Ese elegir, con dudas, entre penas,
en rauda absolución de lo perdido
porque el tiempo jamás es detenido
y desde atrás empuja sus cadenas;
ese cargar con todas las condenas
para seguir haciendo lo elegido
y a los errores darles un sentido
que ya no es el soñado ni el que ordenas,
se llama Libertad y es relativa
compungida y estrecha, atormentada.
No obstante yergue utópica y votiva
su llama enarbolándose y airada
contra la adversidad y la motiva
siempre su posibilidad desesperada.
Amílcar Luis Blanco (Fotografía de la Estatua de la Libertad en Nueva York)
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