los cuartos oscuros, de regazos aterciopelados
y cortinas vistiendo las brisas
y abriéndose y dejándolas  caer 
sobre nuestros cuerpos exaltados
 en torrentes de frescura
 recuerdo nuestros cuerpos 
húmedos en nuestras manos.

Amílcar Luis Blanco (Pintura de Goya)












jueves, 4 de mayo de 2017

EXISTIR





Detrás de los ojos
arde el infinito.
Delante de los ojos
un horizonte contumaz
se propaga a veces
y otras
disuelve y altera sus líneas
consumiéndose
y sentimos la libertad del aire.

Detrás de los ojos.
Delante de los ojos.
Nosotros en el medio.
En ese medio en el que sólo sin ser
somos
para lo que está
detrás de nosotros
y delante de nosotros.

Detrás delante.
Delante detrás.
Las sombras mueven espantos
entre luces sedientas
entre vacíos hambrientos.
El sol llaga y resuena
contra la angustia.

El sol con hombre sol
con hombre tiempo
y la luna mujer
aciaga y sola.
Y el hombre y la mujer
andando solos
pisando incertidumbres
y misterios.

Amílcar Luis Blanco ("Tata Jesucristo", oleo sobre tela de Francisco Goitia)

martes, 2 de mayo de 2017

MENTIRA Y VERDAD



La mentira es azúcar, sal,
fuego de alcohol apasionado,
la consumimos alegre y vorazmente
aunque nos destruya.
Nos edulcora y nos duele
a la vez.

La verdad, en cambio, es acíbar,
o insípida, como el agua,
repugna al paladar o acaso aburre
pero nos quita el óxido
de las células.

Cada vez que mentimos
el azúcar, la sal,
el alcohol incendiario,
se depositan en los rincones
palpitantes
de nuestros cuerpos
y nos devoran el revés,
el útil tejido que nos nutre.

En suma, nos intoxican y envejecen.

Debemos después beber
infusiones de hierbas amargas
y  agua pura,
limpiarnos con verdades
de todas las mentiras,
para no ahogarnos.

Amilcar Luis Blanco ("El hombre de fuego", fresco pintado en la cúpula por José Clemente Orozco)