Yo se que el día abierto recogerá sus prisas
y hasta traerá el saludo de sus muertos
y los claroscuros siempre inciertos
en las calles, los cielos, surtidos de cenizas.
Que habrá sueltas proclamas de palomas y risas
mientras rugen motores y parten de los puertos
riquezas custodiadas por sádicos expertos,
que coimean y evaden los impuestos y visas.
Yo se que en mi país, hecho a tantas pobrezas,
y tantas indigencias y rencores, a los trabajadores
les quitan alimentos de la boca en sus mesas,
con la antigua crueldad que usaban los señores.
Y que hoy los engatusan con plateadas promesas
Yo se, todos sabemos, que ellos son los peores.
que devoran y beben en ricas sobremesas
con las prisas de ricos, voraces, bebedores.
Que son cerdos gozándose en sus propias torpezas.
Ellos son, todos saben, los habitantes del chiquero,
la oronda y lustre casta del equilibrio cero
en ingresos y gastos de un fisco prescindente
para que ellos esclavicen y exploten un presente
de mansos laburantes, flacos, necesitados
de vivir por lo menos hasta morir amortajados
por esa indiferencia, en cruentas soledades.
Ellos son los peores en todas las edades,
ambiciosos, traidores, imbéciles, taimados.
Amilcar Luis Blanco ("La famine", pintura al oleo sobre tela de Rene Magritte)