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sábado, 25 de septiembre de 2010

"Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos" (Pablo Neruda)

El verso del gran poeta chileno alude a la temporalidad. Los mismos seres humanos somos otros a medida que nuestro único tiempo vital transcurre. Niños, adolescentes, jóvenes, adultos y viejos, percibimos, sentimos, concientizamos, razonamos, en cada etapa con una subjetividad diferente. Y esa temporalidad subjetiva desde la que miramos cambia el mundo. En el tango "Acquaforte" su protagonista, ya viejo, observa a las "milongas" "dopadas de besos" con otros ojos, dice que en sus años mozos las miró con ilusión, pero en el momento de escribir la letra de su tango ya no las ve con aquéllos ojos: "estoy sólo y viejo, la vida se va". No se trata únicamente del contemplar de Jorge Manrique "como se pasa la vida, como se viene la muerte, tan callando", sinó sobre todo de ese mutismo, de ese sigilo, casi inadvertido con el que la joven ilusión se va transformando en resignación y esa resignación, esencial a la temporalidad del viejo, a su subjetividad, tiñe, colorea y anima otro mundo. Nuestra temporalidad afecta a nuestra subjetividad y nuestra subjetividad se vierte sobre el mundo y lo modifica. Nosotros transformamos el mundo con nuestra cada vez diferente manera de verlo, considerarlo, evaluarlo y juzgarlo. Nuestras diferencias no son así únicamente de criterios ideológicos o características psicológicas; entre las escalonadas generaciones que integramos nuestras diferencias pasan a ser de temporalidad. El tiempo adquiere así la categoría y la trascendencia de una virtud o cualidad inseparable de nuestro ser y, por consiguiente, del mundo sobre el que proyectamos esa temporalidad. Es la caida en el mundo a la que se refiere Heidegger. No solamente el ser se oculta y se encubre en la cotidianidad, también se retira y encubre en la temporalidad y cuando se manifiesta, a través de nuestros actos, opiniones o gestos, acentúa o pone de manifiesto el matiz se irá modificando hasta la despedida. Poero esta temporalidad no es tampoco únicamente subjetiva, es también histórica, o histórico cultural, ya que además de comprendernos individualmente nos aprehende también de un modo colectivo. Este será el tema de próximo comentario.

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