Sólo colaboré con tu tristeza
y también con tu pena y con tu llanto,
pero ocurre que te he querido tanto
que mi amor sucumbió ante tu belleza.
No te creí, no tuve la grandeza
de olvidarme de mí. Sentí el espanto
de verme solo y de perder tu encanto
y entonces construí una fortaleza.
Alejarme, alejarte, resguardarme
de tu sol, tu glamour hecho de alma,
del dolor de perderte en falsa calma,
de olvidarte por no desconsolarme.
De vivir y fingir escarnecido
como si no te hubiera conocido.
Amílcar Luis Blanco ("Los amantes", oleo sobre tela de René Magritte)
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