Bicentenario con Cristina a la cabeza.-
Nadie que diga fiesta quiere fiesta
si su corazón está enlutado.
Sólo libre y azul y embanderado
el Pueblo va a la plaza y manifiesta.
Se llena de premuras y se atesta
Abajo y adelante del estrado
Y levanta sus manos sin enfado
Alza su voz y aclama sin protesta
Cuando se siente amado
Porque la que gobierna le contesta
Y es mujer y lo tiene hipnotizado
Cristina, su denuedo vale y presta
Esperanza al anhelo desvelado
De dignidad para su insomne gesta.
Mirá cuando le contemos a los nietos que hoy son chiquitos: yo estuve...yo participé de este bicentenario borracho de euforia, de familias gozosas, de paz, de espacios públicos abarrotados de gente que disfrutó sin romperlos, de música nuestra, latinoamericana, de pueblo moreno, blanco, con lenguas quichuas y guaraníes y con turistas asombrados. Tal vez, si ANTES nos hubiéramos dado permiso para participar y ser parte del todo muchos desmadres se hubieran evitado... Pero de cada crisis salimos más sabios y hoy, estamos poniendo en marcha esa sabiduría.
ResponderBorrarsaludos, amigo.
¡Qué hermoso leerte! Es verdad, nos parecerá mentira haber vivido días de tanto encanto, de tanto fervor de todos los que estuvimos compartiendo la alegría de este bicentenario. La autenticidad sobre todo, lo genuino de las emociones. Un abrazo, Chela.
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