El mar sube la espuma, oxida, lanza
contra la lisa piedra sal y yodo
y en su espejo el cielo cae de modo
que hace sentir mandíbulas en danza.
El tiempo siempre fiel a su tardanza,
cabeza de sopor, mete su codo
entre mi cuerpo, arena, viento. Todo
parece responder al mar y avanza.
El sempiterno Poseidón no cansa
su abrazarse a la tierra; suda lodo
y prodiga su fuerza y su confianza
desafiando a las rocas con el nodo
de su tridente de dureza mansa.
El mar es la terrible remembranza.
Amílcar Luis Blanco (“La bendición del mar
de la India ”
Oleo por Fernando Correa)
"El mar es la terrible remembranza." Qué hermoso colofón, amigo mío, tan hermoso como el resto del poema y su profundo significado. De nuevo te felicito, Amílcar, Maestro de poetas...
ResponderBorrarCómo me alegro que te haya gustado el último verso y qué hermoso que lo sientas como yo lo he sentido.
ResponderBorrarUn abrazo y un beso.