Dos ángeles desnudos se conquistan.
Sacan de sí la sombras, los delirios,
y se rozan de nácares y lirios,
espumas, azucenas, se bienquistan.
Una luna desciende, se despistan,
buscándose entre nieves y martirios
y alientan encendidos como cirios
en un mundo glacial y no se entristan.
Se interpenetran ciegos y se alistan
para guerrear en cuerpos como tirios
contra el frágil afán de los ilirios
como si fuera Troya lo que avistan
y ansiaran fenecer para que existan
en la Nínive astral de los asirios.
Amílcar Luis Blanco ("Sueño del artista invisible" por Augusto Rendón)
Huy, has compuesto un poema con tintes históricos a la par que amatorios, mi querido Amílcar. Muy bellas esas alusiones a troyanos y asirios.
ResponderBorrarBesitos y feliz fin de semana, Maestro.