
Manejando en las calles, caminando en veredas,
atravieso tu rostro en todos lados.
Atravieso tu frente, tus ojos y tus años
y por momentos siento ser vos. Los sitios turbios,
los claros parques, todos mis costados,
se pueblan con tus sienes y tus cabellos rubios.
Siento ser vos, te extraño. Mis manos cada instante
dirigen la pasión de estar contigo
mientras recorro la ciudad y te evoco.
Estás en cada esquina equidistante
de mi fiel corazón y de mi abrigo
y te siento y te sigo como un loco.
Estoy enamorado y en esta gris distancia,
en esta ausencia de acendrados ritos
el destino nos cruza y exilia sin coartada,
y al no poder reunirnos, me asalta tu elegancia.
Mi corazón te llama con silenciosos gritos.
Me convierte en tu cuerpo y me anonada.
Extraño tus extremos de angustia y alegría.
Hundirme para siempre en tus evocaciones,
que me contaste a corazón abierto
y con eso bastarme para sentirte mía.
El sol de tu sonrisa me pone en descubierto
Y te construyo entonces con vanas ilusiones.
Fingir ser vos
y, sin saberlo,
nunca saber quién sos.
Me devuelven mis ojos tus rostros transparentes.
y llevo tu sonrisa igual a una bandera,
con la creencia ciega de llevarla los dos
Un absurdo gestado por signos elocuentes
de sentir en mi vida que tu vida me espera.
Amílcar Luis Blanco