Muchas noches querida, lo mismo
que Holofernes,
en tu cuerpo de selva de salvaje cabello
puse ansioso mis besos y hollé tus carnes verdes,
tus ardores dejaron sus flores en mi cuello.
Me hice de fiebre todo para
saciar tu fiebre
Me convertí en un lobo de fauces
asesinas
Y dejé en tus temblores mis
pasiones de orfebre
Para tallar sin fallas tus
ternuras divinas.
Fuiste Judith, aquélla, astuta y
cazadora
Y han llegado tus filos a
traspasar mis ansias
Por eso al cielo ruego, no me
pongas distancias.
No me alejes de tu arco o tu
lanza o tu hora.
Absuélveme del reto contigo
triunfadora
Y hazme así tu trofeo, aun ebrio
y a deshora.
Amilcar Luis Blanco (Pintura de Artemisia Gentileschi)
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