Huele sin duda a cielo la mañana.
Guío mis pasos hacia el horizonte.
El viento, los gorjeos, desde el monte,
estallan como sílabas de Diana.
Hablan en una lengua sobrehumana
Y soy el instrumento, la rompiente,
de un sentido sensual y trascendente,
sumido en calma y olas de nirvana.
Respiro sal y sombra, soy la fuente
Surjo desde mi ser, vibro en la gana
del aire, todo brisa transparente.
Mi sentir se hace tiempo, se desgrana.
Transcurre, se desliza y, envolvente,
me engasta en lo fugaz y me devana.
Amilcar
Luis Blanco ("Diana cazadora" Oleo sobre lienzo - Pintura antigua sin fecha definida)
Hermoso soneto Amilcar. Un placer pasar por tu blog y saludarte.
ResponderBorrarUn abrazo
Excelente y precioso soneto, Amilcar. Un placer leerte siempre, amigo poeta.
ResponderBorrarBuen fin de semana y besos. María