
Luce la asignatura del silencio
en el cielo salvaje,
a cuyo borde abierto me aquerencio
en un liviano viaje.
Desde la altura la raíz del cielo
hace crecer su árbol invertido
y en su copa de azul me dilapido
y se hace mar y abismo tanto suelo.
Hay gotas de rocío o lluvia,
tal vez notas de frío y hay la rubia
constelación de un sol, un horizonte
que padece de ocaso y arduo monte.
Estoy como les dije sin palabras
en el callado ahondar. Abracadabras,
sésamos, contraseñas, blandas claves,
silentes parpadeos son mis llaves.
Desde la honda fronda me responde
la aquiescencia tardía
y el latido del bosque más se esconde
vuela y bate su luz y la extravía
cual luciérnaga fría.-
Amílcar Luis Blanco ("Alma del bosque" por Tomi Caballero)