Tus lágrimas pudieron con el miedo y es por eso que ahora
emerjo limpio de tu mirada como un hombre desnudo
apoyándome en fantasmas sólo visibles a las palomas o los benteveos
o los búhos y gorriones que van despoblando la luz de la tarde
Me gustaría entonces que me dijeras algo
me preguntaras por los días y noches de mi ausencia
por mi manera de haber visto los manteles y cubiertos sobre las mesas
y las últimas películas premiadas y destinadas al olvido
o el rugido del mar en las arenas contra las rocas blandas
Tu llanto lavó de sombras sucias el cuerpo imaginado
coincidente sobre todo en ojeras y pestañas y axilas
con el que me persigue en el espejo y es un recio espía de mis preguntas
el manso ser escribidor de prolongadas intenciones
y manos apenas para llegar al ordenador de las ideas
el que solemos entregar a las acreencias de los cuervos inmunes al fracaso
pululando picando estableciendo tablas para medir una porción de cielo
Hizo de mar de olas tu melodioso llanto y pulió mis tristezas
Inútilmente oblicuos intrépidamente sabios de una ignorancia sutil
carcomas de las fruslerías bártulos y sarcomas de plata
de anillos inacabables y crecientes desde los amaneceres hasta los ocasos
pero siempre enamorándonos de mariposas centrales portadoras de primaveras
sumidas y asumidas en y por los neones y las propagandas en vídeos
y las pantallas voraces cuyas bocas comen de todas partes
y enloquecen el éter de radiaciones y tristezas cifradas en los raudos itinerarios de la luz
Sin embargo el fulgor compungido de tus lágrimas iluminó el destierro
Vuelvo al volver la tarde emerjo y me suplanto en el arrabal de los espectros
encendido de niebla y gasa gris de nebulosa esmerilando cristales a diestra y siniestra
dando palos de sombras contra sombras absurdo e irascible y virulento
haciendo las veces de los espantapájaros en las silenciosas soledades
hechas de puros pasadizos de vientos sin nadie contemplando los costados
solo y absurdo y mudo e invisible y virulento y esperando por siempre
las estrellas de agua redimente redoma del melodioso centro de tu llanto.
Amílcar Luis Blanco
pululando picando estableciendo tablas para medir una porción de cielo
Hizo de mar de olas tu melodioso llanto y pulió mis tristezas
Inútilmente oblicuos intrépidamente sabios de una ignorancia sutil
carcomas de las fruslerías bártulos y sarcomas de plata
de anillos inacabables y crecientes desde los amaneceres hasta los ocasos
pero siempre enamorándonos de mariposas centrales portadoras de primaveras
sumidas y asumidas en y por los neones y las propagandas en vídeos
y las pantallas voraces cuyas bocas comen de todas partes
y enloquecen el éter de radiaciones y tristezas cifradas en los raudos itinerarios de la luz
Sin embargo el fulgor compungido de tus lágrimas iluminó el destierro
Vuelvo al volver la tarde emerjo y me suplanto en el arrabal de los espectros
encendido de niebla y gasa gris de nebulosa esmerilando cristales a diestra y siniestra
dando palos de sombras contra sombras absurdo e irascible y virulento
haciendo las veces de los espantapájaros en las silenciosas soledades
hechas de puros pasadizos de vientos sin nadie contemplando los costados
solo y absurdo y mudo e invisible y virulento y esperando por siempre
las estrellas de agua redimente redoma del melodioso centro de tu llanto.
Amílcar Luis Blanco
...iconoclastas van o ven son o tienen en el vacio de la nada sus voces y nos dan o contienen...hermosos versos AMILCAR,recibe un caluroso saludo por tu buen hacer.
ResponderBorrarj.r.s.