"Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,
veíase el arpa ..."
Gustavo Adolfo Becquer.
También, desde un rincón de sombra ese ojo
olvidándonos a todos,
mirándonos a todos,
recibiéndonos,
se deja ver en toda su impudicia.
Y no es un instrumento,
y no nos deja penetrarlo en pulsos,
en trémulos temblores.
En cambio activa nuestras cuerdas tensas
nuestras cuerdas cordiales
en impertérrita magnificencia.
¿El espejo o el arpa?
¿Narciso o la largueza del corazón?
En el envés de plata del azogue
se extravía el Narciso para siempre,
en cambio, sin alardes,
el arpa que olvidamos nos expresa.
Amílcar Luis Blanco (Salón de baile del Museo del romanticismo de Madrid)
AMILCAR BLANCO (Blog destinado preferentemente a la poesía propia) Los derechos de autor de lo publicado y a publicar en este blog están reservados y protegidos por la Dirección Nacional del derecho del autor-dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina- Expediente N° 933882
El arpa nos expresa, nos atraviesa el alma con sus acuáticos acordes, mientras nuestro Narciso languidece tras el espejo de Alicia.
ResponderBorrarBellísimo tu poema, Amílcar, cómo te ha inspirado Becquer y su romanticismo. Mis felicitaciones, Poeta.
Bello, excelente y romántico poema, Amilcar ¡cómo inspiran las rimas de mi admirado y leído Bécquer!
ResponderBorrarLa fotografía también es preciosa.
Besos y buen fin de semana, amigo.
Siempre hermosas tus entradas, invitan al romanticismo, a dejar volar la imaginación, y más aun… amar y soñar juntos. Un abrazo amigo.
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