y me enamora y delata
si la bailo con mi negra
y sobre su bruna tez
sólo una ligera bata
le cubre la desnudez.
Ella es una flor intensa
de noche primaveral.
Quiebra la cadera densa
ceñida por un cendal
y entre el vientre y la cintura
menea el centro y apura
tallos de luz y metal.
La oscura tez en sus labios
se vuelve canoa lila
deriva en luna y resabios
y navega en la tranquila
sincopa fiel del tambor
y en el menearse se afila
para después su calor.
Penumbra de rompe y raja
avivada por el fuego
del vaivén que se desgaja;
piernas y pies sin sosiego
viajan en la singladura
y hacen visible lo ciego,
la pasión de la ternura.
Amílcar Luis Blanco
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