Porque te vas de cuerpo y no consistes
entregada al silencio no consientes
afilada al mareo
Y tu vestido rojo
colgando de la arteria del ocaso
planta tu espalda blanca.
Y tu pie tu mandíbula luciente
los cuartos de tus muslos
tus caderas
Pero metiéndote bajo la luna
tu cabellera noche surte sombras
en un lance de esgrima
Y siempre el blanco en tus manos
hombros codos y cuello
encienden flor y albura entre tus llamas
Por todo lo ya dicho
Aferrado a lo esbelto
detenido a lo largo de tu cuerpo
bailo con vos a lo ancho el tango rojo
Amilcar Luis Blanco
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