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viernes, 29 de mayo de 2020

EVERYBODY SING






Peces de plata.
Pájaros de plata.
Déjame dormir.
No quiero sufrir.
No quiero.
Peces de plata.
Pájaros de plata.

Everybody sing!

Déjame mirar.
Déjame dormir.

Peces de plata.
Pájaros de plata.

Déjame vivir.

Quiero gustar mis tragos de tiniebla.
Rutas de saxofón.
Quiero cantar innumerablemente.
Quiero poner mis tripas a estirar.

Quiero poner mis tripas y mis miedos
en el fondo del mar.
Ayyyy, ayyyy, ay, ay.

En el metal respiro,
en el aullido
del túnel de metal.

Desde el hueco me evado
en el aire exhalado.
Me voy o ya me fui.

Peces de plata.
Pájaros de plata.

Everybody sing. 

Amílcar Luis Blanco

viernes, 8 de mayo de 2020

OTRA LLUVIA Y EL DIÁLOGO CON UNA AUSENCIA



Golconde


El viento mueve
la razón
y llueve
compasión.

La memoria se agrisa,
melancólica
y la brisa,
bucólica,
remueve transparencias de ceniza.

La lluvia con sus puños ancestrales
golpea los vitrales
y también mi orfandad.
Sus pequeños diamantes,
transparentes,
iguales,
sin edad,
sacuden como siempre, como antes,
del tiempo fotogramas,
aceleran angustias,
lavan dramas,
humedecen y mojan hojas mustias.

- ¿Dónde estás?
- Estoy aquí, bajo la lluvia espesa.
Ahora todo el mundo es mi cabeza.
Aquélla que cantaba, reía, 
sollozaba
y también escribía.
Soy el libro de Banchs.

- ¿Dónde estás?
- Estoy en todos lados.
Rodeándote por todos tus costados.

- ¿La lluvia te ha traído?
- Sí. Estoy en su color y en su sonido.

-¿Es verdad que en esta ausencia,
auspiciada con gotas o sin gotas,
llueven hombres vestidos de cenit?
- Es verdad . Si lo notas
y  observas con paciencia
verás que es la pintura de Magritte.

- ¿La lluvia sin sentido?
No puedo responder porque amanece
y escampa.
La tormenta sus sombras estremece
ante la claridad que las arranca.

Amílcar Luis Blanco (Pintura de René Magritte)

EL AMOR





Marc Chagall, el 'mago del color' que revolucionó la pintura - YouTube

A menudo el amor
suele presentarse en pañales,
áspero de intemperie,
como pinturas que chorrean
sus colores de frío.

A menudo el amor
suele estar distraído
como una mariposa
que va desde un clavel hasta una rosa
siempre lejos del nido.

A menudo el amor
es un ángel cansado
que viene del futuro
y viaja hacia el pasado.

A  menudo el amor
es un maullido
que irrumpe su fugaz contrasentido
en mitad del pudor.

En ciertos crepúsculos
hay muchas horas sin hacer,
montones de agujeros de tiempos perdidos.
A menudo el amor tiende sus músculos
como si a esos vórtices se pudiese volver
a vivir nuevamente tiempos idos.

A menudo el amor
es sólo olvido.

Amílcar Luis Blanco (Pintura de Marc Chagall)

viernes, 1 de mayo de 2020

CANTO DE CIGARRAS






¿Quién soy yo para hablar de tantas cosas?
Un insecto nomás.
Un insecto que viola los violines
que no sabe tocar.
Una cigarra en medio de este mundo.
Una onda estelar.
Algo como ese viento distraído,
que roza la estructura material.

Si ensayo con las cuerdas un vibrato
tiemblo  en notas y sueno 
en el espacio sideral.
Veo enfrente otra cigarra que canta
y como yo desnuda sin parar
ese terror fatal de un canto sin destino, 
ese absurdo gritar
por no haber encontrado algún camino,
por no saber siquiera ni cantar.

Amílcar Luis Blanco (Pintura de Fermín Eguía)

ELLA







Al fin y al cabo ella era una mujer liviana
y que dejaba mucho que desear.
Me llenaba la vida de agujeros.
Jamás se sentaba a la mesa como todos, con todos,
prefería faltar.
Irse por sus ausencias y recodos
como por laberintos de cristal.
Igual que cenicienta después de la fiesta
en la sesión inaugural.
Igual que Alicia, pensaba,
al entrar al país de las maravillas.
Jamás habría hecho lo de Scherezade
porque era imposible de encontrar.

Al fin y al cabo ella era una mujer liviana,
triste a veces,  perdiendo a tramos su tristeza,
pero a lágrimas secas, a montones,
sin derramar.
Ella estaba en los bordes de mis días,
cortándome a pedazos,
hundiéndome los dedos fríos,
mientras me convidaba olas y alfajores
y en soleados videos saludaba
vestida únicamente con el agua del mar.

Ella vivía ocupándose de todos,
los que soñaban mal, desesperados,
en un frente indecible, general,
los que se desvivían y sufrían,
los desheredados de arrabal
y aunque poco podía
en anónimos frentes se inmolaba
de política espiritual.
Iba al frente golpeando cacerolas,
al frente nacional y popular.

Ella al fin destrozaba mis gozosos deseos
Los convertía en rezos sin desear
Me transportaba a una ilusión sin término
Coqueteaba con todos sin parar.
Supe después que antiguos sufrimientos
le cegaron sin pausa ni escarmiento
sus propias ganas, las hicieron gags,
las redujeron a pálidas escenas.
La convirtieron en mujer liviana
Me quedé en el temblor de sus sonrisas
mirándola, mirándola, mirándola.

Amílcar Luis Blanco (Pintura de Marcia Schvartz)