Bancarte la honradez de la ternura.
Aceptar los silencios
Como una luz evanescente y
pura
Y lo que se dice y no se
dice
Y hasta la lucidez de la
locura.
Aceptar que la vida es un
cortejo
De falsas ilusiones
Y también lo que somos y no
somos
Y lo nuevo y lo viejo
Y los menudos dones
Y los pálidos días y sus
cromos
Y los destinos truncos de
los muertos
De las gentes que antaño nos
amaron
De los aciertos y los
desaciertos
De los que se burlaron
Y ya no tienen lágrimas ni
risas
Ni demoras ni prisas
Ni sienten el latir de los
relojes
Bancarte cuando llueve que
te mojes
Y sustraerte al fuego de los
soles
Y a la ciega pasión y sus
bemoles
Y comprender que no hay
mayor cuantía
Que la del ahora de este día
Amilcar Luis Blanco
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