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lunes, 30 de noviembre de 2020

El amor imposible






Pienso en ella sentada y en su belleza rubia.

En su mirar eterno a través de una puerta.

Ella encerrada y tibia, tras la menuda lluvia,

cautiva en su deseo de amar y mar abierta.


Estoy viendo sus ojos, copiosos de distancias,

pero de frente adentro, copiosos de tristezas

Y la veo ocupada en menudas destrezas

que no colman las cumbres ardientes de sus ansias.


Pienso en la soledad  que  nos abarca, como si nos hablara

y nos dijera nunca con firme voz de viento,

en esa soledad antigua y clara, de  diáfano escarmiento,


que nos da el espejismo de un amor imposible y en la rara

sensación de estar vivo y a la vez de haber muerto,

y pese a no haber sido, en la ilusión de verlo  cara a cara.


Amilcar Luis Blanco (Fotografía de Michelle Pfeiffer)



sábado, 14 de noviembre de 2020

SONIDOS Y SILENCIOS



 Hoy estuve saliendo como de una campana.

 En realidad  desde una orilla de campana.

 De su abierto sonido,  su tañer y su eco.

 Y comencé a rebotar en raudas lejanías y contra paredes,

contra cantos, contra articulaciones de ciudad. 

Y rebotaba y me caía cuando golpeaba en los silencios.

Los silencios dibujan los días y  las noches.

Limitan los sonidos y golpean los ruidos

o los dejan entrar en sus densidades hasta donde les parece. 

Es hermoso rebotar en silencios.

Hamacarse en silencios hasta morir de nuncas. 

Hasta sentir suaves dolores en la nuca y el pulso en las sienes.

Sólo en las sienes, sólo en la nuca, sólo en los nuncas.


Amílcar Luis Blanco ("El sonido del silencio", Oleo sobre lienzo de Yury Fomichev)

AMOR Y DOLOR




 ¡Qué cerca estás, qué cerca, pero también qué lejos!

Ya no puedo aunque quiera quitarte de mi vida

porque tus ojos pardos me observan sin medida

y los veo mirarme en multitud de espejos.


¡Qué vidas nuestras vidas, vertidas en reflejos!

Viajando hacia las sombras y hacia la despedida

amándose y doliéndose al correr de una herida

abierta tras los muros de nuestros entrecejos.


El amor nos mantiene. Su salario es de luces,

de voces y de ruidos y pájaros y cruces

despierta nuestros días, rutinas y trabajos.


Es el motor que zumba y mueve nuestros brazos,

El corazón nutriente hasta el caer de bruces

en la materna sombra que librará los lazos.


Amílcar Luis Blanco ("Amor y dolor", oleo sobre tela de Edward Munch)

martes, 22 de septiembre de 2020

ARTE POÉTICA



 Descomponer la realidad

en sus elementos más simples

-me dijiste

¿ Te dije?

- Sí.

Ir a la verdulería

con Eliot a su hora violeta

y buscar, inocentemente,

una hortaliza que se le parezca

- me dijiste.

Y también: "Nel mezzo dil cammin di nostra vita"

Tener "la misma sed ausente, la misma fiebre fría"

que Neruda - me dijiste.

O responder como lo hizo Becquer:

"Poesía eres tú".

Pero todo con ritmo escasamente audible

- me dijiste.

Todo armoniosamente

. me insististe,

como Perón dijo que Plutarco dijo.

O con honda belleza me dijiste.

Como  cuando Hernández

"le dijo a Cruz"- que le dijera-

"que mirara las últimas poblaciones

y a Fierro dos lagrimones

le rodaron por la cara".

Finalmente hervir la desventura

y servirla en un plato sin mañana.


Amílcar Luis Blanco (Pintura de Fermín Eguía)

sábado, 5 de septiembre de 2020

Nuestras ilusiones



Fermín Eguía





Recuerdo que estuvimos entre cielos de algodones

naciendo nuevamente

pero sin advertirlo del todo

porque nuestras ilusiones nos llevaban

a otros lugares.

Es decir, nos corrían los sitios;

esos carreteles del destino

desparramándolos insidiosos;

madejas o racimos o archipiélagos,

lujos de los latidos ardiendo en nuestras sienes.


Recuerdo que los viajes nos llevaban lejos.

Trenes, automóviles, atravesaban horizontes

y calcaban paisajes  en nuestras retinas absortas.

Mientras saboreábamos gaseosas,

masticábamos alfajores

o escuchábamos la radio

ahitos, hartos, 

bostezábamos circunstancias

sin haberlas paladeado jamás.


Había una vida posible

sin marcianos al hombro.

Un verano infinito

de mar, laguna, río o mieses,

sagrados navegantes

en yates de lujo

los recorríamos dormidos o despiertos.


La vida estaba en otra parte,

casi siempre en otra parte.

Nuestros ojos inquietos recorren los rincones

todavía,

buscan en las mañanas o en las tardes

algo que los contenga sin salida

en ese extraño nacimiento 

entre aquél cielo de algodones.


Amílcar Luis Blanco (Pintura de Fermín Eguía)





Nosotros, los otros.


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Alguna vez nos hemos visto.

Alguna vez nos hemos encontrado.

En mitad de la noche

o en los fárragos del día

cuando y donde todo se tramita

de modo articulado

o disparatadamente,

paseando por las plazas o las calles.

Alguna vez nos hemos visto las miradas

y pasamos de largo

casi sin advertirnos

pero llevando cada uno

la estela del otro.

Una orilla de fantasma,

el orillo del vestido o la pollera,

el dobladillo de la bocamanga,

Alguna vez las dudas

como mariposas oscuras,

parpadeos,

nos rozaron la calma

las sospechas

de ser otros, 

nosotros.


Amílcar Luis Blanco

sábado, 15 de agosto de 2020

A un cuadro de Dalí



Cuadra la claridad tras la ventana su inagotable transparencia
y ella la contempla sobre el agua en su total  caída 
Vestida solamente con su enagua y su vida,
sus muslos y sus glúteos en la muda aquiescencia.

Su cuerpo se relaja total, pura presencia.
Y sus ojos navegan en una larga huida
y la alejan del cuarto, furtiva y distraída
y todos contemplamos, retratada, su ausencia.

El cielo está en el agua o el agua se hizo cielo
y sobre  sus colores la soledad se puebla,
y su mirada  viaja y atraviesa la niebla

al deseo del alma y al acucioso celo
de abandonarse al día y a las alas y al vuelo
y alejarse por siempre de la parda tiniebla.

Amílcar Luis Blanco (Pintura de Salvador Dalí)












lunes, 3 de agosto de 2020

VENUS




6 secretos escondidos en pinturas famosas 1


Hecha de puro mar y arena, hecha de beso,
desde espumas y olas, abriéndote desnuda,
trémula al viento el cuerpo, eres la aguda
Venus del sol, eterna en su regreso.

Erótica y ardiente, entregada al  acceso.
Eres símbolo,  emerges de las aguas y exuda
tu salobre sustancia tu líquida hermosura,
la que guarda en sus senos un lujurioso rezo.

Y juntemos las manos y apuntemos los ojos
y aproximemos sangres al lúbrico latido
de la venus que brinda bordes y labios rojos

y despierta deseos de amar y dar sentido
a la unión de los sexos, la concepción, al nido
de la honda ternura de plurales antojos.

Amílcar Luis Blanco ("La maja desnuda", oleo sobre tela de Francisco de Goya y Lucientes)


viernes, 31 de julio de 2020

Tengo ganas






Luces y sombras de Picasso en breves trazos


Tengo ganas de estar bajo tu rostro,
iluminado por tus ojos.
Ganas también de que mis manos
se queden en tus manos.
Una ansiedad sin fin de que me bebas
para poder beberte.
Deformados los dos y derramados
como gotas mezclándonos
en el alambique del transcurso.

Tengo ganas inmensas de tu cuerpo
hundiéndose en el mío o viceversa.
Que nuestros codos, cielos y rodillas
rompan, disuelvan ángulos, se enreden
convertidos al fin en la materia
total de la presencia bajo un sol sin orillas.

Tengo ganas de acuerdos, ganas solas,
ganas como derrotas, como piedras.
La pura sed parida por tu ausencia.
Un destierro de tintas que se quejan
por líneas contra líneas las quijadas
y  pómulos dolores y tu frente.
Ganas al fin que lloran de querernos.

Lágrimas convertidas en espejos
partes de nuestros rostros quebradas en sus gotas.
Charcos donde conviven las sonrisas
y claros de tus álgidos cabellos
Tus muslos se alzan altos,
largos a tus rodillas
mezclados a corpúsculos del cielo.

Amílcar Luis Blanco (Pintura de Pablo Picasso)


domingo, 5 de julio de 2020

Durmiéndome




La Bella Durmiente | Letras Anónimas


Apoyado en el viento, sólo en el viento.
Apoyado en el día, sólo en el día.
Apoyado en el tiempo, sólo en el tiempo.
Pero empujando el alma con el cuerpo,
sólo con el cuerpo, solo me voy durmiendo.
Mientras el cielo cae sobre los hombros.

Mientras la luna roza los canteros
que contienen las luces sobre el agua
y los gatos se beben por los ojos
las encendidas ascuas de la noche
Solo, empujando el alma contra el cuerpo,
sólo con el cuerpo, solo me voy durmiendo.
El viento sopla con rigor de llantos.

Y la tristeza mueve las caderas, bajo las enramadas
y los dolores vienen como golpes, duros para mis ojos.
Las heladas lastiman, las heladas,
los adioses se suman, los adioses.
A las palabras  voy y de las palabras vengo.
Ando sobre las palabras, ebrio de momentos.
Hay un desierto de adioses, y flamean.

Hay llamas por todas partes y tiznes de sombra y fuegos.
Sueñan la ciudad durmientes detrás de cada ventana.
Doblan los aires las aguas y orillas asoman huellas.
Han pasado los caballos en enredados galopes
y dejaron sus relinchos atados a los alambres.
Mueve la noche sus aspas y enarbola al fin sus alas.
En los filos del silencio los gallos ponen gargantas.

Y atrás de todas las cosas y bajo todos los pesos.
Me voy durmiendo, oíme, me voy durmiendo.
Ya mi cerebro se ausenta, escapándole a mi cuerpo.
Mi memoria en la derrota, tras la popa deja estela.
Y me refugio en la sombra hecha de vientre.
Me interno solo en el sueño para ganarme otra vida.
Para traspasar mi muerte.
Amílcar Luis Blanco ( Pintura de Frederic Leighton, "La bella durmiente", oleo sobre lienzo)


domingo, 14 de junio de 2020

TANGO

De un patio en un bajo fondo
escucho mi corazón;
sus latidos acompasan
en el silencio redondo
las voces de un bandoneón.


El Tango | BIBLIODANZA0 | Alberto Estébanez

Mis pies, mis piernas, mis brazos,
se vierten en vos mujer
y hallan pistas nuestros pasos
y cuerpos nuestro placer.

Mi mano siente en la palma
el calor de tu cintura
y en mi mejilla es tu alma
la que late tibia y pura.

El tango nos emborracha
de trémolos y vibratos.
Nos ilumina y nos tacha
y nos enreda en sus tratos.

Bailando me han de encontrar.
Bailando me hago sentir.
Espada para ganar
este truco que es vivir.

Tu brazo en mi hombro posa
y las delicadas yemas
de tus dedos hacen glosa
sobre mi nuca de gemas.



Amílcar Luis Blanco

Nuestro beso






El mundo está girando
alrededor de nuestro beso.
Alrededor de nuestras bocas
reunidas en el beso.

En la distancia están cayendo
los cuerpos, las palabras,
notas descoloridas del otoño
y sueños escarpados
en cuyas faldas llueve.

Alrededor de nuestro beso
siempre.
Alrededor de nuestra sangre. 
Urbi et orbi.
Ecuménicamente.
Mientras los sarcasmos
encienden sus cirios.

Nos habíamos abrazado antes.
En momentos efímeros, fugaces,
en adjetivos y alas.
Habíamos estado reunidos
alrededor de  ese beso venidero
como alrededor de una hoguera
trashumante
que viajaba con nosotros
para entibiarnos las distancias.

Nuestros pechos sintieron
tiernamente sus durezas
y se traspasaron mutuamente
hacia el infinito.

Caigo en lo consabido
cada vez que lo dejo,
cada vez que me aparto
del extraño sentido
de aquél fugaz abrazo
que llevó a nuestro beso.

Amílcar Luis Blanco (Pintura: "El beso", por Gustave Klimt)

domingo, 7 de junio de 2020

ILUSIÓN




Mujeres Imaginadas – Juan Yoc artista plástico


No sólo está la luz de la mañana.
No sólo están los codos del silencio
golpeándome la paz de la ventana.
También están tus ojos si aquerencio
mi recuerdo a tu imagen y a mi gana.

Siento que despertaste y en tu frente
veo la misma luz iluminada;
sola en mi soledad, tu continente,
desde todos los puntos proyectada.

Te se sólo ilusión pero te extraño
de una manera tan inmoderada
que con tu boca imaginaria engaño
mi boca hacia tu beso modulada.

Y qué decir de mis desiertas manos,
también por mi deseo conjuradas
hacia las dunas y hacia los veranos
de tu cuerpo desnudo maniobradas.

Sigo solo acostado y en el cuarto vacío
escucho mil piares, pasos y algún motor,
mi corazón latiendo y un vago escalofrío
me acerca a tu sonrisa y a su tibio temblor.

Amílcar Luis Blanco (Dibujo a lápiz de Juan Francisco Yoc) 

viernes, 29 de mayo de 2020

EVERYBODY SING






Peces de plata.
Pájaros de plata.
Déjame dormir.
No quiero sufrir.
No quiero.
Peces de plata.
Pájaros de plata.

Everybody sing!

Déjame mirar.
Déjame dormir.

Peces de plata.
Pájaros de plata.

Déjame vivir.

Quiero gustar mis tragos de tiniebla.
Rutas de saxofón.
Quiero cantar innumerablemente.
Quiero poner mis tripas a estirar.

Quiero poner mis tripas y mis miedos
en el fondo del mar.
Ayyyy, ayyyy, ay, ay.

En el metal respiro,
en el aullido
del túnel de metal.

Desde el hueco me evado
en el aire exhalado.
Me voy o ya me fui.

Peces de plata.
Pájaros de plata.

Everybody sing. 

Amílcar Luis Blanco

viernes, 8 de mayo de 2020

OTRA LLUVIA Y EL DIÁLOGO CON UNA AUSENCIA



Golconde


El viento mueve
la razón
y llueve
compasión.

La memoria se agrisa,
melancólica
y la brisa,
bucólica,
remueve transparencias de ceniza.

La lluvia con sus puños ancestrales
golpea los vitrales
y también mi orfandad.
Sus pequeños diamantes,
transparentes,
iguales,
sin edad,
sacuden como siempre, como antes,
del tiempo fotogramas,
aceleran angustias,
lavan dramas,
humedecen y mojan hojas mustias.

- ¿Dónde estás?
- Estoy aquí, bajo la lluvia espesa.
Ahora todo el mundo es mi cabeza.
Aquélla que cantaba, reía, 
sollozaba
y también escribía.
Soy el libro de Banchs.

- ¿Dónde estás?
- Estoy en todos lados.
Rodeándote por todos tus costados.

- ¿La lluvia te ha traído?
- Sí. Estoy en su color y en su sonido.

-¿Es verdad que en esta ausencia,
auspiciada con gotas o sin gotas,
llueven hombres vestidos de cenit?
- Es verdad . Si lo notas
y  observas con paciencia
verás que es la pintura de Magritte.

- ¿La lluvia sin sentido?
No puedo responder porque amanece
y escampa.
La tormenta sus sombras estremece
ante la claridad que las arranca.

Amílcar Luis Blanco (Pintura de René Magritte)

EL AMOR





Marc Chagall, el 'mago del color' que revolucionó la pintura - YouTube

A menudo el amor
suele presentarse en pañales,
áspero de intemperie,
como pinturas que chorrean
sus colores de frío.

A menudo el amor
suele estar distraído
como una mariposa
que va desde un clavel hasta una rosa
siempre lejos del nido.

A menudo el amor
es un ángel cansado
que viene del futuro
y viaja hacia el pasado.

A  menudo el amor
es un maullido
que irrumpe su fugaz contrasentido
en mitad del pudor.

En ciertos crepúsculos
hay muchas horas sin hacer,
montones de agujeros de tiempos perdidos.
A menudo el amor tiende sus músculos
como si a esos vórtices se pudiese volver
a vivir nuevamente tiempos idos.

A menudo el amor
es sólo olvido.

Amílcar Luis Blanco (Pintura de Marc Chagall)

viernes, 1 de mayo de 2020

CANTO DE CIGARRAS






¿Quién soy yo para hablar de tantas cosas?
Un insecto nomás.
Un insecto que viola los violines
que no sabe tocar.
Una cigarra en medio de este mundo.
Una onda estelar.
Algo como ese viento distraído,
que roza la estructura material.

Si ensayo con las cuerdas un vibrato
tiemblo  en notas y sueno 
en el espacio sideral.
Veo enfrente otra cigarra que canta
y como yo desnuda sin parar
ese terror fatal de un canto sin destino, 
ese absurdo gritar
por no haber encontrado algún camino,
por no saber siquiera ni cantar.

Amílcar Luis Blanco (Pintura de Fermín Eguía)

ELLA







Al fin y al cabo ella era una mujer liviana
y que dejaba mucho que desear.
Me llenaba la vida de agujeros.
Jamás se sentaba a la mesa como todos, con todos,
prefería faltar.
Irse por sus ausencias y recodos
como por laberintos de cristal.
Igual que cenicienta después de la fiesta
en la sesión inaugural.
Igual que Alicia, pensaba,
al entrar al país de las maravillas.
Jamás habría hecho lo de Scherezade
porque era imposible de encontrar.

Al fin y al cabo ella era una mujer liviana,
triste a veces,  perdiendo a tramos su tristeza,
pero a lágrimas secas, a montones,
sin derramar.
Ella estaba en los bordes de mis días,
cortándome a pedazos,
hundiéndome los dedos fríos,
mientras me convidaba olas y alfajores
y en soleados videos saludaba
vestida únicamente con el agua del mar.

Ella vivía ocupándose de todos,
los que soñaban mal, desesperados,
en un frente indecible, general,
los que se desvivían y sufrían,
los desheredados de arrabal
y aunque poco podía
en anónimos frentes se inmolaba
de política espiritual.
Iba al frente golpeando cacerolas,
al frente nacional y popular.

Ella al fin destrozaba mis gozosos deseos
Los convertía en rezos sin desear
Me transportaba a una ilusión sin término
Coqueteaba con todos sin parar.
Supe después que antiguos sufrimientos
le cegaron sin pausa ni escarmiento
sus propias ganas, las hicieron gags,
las redujeron a pálidas escenas.
La convirtieron en mujer liviana
Me quedé en el temblor de sus sonrisas
mirándola, mirándola, mirándola.

Amílcar Luis Blanco (Pintura de Marcia Schvartz)

jueves, 30 de abril de 2020

PANDEMIA



Fermin Eguia - Serie “Los panes”


Una porción de almas descarriadas
marchan al infinito de la nada
por el sabor del pan.
Y la estructura misma del delirio
habita en sus miradas
y el cielo les rebana una tajada
a cada quien le dan
su porción angustiosa de martirio.

Sacan los pies del pan.
Urden los dedos angustiosamente
mesas del porvenir.
Y con platos vacíos el calvario
sienten avecindados como van
que la vida desborda raudamente
y ya no saben ir
por las sendas de siempre a su glosario.

Han perdido el frugal abecedario
y las débiles piernas agilizan
cada dolor de tripas.
Ojos escurridizos,  nervio  puro,
buscan en el desértico escenario
escapar de la búsqueda que pisan
fumándose en sus pipas
una ilusión de luces en lo oscuro.

Amilcar Luis Blanco (Pintura de Fermín Eguía)

jueves, 23 de abril de 2020

UN SUEÑO

Dolor reumático, de Remedios Varo.

He caminado mal por el desierto
hasta encontrar agraz mi cautiverio.
Herido por el lánguido misterio
de no saber si lo hice, si fue cierto.

Ciego, abismado en el espacio abierto,
he ingresado a la paz de un monasterio
en donde estuve solo, mudo y serio,
sin palabras, sin rezos, como un muerto.

Metido en ese sueño entre pilares.
En ese templo no sentí la herida
de un adiós en la espalda, mi partida.

Sólo sentí el silencio sin pesares.
Sólo sentí la luz en los altares.
Sólo sentí en mi soledad mi vida.

Amílcar Luis Blanco (Pintura de Remedios Varo)



sábado, 18 de abril de 2020

EN CADA SOLEDAD


Pintura Copia de una noche Estrellada. Vincent Van Gogh. Tamaño ...


En cada soledad puede haber una cripta
encerrando un olvido o más de uno.
Puede haber una lágrima o muchas.
Un lento llanto que agoniza.
La huella del dolor del lento llanto.
El martillo del llanto ardiendo en la mejilla.
El horizonte que golpea
Una aurora sin tiempo.

Una aurora apagada 
dejando traslucir en la ceniza
tu mirada.

En cada  soledad puede haber una muerte
cuyo epitafio pese.
Una herida que duela más que nunca
y hasta una serpiente.

Guardo en mi alma penas muy profundas
como en un socavón de orfebrería.
Entre carbones lucen mis diamantes
y pedazos de luna congelados.
Penas como martillos como palas
que cavan soledades
telarañas de olvidos.
Carbones de silencios como imanes.

Y todo sin hacerse, en la desidia.
Trabajos comenzados,
pasiones cuyos fuegos no duraron
y también esperanzas abatidas,
cansadas de volar sólo en las sombras.

Y el tiempo es una viga, varias vigas,
articulando andamios y cementos
y sosteniendo el cielo.
Es mi cuerpo sin duda que atardece.
Son mis manos.

El tiempo es un adviento.
Escozores de adioses y partidas,
astros en movimiento.

Y fuera de la mina que soy.
Fuera mismo de la soledad 
que soy
suspira la ciudad
y el viento la enarbola.
Hace sentir su triunfo de distancias,
su infinito de ausencia.

Amilcar Luis Blanco (Pintura de Vincent Van Gogh)

martes, 14 de abril de 2020

Amantes

La imagen puede contener: una o varias personas y personas sentadas


Esos besos desnudos, esas sílabas truncas
que te digo de amante enamorado.
Y el tocarte por todos tus costados.
Ese extrañar tus fiebres y tus nuncas.

Ese extrañar las tardes siempre breves
Y la saliva misma de tu beso.
Ese volverme loco cuando llueves
fuera de mi pujanza y de mi exceso.

Esa sombría luz sobre la cama.
Esa furia de luz en la mirada.
Y ese sentir la gloria del que ama.

Y la ternura en que tu cuerpo nada.
Y que  en aires de luz tiemblen ardores
que no lastiman porque son amores.

Amílcar Luis Blanco (Pintura de Nicoletta Thomas)


AGUA DE AMOR Y VIRUS


La pintura de Edward Hopper y el texto de Camus, como si fueran de hoy.


Agua de amor antaño vinculada
al corazón triunfal de la alegría.
Sin peste, ni aislamiento. A la poesía.
A la sed del deseo por la amada.

Agua de amor sin muerte, articulada
a los lagos con luna y a la umbría
ocasión del retiro, a la empatía
de los amantes ebrios en su alzada.

El manantial ansioso del deseo
vierte su lúbrica virtud y estalla
como estertor de sangre en la batalla.

Agua de amor, digamos, no te creo,
En tus gotitas hay un virus feo.
Una muerte invisible de metralla.

Amilcar Luis Blanco (Pintura de Edward Hopper)


sábado, 4 de abril de 2020

OBLIGACIÓN DE AMAR





Obligación de amar, querida mía,
sobre todo en desgracia y cuarentena,
porque la vida es muchas veces pena
y nos aguarda la estación sombría.

Y obligación de amar con alegría,
para quebrar del tango la condena
y la rutina y su fatal cadena.
La soledad es mala compañía.

El humor del amor y tu sonrisa
es el mejor antídoto, al veneno
y al acíbar de angustia pondrá freno.

Hay que obligarse a amar a toda prisa.
Adelantarse al gris y a la ceniza
con la furia mordaz del desenfreno.

Amílcar Luis Blanco ("Ternura", oleo sobre tela de Oswaldo Guayasamín)

jueves, 2 de abril de 2020

LA PAZ



La nada en el vacío


¿Dónde queda la paz de las palabras?
Única paz posible.
¿Dónde queda?
¿Y el centauro?
Que dibuja las guías con sus imágenes de sueño
y después se evapora
para observarnos desde alguna esquina
o desde algún andamio que no vimos.

¿Dónde la luz del verbo que baste a iluminarnos,
tan clara como la sustancia azul que transparenta
el aire de los días y también los caminos?
Quiero decir el sol. Quiero decir la vida
¿Dónde queda?

Porque parece uncida a otras edades.
Porque parece haberse ido para siempre.
Porque parece que no hubiera un ángel.
Ni siquiera un centauro.
Nada que nos observe o nos reciba después de la tristeza,
después de las desidias y las muertes,
después de las ardientes ansiedades.

Amílcar Luis Blanco (Pintura de Mauricio Paz Viola) 


PASADO



Asociación Valdearte, pasado y presente de la pintura en Valdemoro ...

El tiempo está olvidado en el fondo de un cajón.
Es el pasado ¿Cómo hilvanarlo a este presente?
Acaso en los recuerdos que retumban al son
de encontrar lo danzante del ayer omnisciente
en el hoy. Porque aquéllo que fuimos nos regresa
desde fotos y cartas a formas y colores vacilantes,
a lo escrito en el agua, a la pasión que todavía pesa,
a los desnudos ángulos que hieren los instantes,
a los momentos  de la infancia y a la naturaleza.

Ese pasado, que al roer de los días los talones
nos precipita a abismos que a nuestros pies se ponen,
flojos como pantanos y nos alcanzan con las irradiaciones
de penas y de afanes y angustias que se oponen
al avance sincero. Porque queremos adueñarnos 
vivamente del instante, de todos sus rincones
y no andar divagando o engañarnos
con ese para siempre que no ha existido nunca
para nadie. Porque la vida es experiencia trunca.

Hay alguien, me pregunto, en el pasado, que todavía exista.
Aunque existan aún los que existieron, hoy ya no son los mismos.
Tampoco yo que indago en los recuerdos y paseo mi vista
en sus cuerpos y rostros y en sus ojos de abismos.
Hay un luz verbal en las palabras, una lámpara inmune,
cámara que registra claroscuros  y en la pantalla asume
una función de falsa retina. Hay una luz letal en las palabras
que carece de claves y de abracadabras.
Hay una sucia muerte  en el pasado, eternamente impune.

Amílcar Luis Blanco


viernes, 27 de marzo de 2020

Extrañarte




Henri De Braekeleer (Belgian, 1840-1888), “De Teniersplaats”

Manejando en las calles, caminando en  veredas,
atravieso tu rostro en  todos lados.
Atravieso tu frente, tus ojos y tus años
y por momentos siento ser vos. Los sitios turbios,
los claros parques,  todos mis costados,
se pueblan con tus sienes y tus cabellos rubios.

Siento ser vos, te extraño. Mis manos cada instante
dirigen la pasión de estar contigo
mientras recorro la ciudad y te evoco.
Estás en cada esquina equidistante
de mi fiel corazón y de mi abrigo
y te siento y te sigo como un loco.

Estoy enamorado y en esta gris distancia,
en esta ausencia de acendrados ritos
el destino nos cruza y exilia sin coartada,
y al no poder reunirnos, me asalta tu elegancia.
Mi corazón te llama con silenciosos gritos.
Me convierte en tu cuerpo y me anonada.

Extraño tus extremos de angustia y  alegría.
Hundirme para siempre en tus evocaciones,
que me contaste a corazón abierto
y con eso bastarme para sentirte mía.
El sol de tu sonrisa me pone en descubierto
Y te construyo entonces con vanas ilusiones.

Fingir ser vos 
y, sin saberlo, 
nunca saber quién sos.
Me devuelven mis ojos tus rostros transparentes.
y llevo tu sonrisa igual a una bandera,
con la creencia ciega de llevarla los dos 
Un absurdo gestado por signos elocuentes
de sentir en mi vida que tu vida me espera.

Amílcar Luis Blanco





domingo, 22 de marzo de 2020

IMPOTENCIA



10 obras de Picasso que muestran el sufrimiento de las mujeres durante la guerra 1

Ese ser yo que quiere ser nosotros,
pero no sabe, pero no se anima,
porque el miedo pervierte,
porque el día
tan sólo nos permite esta poesía.

Ese volver de lágrimas desierto
hacia una soledad en compañía,
a pensar, a dolerme,
en el segundo,
en el que nos iremos de este mundo.

Ese querer amarnos sin medida.
Amar nuestra belleza, nuestra fuerza
para vivir, para sentir,
y en lo inminente
ser sólo un grito más entre la gente.

¡Cuánta impotencia en nuestros cuerpos hiede!
Cabalgamos urgidos por la nada.
Queremos ayudarnos y la parca y su espada;
detiene nuestras vidas porque puede.

Quisiéramos ser dueños de las fechas
del tiempo y la razón de nuestras vidas.
Pero el ímprobo intento, las estrechas
sendas sin trascendencias ni salidas
de nuestro ser gregario
no puede diseñar el calendario.

Amílcar Luis Blanco (Pintura de Pablo Picasso) 

LA PESTE






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Hay un dolor de lágrima encendida.
Es la huella del agua de una fuente
de  llantos y de lutos sin medida
vueltos de modo impar a este presente.

Hoy como ayer la muerte nos convida.
Vivamos sin mezclarnos como gente
pero comunicados porque anida
su hoz en lo  gregario y contingente.

Vino en guerras mundiales su redada
y también en hambrunas. Vino en pestes
a cosecharnos con sus raudas huestes.

Hoy viene como siempre solapada,
global, envuelta, bien disimulada,
en hábitos ingenuos y terrestres. 

Amílcar Luis Blanco (Pintura de Rodolfo Abularach - "La peste negra"- Museo de arte moderno en Guatemala)

viernes, 20 de marzo de 2020

PARA VER.


más gentes

Tengo que ver cómo serán las tardes
cuando por todas partes llueve la tristeza,
cuando vuelvo de todos los rincones
cómo será tu amor.
Tengo que ver delirios en las calles,
en los  cafés,
en los menudos grupos,
de las gentes en colas de transportes
esperando vidrieras,
esperando la luz en las contiendas del silencio.
Tengo que ver porque me siento ciego,
porque me siento sólo y desalmado
y porque el alma ha extraviado el cuerpo
y lo busca sin alas y sin manos.
Tengo que ver porque de ver se trata.
Porque los ojos, porque las miradas
encienden las esquinas de la nada
y sorprenden las sombras y los vientos
Tengo que ver dónde cundió el aliento.

Tengo que ver ¡Por Dios! no me detengan.
No extrapolen mis ganas
cansadas de mentiras,
hartas de los malditos noticieros,
las imágenes rotas, fragmentadas,
por las consignas ebrias de banderas
y borrachas de ritos funerarios.
Para ver hoy me limpio del columpio del miedo;
esta hamaca de sombras incendiarias.
Tengo que ver el corazón del fuego
porque al fin me  atraviesan las distancias.

Para ver hoy me salgo de esta vida,
del carrousel poblado de carretas
que transportan sus agrias soledades,
sus  digestiones de ácidos misterios,
sus digresiones de  extraviados bueyes,
sus falencias oscuras,
óxidos decadentes y líquidas espadas.
Para ver digo
Para ver
Y sólo para ver.

Amílcar Luis Blanco (Pintura de Diego Castellón)

LA LUZ DE TU SONRISA




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Espléndida, la luz de tu sonrisa
pone un cielo de amor sobre mi vida
y al cisne de la aciaga despedida
lo hace fenix triunfal en la ceniza.

Radiante, a todo sol, lustra la brisa
tu blanca dentadura, tu aterida
nieve de niña tímida encendida,
tus pómulos, tus ojos y tu prisa.

Suspendido del alma palpitante
que transparenta tu fotografía
miro tu sonreír y tu alegría.

Pero en tus ojos siento lo distante
de una oculta tristeza vigilante
y de una soledad que no confía.

Amilcar Luis Blanco ( Fotografía de Marilyn Monroe) 

jueves, 12 de marzo de 2020

CASTO y TRÁGICO AMOR



El amor trágico

Hoy dejemos de hablar para mirarnos,
para dejar caer en nuestros ojos
esa silente sucesión de antojos
que Dios puso en nosotros por amarnos.

Hoy entremos al hoy, a preguntarnos
por qué entre lánguidos latidos rojos
anudamos espinas en manojos,
en deseos sin fin, sin entregarnos.

Al casto amor rendimos pleitesía
Trágica luz de luna lo adelanta,
virginal y asexual y allí lo imanta

como duelo sin cuerpos, como vana alegría
de darle a nuestras almas  la muerte y la poesía
de un casto amor latiendo en la garganta.

Amilcar Luis Blanco (Pintura de John Everett Millais, "El amor trágico", oleo sobre lienzo) 

martes, 25 de febrero de 2020

EL DESEO


Deseo y ansiedad de este cuerpo
Amar y no morir en el intento.
Poner la luz, el gesto, la mirada.
Crear sobre el soporte de la nada
la existencia acuñada en un momento.

Ser el Dios propulsor del movimiento.
El único motor, la fuerza airada.
Y no el de Heráclito y la cruel cruzada
fricción entre el torrente y el lamento.

Ser el agua corriente, la gotera,
el latido tenaz del vasto mundo;
el del Aleph total cada segundo.

La historia universal y la quimera.
Y ser la soledad y ser la espera
y el deseo de ser, el más profundo.

Amilcar Luis Blanco ("Deseo y ansiedad de este cuerpo", acrílico sobre tela de Merlina Mendoza)


miércoles, 22 de enero de 2020

HOY



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Hoy tenemos que actuar, estar atentos,
porque el alma se va por las alcantarillas,
las bocas de tormenta, las putas pesadillas;
se alivia de nosotros y de nuestros tormentos.

Quiero decir la vida, los momentos.
Quiero decir la luz, los cafés, las astillas.
Quiero decir actuar en húmero y costillas,
en aguas de recuerdos y de olvidos y cuentos.

Quiero decir que por los mismos dioses,
los de Blake, los innúmeros y los que viven de rodillas,
habrá que arremangarse de sueños y de adioses.

Y quitarse los trajes y quebrar tantas poses.
Atravesar las rejas de cárceles y horquillas.
Construir cada día absurdas maravillas.


Amilcar  Luis Blanco (Pintura de Pablo Picasso)


jueves, 16 de enero de 2020

ELOGIO DE EPICURO





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Hasta donde podamos evitemos el llanto.
Hasta donde podamos evitemos la angustia.
Y la melancolía y también el espanto.
Cultivemos en cambio la azarosa alegría
de saber que, mortales, como la rosa mustia,
vivimos el ahora a lo largo de un día.
Y aunque parezca dura, brutal, la indiferencia,
hasta donde podamos, tomémosla por ciencia.

Epicuro lo supo y evito tentaciones,
prodigarse hacia el mundo como a un jardín salvaje,
donde el revés perverso de engañosas pasiones
agotan nuestras fuerzas y enervan la energía.
Él le puso a su vida lo amargo del coraje
de mantenerse al margen de la lujuria umbría.
Y del placer que otorgan las lágrimas, las risas,
en exageraciones, y en impostadas prisas.

Él detuvo a Dionisos, ebrio entre las locuras,
convertido en Apolo y, equitativamente,
puso un fiel de medida a las pesas oscuras
que la muerte nos pone detrás de los placeres
que pasan a ser sobras definitivamente
y encallan nuestras vidas en sucios menesteres.
Él nos abrió los ojos a las cosas sencillas.
Y nos mostró a raudales sus simples maravillas.

La risa de la rosa rosada por la brisa.
El trino del canario y la voz del jilguero.
La luz de cada luna puesta en cada sonrisa
Y la sombra y el agua y, en el cielo celeste,
la plenitud del día cayendo en un estero.
Y el aire, sólo el aire y lo agraz y lo agreste.
El amor de lo amado sólo por sus virtudes
La lealtad de ser fieles a nuestras actitudes.


Amílcar Luis Blanco