Muchos saben, lo sé,
que llueven hombres,
tiesos y en largas gotas.
Llueven como delirios,
no se agotan.
Asombrado mi ver
tras la ventana
los contempla caer.
Son filos blandos
y al caer
parecen hojas de puñales.
Hay en ellos aceros diluidos,
olvidados.
Son los que fueron y serán.
Espectros que se miran
con los ojos del alma.
Hay un extraño deja vu
en estas sombras tiesas,
verticales
y este llanto transparente,
esta lluvia seca,
carece de retorno.
Amílcar Luis Blanco ("Golconda", oleo sobre tela de Rene Magritte)
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