en tormentas que amainan en orillas
de tus muslos y suaves pantorrillas
tu estimulante grupa, surco sin oriente.
Mis palmas ya no alcanzan, ni mi mente,
a tus senos y cárdenas arcillas
y mis besos y lengua son ardillas
jugueteando en tu flor concupiscente.
En tu pozo más lábil, maravillas
encontrarán mis dedos. En la fuente
por la que fugan libres y sin grillas
viejas, eslabonadas, a un poniente,
las acres penas turbias en astillas
y brotan alegrías en lúbrico torrente.
Amílcar Luis Blanco (Pintura de Franklin Ramos)
Muy muy sensual, Amílcar, quien lo lea seguro que sentirá la lubricidad recorrerle al menos mentalmente, lo doy por seguro. Te estás haciendo todo un especialista en la poesía erótica, Maestro.
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