Amor, querido amor, amor perdido.
Me estoy envenenando con tu ausencia.
Vuelvo a tu ser con álgida frecuencia,
amor, querido amor, escarnecido.
Amor, querido amor, dolor querido,
adoraba escucharte y tu apariencia,
tus sonrisas sin nadie, tu carencia,
había tejido en mi pasión su nido.
No volverás, lo sé. Mi desconcierto
será en lo más recóndito buscarte
sabiendo lo imposible de encontrarte.
Serás la ausencia, el horizonte abierto
de quien vaga sin fe por el desierto.
Serás lo mudo, la belleza, el arte.
Amílcar Luis Blanco
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