Pasé a través de tu sonrisa
fotografiada
y tus palabras impresas
como a través de una puerta giratoria
trás la cual no había nadie,
ni nada.
Ni siquiera tu cuerpo,
tu sonrisa
tus manos
hechas de carne y hueso.
Ni siquiera la luz
que prometía tu mirada,
Y la ilusión del beso
huye espantada
a esconder la vergüenza
de haber creído que podía
rozar la paz de tu mejilla.
Y mi trémula diestra
ardida de intemperie
que soñaba con estrechar la tuya
se acongoja en su izquierda.
Mujer frente al espejo
sola en su imagen
muda y aterrada
y convertida en puerta giratoria
por donde el amor pasa
como un gentío o una borregada.
Amílcar Luis Blanco ("Mujer frente al espejo", acuarela de Ernest Dezcals)
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