Tú, que sientes la paciencia de amarme,
además y por cierto me iluminas,
dejas tus ascuas de ausencias
clavadas en mis soledades.
Loba, sirena, ninfa, mujer,
pero, amablemente, duna bajo viento,
sensible a la caricia
y tierra en barbecho y piernas de río.
Yo, todo una pupila de cielo abierto
para abrasarte bajo una luz
cuya hoguera se gesta en mi sangre
y no se cansa de mirarte.
La paciencia de amar y ser
enlaza los rincones,
llueve sobre los cuerpos y los une
atándolos a ecos y distancias.
Amílcar Luis Blanco
Amilcar..." LA PACIENCIA DE AMAR "
ResponderBorrarElla al leer en este poema las palabras que has volcado dirigidas a su corazòn...no debe negarse a llegar a tu encuentro y calmar tu soledad.
¡¡¡¡ muy apasionado !!!
un beso
Muy hermoso poema, mi querido Amílcar, hermoso y sosegado. Transmite paz, quizás por ese sentimiento de paciencia del que hablan los versos, aunque no creo que nadie necesite de la paciencia para amarte, pues eres persona tranquila y dulce, de trato amable, llano, respetuoso, considerado...en definitiva, lo que aquí denominamos "un cielo de hombre", y, además, eres poeta. ¿De verdad crees que alguien precisa de paciencia para amarte? Más bien necesitaría de la misma si no pudiera abrazarte y colmarte de cariños y besos.
ResponderBorrarMis felicitaciones para ti y para esa amada que te inspira tanta belleza.
Besitos y feliz semana.
Apasionada, triste en sus ausencias, y sensual, así veo tu poema, Amilcar. El amor y su paciencia. Me ha gustado esa pupila de cielo abierto...
ResponderBorrarUn abrazo
Muchas gracias Doris, me alegro que el poema te haya gustado. Un beso.
ResponderBorrarMuchas gracias Doris, me alegro que el poema te haya gustado. Un beso.
ResponderBorrarComo siempre, querida Mayte, sos sumamente generosa y lo agradezco con el alma, lo mismo el concepto que tenés de mí que me halaga y me impulsa a seguir escribiendo.
ResponderBorrarBesos para tí y feliz semana.
¡Cuánto tiempo hacía que no me visitabas, Carmela! Agradezco muchísimo tus palabras. Un beso.
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