Hay en la soledad tanto murmullo,
ciegos ruidos y gritos condensados que a veces
siento que una esperanza la desborda con creces.
Quizá en la soledad prime el orgullo.
Algo así, porque altiva de algo suyo,
que le viene del vientre y aun de pútridas heces,
transforma en libertad arduos reveses
que envía lo siniestro de su negro capullo.
El café taciturno, somnoliento cocuyo,
en humos de añoranza destella y los arneses
de la sombra levanta. Me escabullo
y salgo al aire a elucubrar sandeces,
proyectos, ilusiones, que vagamente intuyo
y pueblo mi horizonte de nuevos entremeses.
Amilcar Luis Blanco ("Soledad al vuelo" pintura de Juan Manuel Carrasco)
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