Tú de llamas emerges, fabulosa,
mujer en los encajes de tu pose;
la roja cabellera sobre el cuerpo,
los hombros y los brazos y los senos
y el torso como curvas del silencio,
los muslos alargados, las rodillas,
los desnudos petardos navegantes,
quietos y navegantes sin embargo,
de un surtidor nacido de la imagen
para la que tu vida dio el instante,
moviéndose en la calma de la pose
a miles de kilómetros por hora,
a miles de kilómetros por pulso,
a tajadas de eternidades sueltas,
a fervientes mareas de preguntas
que ciegan las palabras y rebotan
en lo hermético y yerto del retrato,
el dibujo, la lámina o los ojos
que te llevan del tiempo a la deriva.-
Amílcar Luis Blanco (Pintura por Angelo Comte de Courten)
Un ritmo trepidante lleva también este otro poema tuyo, querido Amílcar, donde describes la voluptuosidad de esa imagen femenina que ilustra el poema.
ResponderBorrarBesos y feliz fin de semana, Maestro.