
¡Ay, si mis voces fueran tu mutismo,
mis silencios, tus manos, te tocaran,
y mis labios callados te besaran
y en tu carne sintieras mi ostracismo!
Mi amor sería un espacio de espejismo
al que sólo a tu ser se avecinaran,
sus mudas perspectivas y te hablaran
para quitarte todo escepticismo.
Si tu hondura y mi hondura se adentraran
como dos claridades de lo mismo,
se harían hontanares que brotaran
de un silencio común; un paroxismo
de unísonos latidos que expulsaran
de nuestro amor los duelos y el abismo.-
Amílcar Luis Blanco
Expulsar el duelo por la acción del amor... qué bello, mi querido Amílcar. Construyes unos sonetos tan profundos, con tanto significado, como hermosos en su forma y sonoridad. No te falta nada para llegar a la categoría de Petrarca ni de Garcilaso, porque ya has llegado, Maestro.
ResponderBorrarBesos, Poeta.