A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.-
(Miguel Hernández - Elegía a Ramón Sijé)
sin decirnos palabra.
Y cada uno entrando con el otro
en un sinfín de eternidad,
en un océano absoluto sólo para los dos.
La idealidad vertida en abstracciones
es esa comunión de mar y cielo.
Y nos lleva hasta el fondo onírico del vernos
y advertirnos en esa continuidad imposible;
la camaradería sedienta de esperanza.
Aunque el viento en la costa de la playa desierta
cargado de desierto o tormenta amenace,
juntos, a pie, oponiendo las frentes a la arena, al relámpago,
resistiremos siempre, siempre, porque somos amigos.
Amilcar Luis Blanco (Pintura "Los amigos" de Oscar Kokoschka)
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