Para irme a dormir quiero cada vez
que la noche se abra,
pero también tus labios.
La pausa de tu risa o tu sonrisa,
tus manos como aves,
pero también tus labios.
Para irme a dormir y no quedarme
sólo con el sueño,
hechos de soledad, quiero tus labios.
Para estarme muy quieto,
muy despaciosamente,
esperando tus alas y tus pétalos.
Esas orillas gruesas de tu risa,
muelles de los cansancios
que me dan en la boca.
Para el mar de la sangre que golpea;
olas tibias y frías
contra los bordes de mi vida.
Tus labios solamente,
aunque besen o tiemblen
quiero tus labios.
Amílcar Luis Blanco (Fotografía de Marilyn Monroe)
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