Todavía metido, desde toda la ausencia,
en el alcohol sediento de tus ojos,
en sus brillos de acero, hasta de
hinojos,
me bañaría en la luz de tu presencia.
Que mojaras desnuda en tu inmanencia
mi cuerpo, mi memoria y los despojos
ruinosos de mis álgidos antojos,
y dejaras tu alma en mi conciencia.
Enamorado estoy de tus arrojos,
de tu audacia de ser y me aquerencia
a tu cuerpo, a tus manos, en abrojos
de caricias y besos. Tu apariencia
me provoca esperanzas y sonrojos
y pervierte el glamour y la inocencia.
Amilcar Luis Blanco
Bellísimo, excelente soneto, Almicar. Siempre es un placer leerte y en tu blog se rspira la auténtica poesía, amigo.
ResponderBorrarBuen domingo y besos. María
Me encantó este soneto inspirado por un sentimiento de amor. Saludos
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