Allí, en el arrabal de los sentidos,
donde trastos se nublan tú transfieres
los horizontes de no verte, hieres
lírico diapazón, nobles latidos.
Tu rostro me ha quedado entre transidos
recuerdos de otros rostros de mujeres,
en salones y lienzos y placeres
donde yacen relámpagos perdidos,
energías sin cuerpo, delicados enseres,
fotos, postales, llantos repetidos,
y sobre todo sueños y poderes
guardados en hipnóticos olvidos,
en redomas de sol y amaneceres
que han apagado todos sus sonidos.
Amílcar Luis Blanco ("El sueño" por Carlos Correa)
Hola Amílcar, un sueño poderoso que está instalado más allá de tus sentidos, donde se pasea lentamente el amor de ayer.
ResponderBorrarLinda entrada amigo. Un abrazo.
Gracias, Lola. El amor de ayer termina pareciéndose a otros amores confundiéndose con ellos, como los trastos y las cosas de otros tiempos se entremezclan en un desván. Un beso
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