Bien medida y entrazada
urdió un romance la moza
Y en sus íntimas ropillas
sus poros cual lagrimales
se aliviaron de calores
quiero decir, se mojaron.
Cuántos ardores intensos
se pintaron en su espejo
Por dentro llamas de hoguera
y arreboles
por afuera
Latigos de pura sangre
lamiéndole los malvones
de sus coronados pechos;
latir, temblar en barbecho.
El prometerse un romance
dejó escandido su cuerpo,
pero le ahuecó en las manos
una sorpresiva ausencia
de puro amor sin espuelas.
Ahora busca en las nubes
y el rostro de amor se borra
hecho viento y sur y vela.
Amílcar Luis Blanco ("El desengaño" por Adriana Almanza)
Lluvias de lágrima que empapan sus ojos, que caen como gotas saladas empapando su cara, envolviéndola de tristeza por un amor desengañado arrancando su alma.
ResponderBorrarUn beso.
Hola hay que leer entre líneas, y saber interpretar los “calores” de la moza, y el comentar de quien conoce esos ardores, y ese estar dentro de la hoguera en la que ella arde y el enarbola sus palabras.
ResponderBorrarQue delicia de poesía, siempre amor y ausencia, deseo y volver siempre… a ella. Un abrazo.
Maravilloso escrito
ResponderBorrarlleno de sabiduria de un hombre que sabe vivir su vida
ResponderBorrarMaría, gracias por el comentario y haber entendido o derivado algo tan maravilloso del poema. Un beso
ResponderBorrarQuerida amiga Lola, tus comentarios son tan valiosos para mí como tu poesía. Besos
ResponderBorrarGracias, Mucha, si tú lo dices, con lo maravillosa y sensible que eres,me doy por muy bien pagado. Un beso
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