Comenzamos de nuevo a arrastrar las cadenas.
Las cadenas del hambre. Las cadenas del miedo
Los recios eslabones de las cruentas condenas.
del cruento humanicidio del inhumano credo
de seres como buitres que defendiera Hermógenes
y que siegan las almas del pueblo cuando asoma
y que siempre retornan con gases lacrimógenos
y con balas de plomo y con balas de goma.
Ese poder que ejercen a través de sirvientes.
coimeros, medios pelo, lameculos, cipayos,
que votan deneuses que jamás son urgentes
y menos necesarios, entre noches y gallos.
Destruyen las memorias y tejidos sociales,
las industrias, los clubes, y a los trabajadores
y transfieren riquezas a las cortes reales
de aquellos que especulan; los más ricos señores.
Nos colocan al lomo cadenas herrumbrosas
sucias de sangre, duelos y desapariciones,
guerras innecesarias, memorias dolorosas
y pretenden borrarlas con embustes mandones,
violentas policías de escudos y bastones.
Sepan que el pueblo unido, como dice el refrán,
jamás será vencido, nunca lo lograrán.
Amilcar Luis Blanco