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miércoles, 11 de abril de 2012

MEMORIA DEL AMOR


¡Cómo el amor se recuerda, caminando distraido,
caminando entre la niebla fatigosa del olvido!
Aún cuando debiera odiarte y  siendo que te aborrezco
ando entre torres y  dunas
trasiego patios y lunas,
bajo tu antigua mirada siento que te pertenezco.-

¡Ay doncella de mis días, espigada, de mis noches,
con mi honra maltratada, llagándome de reproches,
azotándome, tajeándome,  tus labios filos de espadas,
regresas a mi memoria
y ardes como vana gloria
y todavía mis manos evoco sobre tus ancas, desesperadas!

Mis manos, sólo mis manos, y la luz sobre tu cuerpo
tañen ocultas campanas si a tu oscuridad me acerco.
De espaldas a mis espaldas y a este paisaje fundida
nos dimos y hurtamos vida,
amándonos, tú aterida,
a mi vigilia voraz, ardiente, fatal y  unida.

¡Ah los besos en las bocas y las lenguas envolventes!
Las nucas que ansiosas viajan como asteroides calientes
a trastiendas de galaxias y embriagan la neutra tierra
que no alcanzó a contenernos
y sólo por padecernos
todavía en el recuerdo nos lleva a vivir en guerra.

Amílcar Luis Blanco  (Pintura "Amor y desamor" por Argos de Ibarra)

1 comentario:

  1. ¡Qué hermoso y doliente poema, Amílcar querido! Además de profundo y sentido, te ha salido con un ritmo que me recuerda a Lorca, como muy andaluz, muy español. Y es que el sur se confunde, el de mi patria y la tuya, pues el sur no entiende de hemisferios, y el amor y el dolor, tampoco.

    Muchos besos, Maestro y muy feliz fin de semana.

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