
El humo azul del cigarrillo teje
la sombra con sus hilos y repasa
el aire decaido de la casa
y después cual temblor desaparece.
Su cuerpo gris ocupa y estremece
los últimos rincones cuando enlaza
mi cuaderno, mi lápiz y mi tasa
para pedir de nuevo que lo bese.
Absorbo su gaseosa turbulencia,
sin pensar, abstraido, indiferente,
ocupado tan sólo por la ausencia.
Y el momento tan álgido, envolvente,
en esa narcisística querencia,
me vuelve olvido mudo y transparente.
Amilcar Luis Blanco ("Fumando espero". Acrílico sobre lienzo, por Reme)

Acrílico sobre tela de Jesús Risueño.
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