Tuvo que haber el suelo de un
instante.
y profusión de aire y arboleda
respirando silencios en la queda
introspección al vernos el
semblante.
Fue reencuentro de celo vigilante.
Cuerpo a cuerpo el amor soltó su rueda
y fue una ruda y celestial moneda
pagada con placer equidistante.
Fue nuestro haber un sitio en el
pasado
para los dos, un lecho, manos,
bocas,
pulsos veloces, vibración y
estado
de hipnótica fruición, excesos,
rocas,
fundiéndose en sus lavas y en el
grado
de nuestras fiebres y pasiones
locas.
Amílcar Luis Blanco ("Reencuentro despedida en Lapa", oleo sobre tela por Claudia Ugarte)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Los comentarios son bienvenidos pero me reservo el derecho de suprimir los que parezcan mal intencionados o de mal gusto