No son sólo de exóticas mujeres,
los cuerpos que me evocan las guitarras.
Muchos se contorsionan en sufrientes quehaceres.
aunque vibren cordiales en glorietas y parras
Duelen en mi crepúsculo hoy. Parecen
varias rojas gargantas que sangraran.
Bajo el andar del cielo se estremecen
luchas de vivos cuerpos y guitarras.
Pulsan cuerdas parientes de tendones
y al tocar contra trastes notas locas
aprietan los latientes corazones
de esos torsos que salen por sus bocas.
Y sus voces parece que lloraran.
y las luces bruñendo los espejos
de sus pátinas hunden cuando aclaran
un hontanar de sentimientos viejos.
Hay sin duda algún luto en las guitarras.
Tristezas por los cuerpos padecientes
traspasaron el sol de sus maderas
y les dejaron llantos elocuentes.
Dedos de guitarristas entrelazan
sus destinos absurdos entre cuerdas vibrantes.
Les hacen melodías de pulsos y les cantan
y son de las guitarras imposibles amantes.
sus destinos absurdos entre cuerdas vibrantes.
Les hacen melodías de pulsos y les cantan
y son de las guitarras imposibles amantes.
Amilcar Luis Blanco
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