Quise cantar pero mi garganta
se había distraido
entretenida
entre los pájaros.
Ellos se habían llevado mi voz
como un hilo invisible
y la hacían vibrar
tendida en las cuerdas,
sola,
sólo sonando con el viento.
Sola,
sólo sonando con el viento.
Como una caracola vacía.
Como el hueco de un tronco
sólo cáscara.
Pero fuego por dentro.
Toda ruego.
Sola.
Hecha una cuerda vibrante.
Una hilacha de alma de violín
quejándose.
Convertida en alarido
de caballo.
Sola,
disfónica difusa,
perdida en la marejada
de los ruidos de la ciudad.
Hecha un lento badajo
de axilares campanas.
Amilcar Luis Blanco ("Fauno, caballo y pájaro", iconografía por Pablo Picasso)
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