AMILCAR BLANCO (Blog destinado preferentemente a la poesía propia) Los derechos de autor de lo publicado y a publicar en este blog están reservados y protegidos por la Dirección Nacional del derecho del autor-dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina- Expediente N° 933882
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jueves, 23 de abril de 2015
NUESTRAS COMPAÑÍAS
¿Dónde están más cercanos tu corazón y el mío,
en qué lugar asientan su lento desvarío?
Porque indudablemente somos seres plurales,
seres vagos y opuestos, conscientes, ancestrales?
Después de nuestros miedos y nuestras diferencias,
¿por qué sentirnos igualmente amados?,
si pese a todas las desavenencias
nos tenemos por varios, extensos, cincelados,
igualmente gregarios y agarrados
en intenso sentido.
Como si nuestras manos hubieran recorrido
curvas, ángulos, muertes, mil vidas en su vuelo
para ungir mil heridas con material de cielo,
y hasta en vapores suaves nuestras untuosas palmas
hayan acariciado multitudes de almas.
Entretanto los seres de los que estoy maltrecho,
sufrientes muchedumbres bajo puentes y halcones,
huyendo de las sombras abren tu fiel barbecho
en deslices de amores regazos y canciones,
hasta que al fin los llames a un silencio de sabios;
cuando pongas el índice en mitad de tus labios.
Compañías acceden al fulgor de las mías,
entusiasman mis horas de aguas y de auroras.
Dan tibiezas de alba, primaveral, de frondas,
para aspirar a fondo las brisas y sus ondas.
Y junto a vos, a mí, mis seres bien se acogen
a un abrigo desnudo y estirando los brazos,
mirándose, mirándonos, se abren, se recogen,
alrededor y en torno de nuestros propios lazos.
Tus compañías tienen la luz de la ternura,
aunque se alejen ciegas, a copiosa distancia,
porque regresan siempre hechas lluvia y albura
a darme claridades de agua, sol y fragancia.
Mis compañías en fin, tus compañías,
asociadas, las tuyas con las mías,
consumen igual tiempo mortal,
ordenan mundos, vidas, afanes, bien y mal
y nos desequilibran cada paso
y a vos misma y los tuyos, cada ocaso.
Son las cuerdas tensadas por nuestro mutuo brío
que tienen como puntas tu corazón y el mío.
Amilcar Luis Blanco (Pintura de Gustav Klimt)
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