Huele
sin duda a cielo la mañana.
Guío
mis pasos hacia el horizonte.
El
viento, los gorjeos, desde el monte,
estallan
como sílabas de Diana.
Hablan
en una lengua sobrehumana
Y
soy el instrumento, la rompiente,
de
un sentido sensual y trascendente,
sumido
en calma y olas de nirvana.
Respiro
sal y sombra, soy la fuente
Surjo
desde mi ser, vibro en la gana
del
aire, todo brisa transparente.
Mi
sentir se hace tiempo, se desgrana.
Transcurre,
se desliza y, envolvente,
me
engasta en lo fugaz y me devana.
Amilcar
Luis Blanco ( Diana. Autor: Simon Vouet. 1637. Óleo sobre lienzo, 102 x 141 cm. Royal Collection. London. Estilo: Barroco Francés)
Amilcar .." La voz de Diana "
ResponderBorrarBellas letras e imagen !!!
un beso
Excelente y precioso soneto, haciendo honor a la excelencia y la belleza de la imagen.
ResponderBorrarBesos y buena semana
La imágen es preciosa y el poema es cálido, sugerente y muy armonioso.
ResponderBorrarGracias, Doris, muchas gracias por tus palabras. Un beso
ResponderBorrarMaría, he ido a tu blog y leído tus tres preciosos últimos poemas pero no he podido comentártelos, no hay modo. En cuanto clico en comentar me sale una página negra que dice ¡Oh, no!
ResponderBorrarSeguiré probando. Mientras tanto nuevamente gracias y besos.
Gracias, Amparo. Lo mismo que le dije a María te digo a vos. Un beso,.
ResponderBorrarBellísimo, de tus más bellos sonetos, Amílcar. Y todo inspirado por la diáfana mañana, algo tan simple y tan bello, que ha originado esta pequeña Obra Maestra. Enhorabuena, Poeta, y queridísimo amigo. Besos
ResponderBorrarMayte, tus comentarios me estimulan y son la sal de mi inspiración, como vos misma. Un beso.
ResponderBorrar